MutafukazAnimación
6.5
1,805
Animación. Acción. Ciencia ficción
Tras un accidente de moto, Angelino, un bala perdida en medio de Dark Meat City, comienza a experimentar violentos dolores de cabeza y extrañas alucinaciones. Al menos eso es lo que él cree, pues quizá sus imaginaciones tienen algo de verdad: unos hombres de negro le persiguen, y Angelino terminará descubriendo algo terrible sobre su propia esencia. (FILMAFFINITY)
16 de abril de 2019
16 de abril de 2019
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Brillante y vistosa cinta de animación franco-japonesa destinada al público adulto, de múltiples guiños y mensajes.
Básicamente, es la historia de unos inadaptados sociales que viven en una ciudad decadente (según el parecer de muchos, Los Ángeles) que les trata como escoria por ser “diferentes”. Uno de ellos, Angelino, sufre un accidente y empieza a ver cosas extrañas que en un principio cree que son alucinaciones, pero conforme se suceden los acontecimientos se dará cuenta de una terrible verdad.
“Mutafukaz” tiene muchos puntos fuertes que no pasan desapercibidos y la hacen destacar sobre la media, entre ellos su estética barriobajera, destartalada y cochambrosa. Dark Meat City es un lugar en el que a nadie le gustaría vivir, sucio, incómodo y peligroso, donde los tiroteos entre bandas están a la orden del día. Angelino y sus amigos viven una existencia diaria ya de por sí muy amarga para que, además, los persigan unos extraños hombres de negro a tiro limpio por toda la ciudad… excusa ideal para disfrutar de unas escenas de acción de factura impecable, al ritmo de una banda sonora de toques electrónicos que parece hecha a medida.
El filme es frenético y adrenalínico, repleto de persecuciones, peleas y disparos que a más de uno le hará recordar los videojuegos de la serie GTA, de la que bebe en grandes cantidades ya no sólo por la acción, sino también por las características de los personajes y los ambientes por los que se mueven. Diseñados al estilo del cómic, más especialmente a la variante shonen (manga japonés juvenil), los personajes podrían funcionar en cualquier anime más simpático y menos violento, en los que se acepta con naturalidad el hecho de que uno de ellos sea una calavera ardiente, pero el contraste entre su imagen infantilizada y su bien definida psicología, con su condición de parias sociales, es realmente llamativo y adecuado con el contexto alocado de toda la obra.
Otra característica es su riqueza en cuanto a referencias. Todos sus fotogramas destilan guiños a la cultura pop, con referencias claras a películas tales como “Están vivos” (1988) o “La cosa” (1982), ambas de Carpenter, entre otras. De esta manera, “Mutafukaz” es de esas cintas que merece la pena verla más de una vez, porque siempre consigues descubrir cosas que se habían pasado por alto en el visionado anterior.
Nishimi y Renard también se permiten meter, en medio de la barbarie de violencia y sangre, mensajes de denuncia social que no dejan de criticar la dejadez de las grandes ciudades respecto al bienestar de los ciudadanos de los barrios bajos, marginándoles y obligándoles a soportar las actitudes racistas y discriminatorias de otros ciudadanos que han tenido más suerte dentro de la misma ciudad. Por si no fuera suficiente denuncia, también hay mensaje ecologista de por medio, con pinceladas al problema del cambio climático.
En resumidas cuentas, estamos ante una de las mejores cintas de animación de los últimos años, con personalidad propia. Muy recomendable.
Básicamente, es la historia de unos inadaptados sociales que viven en una ciudad decadente (según el parecer de muchos, Los Ángeles) que les trata como escoria por ser “diferentes”. Uno de ellos, Angelino, sufre un accidente y empieza a ver cosas extrañas que en un principio cree que son alucinaciones, pero conforme se suceden los acontecimientos se dará cuenta de una terrible verdad.
“Mutafukaz” tiene muchos puntos fuertes que no pasan desapercibidos y la hacen destacar sobre la media, entre ellos su estética barriobajera, destartalada y cochambrosa. Dark Meat City es un lugar en el que a nadie le gustaría vivir, sucio, incómodo y peligroso, donde los tiroteos entre bandas están a la orden del día. Angelino y sus amigos viven una existencia diaria ya de por sí muy amarga para que, además, los persigan unos extraños hombres de negro a tiro limpio por toda la ciudad… excusa ideal para disfrutar de unas escenas de acción de factura impecable, al ritmo de una banda sonora de toques electrónicos que parece hecha a medida.
El filme es frenético y adrenalínico, repleto de persecuciones, peleas y disparos que a más de uno le hará recordar los videojuegos de la serie GTA, de la que bebe en grandes cantidades ya no sólo por la acción, sino también por las características de los personajes y los ambientes por los que se mueven. Diseñados al estilo del cómic, más especialmente a la variante shonen (manga japonés juvenil), los personajes podrían funcionar en cualquier anime más simpático y menos violento, en los que se acepta con naturalidad el hecho de que uno de ellos sea una calavera ardiente, pero el contraste entre su imagen infantilizada y su bien definida psicología, con su condición de parias sociales, es realmente llamativo y adecuado con el contexto alocado de toda la obra.
Otra característica es su riqueza en cuanto a referencias. Todos sus fotogramas destilan guiños a la cultura pop, con referencias claras a películas tales como “Están vivos” (1988) o “La cosa” (1982), ambas de Carpenter, entre otras. De esta manera, “Mutafukaz” es de esas cintas que merece la pena verla más de una vez, porque siempre consigues descubrir cosas que se habían pasado por alto en el visionado anterior.
Nishimi y Renard también se permiten meter, en medio de la barbarie de violencia y sangre, mensajes de denuncia social que no dejan de criticar la dejadez de las grandes ciudades respecto al bienestar de los ciudadanos de los barrios bajos, marginándoles y obligándoles a soportar las actitudes racistas y discriminatorias de otros ciudadanos que han tenido más suerte dentro de la misma ciudad. Por si no fuera suficiente denuncia, también hay mensaje ecologista de por medio, con pinceladas al problema del cambio climático.
En resumidas cuentas, estamos ante una de las mejores cintas de animación de los últimos años, con personalidad propia. Muy recomendable.
9 de enero de 2020
9 de enero de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cómic o novela gráfica como prefieran, con obras como esta o "Spider-Man: Un nuevo universo" -ganadora de un Oscar- o la "Arrugas" patria, ejemplos que me vienen ahora a la cabeza, reivindican con altas dosis de calidad su lugar en la gran pantalla sin tener que reconvertirse en imágen real o CGI. El formato de "viñetas animadas" solo necesita del talento gráfico de sus originales y de directores que sepan dinamizarlas con acierto como es el caso del ilustrador francés RAN -Guillaume Renard- y el japonés Shôjirö Nishimi.
Grata sorpresa pues para un servidor desconocedor de la obra de Renard, basada en su serie homónima con 6 títulos hasta la fecha desde el 2006 al 15, esta trepidante aventura urbana, plagada de una violencia existencial tan absurda como su origines de discriminación social. Preñada de originalidad en su desarrollo narrativo y la concepción de sus personajes principales "Mutafukaz" - parece que significa" Mother fucking" dicho rápidamente - mezcla un hiperrealismo en los detalles que marida casi lisergicamente con unos personajes más cercanos al cartoon tradicional, aderezados con hombres de negro y ciencia ficción en un totum revolutum espídico que a la vez que entretiene nos deja sus recaditos de crítica social. De mother fucking.
cineziete.wordpress.com
Grata sorpresa pues para un servidor desconocedor de la obra de Renard, basada en su serie homónima con 6 títulos hasta la fecha desde el 2006 al 15, esta trepidante aventura urbana, plagada de una violencia existencial tan absurda como su origines de discriminación social. Preñada de originalidad en su desarrollo narrativo y la concepción de sus personajes principales "Mutafukaz" - parece que significa" Mother fucking" dicho rápidamente - mezcla un hiperrealismo en los detalles que marida casi lisergicamente con unos personajes más cercanos al cartoon tradicional, aderezados con hombres de negro y ciencia ficción en un totum revolutum espídico que a la vez que entretiene nos deja sus recaditos de crítica social. De mother fucking.
cineziete.wordpress.com
28 de marzo de 2019
28 de marzo de 2019
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me quedo con el recuerdo que nos evoca de la infancia del video juego donde se recrea el escenario de la película, la gran imaginación para argumentar una película con trasfondo en anime. Anime al que no estoy acostumbrado a ver pero que visualmente y las escenas han sido muy buenas o me lo han parecido a mi, no se hasta que punto la dificultad de recrear todo en dibujo, escenarios y colores, personajes y efectos, me ha sido verdaderamente interesante y entretenida filosofía del la película.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Las cucarachas molan
13 de noviembre de 2019
13 de noviembre de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mutafukaz es una película de animación para adultos, de coproducción franco-japonesa y dirigida por Shojiro Nishimi, una de las figuras clave de la estupenda Tekkonkinkreet, y Guillaume Renaud, autor del cómic del mismo nombre en el que está basada. La cinta, que parece dispuesta desde su primera escena a ofrecer un espectáculo de acción estilizado, ultraviolento y eficaz en su diversión visceral, se ambienta en el entorno barriobajero y peligroso en el que vive un repartidor apocado llamado Angelino, junto con su amigo Vinz, hasta que un día ambos comienzan a ser perseguidos por misteriosos hombres de negro y se verán arrastrados a una vorágine conspiratoria en la que Angelino descubrirá su propia naturaleza y potencial.
Pese a la energía que desprende esta cinta, lo cierto es que no puedo dejar de observar Mutafukaz con una cierta ambivalencia fruto de mis propias preferencias. Su universo referencial no es algo que me atraiga especialmente, y el efectismo que transmite por momentos me pierde. Aún así, sus méritos al respecto son difíciles de denegar, particularmente cuando su historia se deja llevar por la espiral de acción y violencia, por lo intrincado y trabajado de su puesta en escena. En primer lugar con su estética a medio camino entre la propia animación, el cómic y el videojuego, que crea una mezcla excelente aunque en ocasiones agotadora con su composición de planos y golpes de efecto visuales. En segundo, su impresionante animación, fluida, con una estupenda integración de diseños de trazo sencillo y casi caricaturizados con modelos por ordenador en un entorno en el que siempre hay algo en movimiento. Y por último una banda sonora variada en la que destacan muy especialmente sus canciones de hip hop y reggaeton ambientando y mezclándose a la perfección con sus escenas de violencia marginal.
Narrativamente, la película funciona más como una demostración de estilo que homenajea a obras anteriores que como una historia convencional. Ciertamente, se podría mencionar su energía rebelde y contestataria, como también se podrían mencionar sus guiños irónicos a teorías conspiratorias, pero dejando esto de lado su guión es flojo, por momentos con una sensación de inconsistencia y casi de pura improvisación. Pero esto no es necesariamente algo negativo, porque realmente no requiere de nada más. No requiere una historia demasiado coherente, pero sí es lo suficientemente coherente como para sostenerse y permitir que tome protagonismo su verdadera razón de ser, la estilización. Sus personajes son simples, arquetípicos pero eficaces transmitiendo emociones básicas para mover la trama; su conflicto, un vehículo adecuado para la acción y la intriga.
En este sentido, sin embargo, lo que sí daña bastante al resultado global de la cinta son sus diálogos. Y de nuevo, no por simples, directos o estereotipados, sino más bien por su faceta referencial, que en más de un momento se revela torpe y chirría con guiños forzados. Y es que en general mis mayores problemas con Mutafukaz están en su intento de apelar al público con ellos. Es por supuesto loable querer evocar la serie B, al Carpenter ochentero o los videojuegos, pero en esas circunstancias termina por verse como algo demasiado artificial, como de pose, y no ayuda que el guión no esté precisamente inspirado cuando explicita dichas referencias.
Con todo, debo admitir que me cuesta hallar una conclusión global a mis sensaciones. Encuentro mucho que criticar, está claro que en muchos aspectos no termino de conectar con ella porque la ficción en la que se inspira no se encuentra entre mis predilectas, y en cierto modo veo con recelo su constante aplicación de técnicas y derivas efectistas. Por otro lado, ni sus personajes ni su historia me parecen nada especiales, y por sí solos no me engancharían. Pero me gusta. Creo que tiene un ritmo muy adecuado, que gestiona muy bien sus elementos en el espacio narrativo que tiene, para que por ejemplo la acción frecuente de la misma resulte espectacular e intensa sin ser cargante. Su puesta en escena, como he comentado anteriormente, es estupenda, y me gusta su ambientación y su cruda —aunque a veces gratuita y excesiva— estética de la violencia. Y en último término las carencias mencionadas que en otra película harían mella aquí logran crear y mantener una suerte de perfil bajo favorable para el lucimiento de sus puntos fuertes. Mutafukaz está lejos de ser algo que me fascine, pero a pesar de todo, sí me convence.
Texto escrito para Cine Maldito.
Pese a la energía que desprende esta cinta, lo cierto es que no puedo dejar de observar Mutafukaz con una cierta ambivalencia fruto de mis propias preferencias. Su universo referencial no es algo que me atraiga especialmente, y el efectismo que transmite por momentos me pierde. Aún así, sus méritos al respecto son difíciles de denegar, particularmente cuando su historia se deja llevar por la espiral de acción y violencia, por lo intrincado y trabajado de su puesta en escena. En primer lugar con su estética a medio camino entre la propia animación, el cómic y el videojuego, que crea una mezcla excelente aunque en ocasiones agotadora con su composición de planos y golpes de efecto visuales. En segundo, su impresionante animación, fluida, con una estupenda integración de diseños de trazo sencillo y casi caricaturizados con modelos por ordenador en un entorno en el que siempre hay algo en movimiento. Y por último una banda sonora variada en la que destacan muy especialmente sus canciones de hip hop y reggaeton ambientando y mezclándose a la perfección con sus escenas de violencia marginal.
Narrativamente, la película funciona más como una demostración de estilo que homenajea a obras anteriores que como una historia convencional. Ciertamente, se podría mencionar su energía rebelde y contestataria, como también se podrían mencionar sus guiños irónicos a teorías conspiratorias, pero dejando esto de lado su guión es flojo, por momentos con una sensación de inconsistencia y casi de pura improvisación. Pero esto no es necesariamente algo negativo, porque realmente no requiere de nada más. No requiere una historia demasiado coherente, pero sí es lo suficientemente coherente como para sostenerse y permitir que tome protagonismo su verdadera razón de ser, la estilización. Sus personajes son simples, arquetípicos pero eficaces transmitiendo emociones básicas para mover la trama; su conflicto, un vehículo adecuado para la acción y la intriga.
En este sentido, sin embargo, lo que sí daña bastante al resultado global de la cinta son sus diálogos. Y de nuevo, no por simples, directos o estereotipados, sino más bien por su faceta referencial, que en más de un momento se revela torpe y chirría con guiños forzados. Y es que en general mis mayores problemas con Mutafukaz están en su intento de apelar al público con ellos. Es por supuesto loable querer evocar la serie B, al Carpenter ochentero o los videojuegos, pero en esas circunstancias termina por verse como algo demasiado artificial, como de pose, y no ayuda que el guión no esté precisamente inspirado cuando explicita dichas referencias.
Con todo, debo admitir que me cuesta hallar una conclusión global a mis sensaciones. Encuentro mucho que criticar, está claro que en muchos aspectos no termino de conectar con ella porque la ficción en la que se inspira no se encuentra entre mis predilectas, y en cierto modo veo con recelo su constante aplicación de técnicas y derivas efectistas. Por otro lado, ni sus personajes ni su historia me parecen nada especiales, y por sí solos no me engancharían. Pero me gusta. Creo que tiene un ritmo muy adecuado, que gestiona muy bien sus elementos en el espacio narrativo que tiene, para que por ejemplo la acción frecuente de la misma resulte espectacular e intensa sin ser cargante. Su puesta en escena, como he comentado anteriormente, es estupenda, y me gusta su ambientación y su cruda —aunque a veces gratuita y excesiva— estética de la violencia. Y en último término las carencias mencionadas que en otra película harían mella aquí logran crear y mantener una suerte de perfil bajo favorable para el lucimiento de sus puntos fuertes. Mutafukaz está lejos de ser algo que me fascine, pero a pesar de todo, sí me convence.
Texto escrito para Cine Maldito.
3 de junio de 2019
3 de junio de 2019
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El dibujo recuerda a algunas películas anime de los 90, con esa violencia gratuita pero con argumento de fondo.
Quizá lo peor puede ser por qué los personajes son como son y que no se haya explicado pero eso da igual. Es una crítica social absoluta llena de imaginación y ciencia ficción.
No aburre y está llena de acción desde el minuto 1.
Me alegro de que se siga apostando por el dibujo clásico y la animación impactante plasmando la oscura realidad.
Quizá lo peor puede ser por qué los personajes son como son y que no se haya explicado pero eso da igual. Es una crítica social absoluta llena de imaginación y ciencia ficción.
No aburre y está llena de acción desde el minuto 1.
Me alegro de que se siga apostando por el dibujo clásico y la animación impactante plasmando la oscura realidad.
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