Promesa al amanecer
23 de agosto de 2018
23 de agosto de 2018
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si bien la mayoría de las películas comerciales o dirigidas a un amplio nicho de mercado suelen desembarcar en las carteleras en breves intervalos de tiempo alrededor del globo, algunas películas llegan a España meses después de su estreno en su país de origen. Es el caso recurrente del cine francés, del cual nos llegan de continuo oleadas de filmes. El filme que nos ocupa, cine académico de origen literario y gran producción para un público de mediana edad, nos llega medio año después, siendo el primer pase de Alfa Pictures al que acudo. Hablamos de Promesa al amanecer, adaptación de la apasionante historia real de la novela de Romain Gary que recibió cuatro nominaciones a los Premios César. Una película de la que nada sabía, pero cuyo reparto y argumento aparentaba poder ofrecer cuanto menos un relato fílmico ameno y competente. Aún en su faceta más rutinario, el cine francés siempre podrá presumir de un ostentoso saber hacer. Por ello me sumergí en la oscuridad de la sala oscura de los Cines Paz tras haber hecho el mayor esfuerzo posible por no saber prácticamente nada de la película que iba a ver. Y la película que vi superó levemente las expectativas, y ciertamente nos agradó, pero lo hubiera hecho más si no hubiera visto antes decenas de filmes tan similares de cuya estela jamás siquiera pretendió separarse. Un drama de recorrido vital por pasajes históricos de intensidad emocional y fuerza argumental, pero notablemente rutinario en su estilo y ejecución fílmicas. Una película tan fácil de ver y disfrutable como convencional, predecible y levemente olvidable.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El infante de origen ruso Romain Kacew (interpretado por tres intérpretes, siendo Pierre Niney el que le retrata durante más metraje, en su edad adulta) malvive en Polonia durante los años 20 bajo el cuidado de su madre Nina (estupenda Charlotte Gainsbourg). Esta obsesiva e ilusa madre desea para su hijo un futuro de éxitos laborales y artísticos, el cual le hace prometer. A lo largo de su turbulenta existencia, que le llevará a Francia y le hará escritor y aviador durante la Segunda Guerra Mundial, luchará por cumplir esa promesa con el peso de la carga que su madre ejerce. Película clásica de una vida narrada en retrospectiva, llena de aventuras y romance. Cine de alta producción, que luce en su recreación histórica. Estupendo es además el trabajo de su reparto, en concreto las interpretaciones de Romain y Nina. En la intensa relación entre ambos se centra el filme, que da en la diana al trazar la fuerza emocional de sus devaneos, puntos de éxtasis emocional en un filme de compacto tono gris, triste, melancólico. Relato de convincente primera parte, aderezado por un humor refrescante y bien medido, y salpimentado por escenas tan logradas como cierto enfrentamiento en un baño o encuentro en un desierto. Película que basa su interés en el libro que adapta, que recoge las apasionantes vivencias de su autor en su juventud y que bien merecen representación fílmica, por la magnitud de los hechos y su riqueza dramática. Y esta adaptación, cine académico sobrio de eficientes resortes, es muy fiel a ella.
Si bien está filmada con recursos, ni el estilo de realización ni la elección de encuadres son particularmente reseñables. Fea es, a su vez, la paleta de color, y falsos se ven todos los fondos digitales. Pero lo que más frustra frente a todo lo demás es la ausencia de originalidad, de frescura. La película es larga, siempre al borde de resultar pesada, y pierde progresivamente nuestro interés. Es predecible en cada instante, y la banda sonora y devenir acompañado de narración en off la hacen caer en el acomodamiento de su nicho. Una película correcta, sí, pero sin garbo, plana y familiar.
Elegante, melodramática y densa, Promesa al amanecer es una biografía de interés a la par que un filme pesado y tantas veces visto.
Si bien está filmada con recursos, ni el estilo de realización ni la elección de encuadres son particularmente reseñables. Fea es, a su vez, la paleta de color, y falsos se ven todos los fondos digitales. Pero lo que más frustra frente a todo lo demás es la ausencia de originalidad, de frescura. La película es larga, siempre al borde de resultar pesada, y pierde progresivamente nuestro interés. Es predecible en cada instante, y la banda sonora y devenir acompañado de narración en off la hacen caer en el acomodamiento de su nicho. Una película correcta, sí, pero sin garbo, plana y familiar.
Elegante, melodramática y densa, Promesa al amanecer es una biografía de interés a la par que un filme pesado y tantas veces visto.
3 de mayo de 2019
3 de mayo de 2019
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si el espectador, como es mi caso, no conoce la obra, vida y milagros del escritor (entre otras muchas cosas) lituano y perpetuo exiliado Romain Gary (Roman Kacew, 1914-80), la adaptación por segunda vez a la pantalla (la primera fue en el 70 a cargo de Jules Dassin) de su autobiografía homónima publicada en el 60 veinte años antes de pegarse un tiro resultará cuando menos interesante para acercarse al personaje.
Con un diseño de producción potente (estupendas las escenas de guerra) Barbier se ve desbordado ante el torrente de situaciones reales o ficticias en las que se autodescribe el autor y su compleja y patológica relación materno filial. Es difícil encontrar un tono que unifique y Barbier navega muchas veces a la deriva en una travesía que acaba por hacerse larga y dispersa por mucho y notable esfuerzo que pongan sus dos protagonistas principales, sin olvidar el sobresaliente debut del niño Pawel Puchalski que encarna al autor en su infancia.
Buen momento ahora que se acerca el día de la Madre para reflexionar sobre aquellas, como la de Romain, que apuestan a su hijos como si fueran una ficha en la ruleta de la vida, el todo o nada de su propia existencia, aquello que no pudieron conseguir por si mismos y que esperan les sea devuelto con sus descendientes. El amor y las frustraciones personales se entremezclan en un cóctel explosivo que casi siempre defrauda y deja marcado para bien o para mal al vástago de turno. Más si es hijo o hija único como es el caso.
Romain consiguió sobre todo una de las mayores aspiraciones de su madre: ser francés y ser reconocido por La República tanto por sus méritos en la IIGM (Legión de Honor, Héroe de la Liberación) como por su trabajo literario. Ganó dos veces el prestigioso Gouncourt que solo se puede ganar una vez. Se presentó bajo dos identidades. Todo un personaje cuyos capítulos de su vida y obra darían y han dado para otras películas, siempre condicionados por la influencia materna. El 2 de Diciembre de 1980 en su apartamento de París decidió ser el mismo quien pusiese el punto y final a su propia historia.
cineziete.wordpress.com
Con un diseño de producción potente (estupendas las escenas de guerra) Barbier se ve desbordado ante el torrente de situaciones reales o ficticias en las que se autodescribe el autor y su compleja y patológica relación materno filial. Es difícil encontrar un tono que unifique y Barbier navega muchas veces a la deriva en una travesía que acaba por hacerse larga y dispersa por mucho y notable esfuerzo que pongan sus dos protagonistas principales, sin olvidar el sobresaliente debut del niño Pawel Puchalski que encarna al autor en su infancia.
Buen momento ahora que se acerca el día de la Madre para reflexionar sobre aquellas, como la de Romain, que apuestan a su hijos como si fueran una ficha en la ruleta de la vida, el todo o nada de su propia existencia, aquello que no pudieron conseguir por si mismos y que esperan les sea devuelto con sus descendientes. El amor y las frustraciones personales se entremezclan en un cóctel explosivo que casi siempre defrauda y deja marcado para bien o para mal al vástago de turno. Más si es hijo o hija único como es el caso.
Romain consiguió sobre todo una de las mayores aspiraciones de su madre: ser francés y ser reconocido por La República tanto por sus méritos en la IIGM (Legión de Honor, Héroe de la Liberación) como por su trabajo literario. Ganó dos veces el prestigioso Gouncourt que solo se puede ganar una vez. Se presentó bajo dos identidades. Todo un personaje cuyos capítulos de su vida y obra darían y han dado para otras películas, siempre condicionados por la influencia materna. El 2 de Diciembre de 1980 en su apartamento de París decidió ser el mismo quien pusiese el punto y final a su propia historia.
cineziete.wordpress.com
30 de abril de 2019
30 de abril de 2019
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Romain Gary. Menuda vida. Militar, diplomático, novelista, cineasta... Ganador del Goncourt a su propio nombre y con el seudónimo de Émile Ajar, lo cual provocó una acalorada polémica. Seductor impenitente, hechizado por la figura de su madre, su segunda esposa fue la desdichada Jean Seberg, una frágil flor que sucumbió a los efectos de su vida con el genio. Se suicidó en 1979, un año antes que su marido.
Promesa al amanecer es la segunda versión de esta novela autobiográfica de Gary, un canto de amor a su madre, a la relación edípica más enfervorizada que se pueda imaginar. La primera adaptación se debió a Jules Dassin, y mis recuerdos me hablan de una película insufrible, con una Mlina Mercouri pasada de revoluciones que ponía de los nervios al espectador más bregado. No le va a la zaga Charlotte Gainsbourg en esta cinta de Eric Barbier, aunque sospecho que todo se debe a la novela en que se basa. Refiere la infancia de Gary, la insoportable presencia de su madre en todo momento de su existencia, esa pasión de Madre Judía que arrasa todo, invade todo, anula todo, obsesionada por la idea de que su hijo llegará a ser un gran hombre, un gran héroe, un gran literato, lo que sea pero grande. Gary ya en la Segunda Guerra Mundial, alistado en la aviación, un superviviente capaz de desafiar a la muerte en cada una de sus incursiones aéreas. Y, por fin, su triunfo literario, aupado por las cartas de su madre, que en realidad había muerto tres años antes... El ritmo de la película es irregular, el guión avanza algo a trompicones, y las interpretaciones lastran el esfuerzo. porque Pierre Niney tampoco anda fino. En suma, un esfuerzo fallido por diversos motivos.
Promesa al amanecer es la segunda versión de esta novela autobiográfica de Gary, un canto de amor a su madre, a la relación edípica más enfervorizada que se pueda imaginar. La primera adaptación se debió a Jules Dassin, y mis recuerdos me hablan de una película insufrible, con una Mlina Mercouri pasada de revoluciones que ponía de los nervios al espectador más bregado. No le va a la zaga Charlotte Gainsbourg en esta cinta de Eric Barbier, aunque sospecho que todo se debe a la novela en que se basa. Refiere la infancia de Gary, la insoportable presencia de su madre en todo momento de su existencia, esa pasión de Madre Judía que arrasa todo, invade todo, anula todo, obsesionada por la idea de que su hijo llegará a ser un gran hombre, un gran héroe, un gran literato, lo que sea pero grande. Gary ya en la Segunda Guerra Mundial, alistado en la aviación, un superviviente capaz de desafiar a la muerte en cada una de sus incursiones aéreas. Y, por fin, su triunfo literario, aupado por las cartas de su madre, que en realidad había muerto tres años antes... El ritmo de la película es irregular, el guión avanza algo a trompicones, y las interpretaciones lastran el esfuerzo. porque Pierre Niney tampoco anda fino. En suma, un esfuerzo fallido por diversos motivos.
10 de enero de 2020
10 de enero de 2020
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La vida de Romain Gary ha dado y da para varias películas. Esta es interesante de ver por el esfuerzo de producción y por las interpretaciones de Gainsbourg y, menos convincente, Niney, demasiado flaco.
Lo peor es que se extiende demasiado, deteniéndose en escenas que no aportan mucho. El tema casi único, la dependencia del hijo, nos es presentado una y otra vez hasta el cansancio. Un poco de elipsis no hubiera venido mal.
Lo peor es que se extiende demasiado, deteniéndose en escenas que no aportan mucho. El tema casi único, la dependencia del hijo, nos es presentado una y otra vez hasta el cansancio. Un poco de elipsis no hubiera venido mal.
24 de agosto de 2018
24 de agosto de 2018
4 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Y yo me pregunto qué les habrá dado a los franceses por hacer biopic tras biopic cuando a la gente le importa más bien un comino si a Rodin le gustaban las lentejas con chorizo o Thérèse Raquin leía Le Figaro mientras se hacía la permanente, pero venga, a hacer biopics que la gente se lo traga todo.
En esta ocasión le toca a Romain Gary y Pierre Niney, que nos deslumbró en 'Frantz' hace un papel aceptable. Algo más aceptable está Gainsboug (¿Quién no la recuerda en Nymphomaniac? Que estaba para acostarse con ella sin pensárselo!) aunque a veces su papel bascula entre un histrionismo delirante (casi cómico) y un desesperante aire dramático. Yo creo que lo peor de la peli es su duración, se me ha quedao el tanga pegado al short (tío, Barbier, córtate un poco para la próxima) de estar 2 horacas y cuarto ahí metida. Me recordó al Paciente inglés y todo con los aviones paquí y pallá (menudo truñete la del Paciente inglés).
Y lo dejo aquí, ahhh Gainsboug muy bien maquillada! Qué sexy es!
En esta ocasión le toca a Romain Gary y Pierre Niney, que nos deslumbró en 'Frantz' hace un papel aceptable. Algo más aceptable está Gainsboug (¿Quién no la recuerda en Nymphomaniac? Que estaba para acostarse con ella sin pensárselo!) aunque a veces su papel bascula entre un histrionismo delirante (casi cómico) y un desesperante aire dramático. Yo creo que lo peor de la peli es su duración, se me ha quedao el tanga pegado al short (tío, Barbier, córtate un poco para la próxima) de estar 2 horacas y cuarto ahí metida. Me recordó al Paciente inglés y todo con los aviones paquí y pallá (menudo truñete la del Paciente inglés).
Y lo dejo aquí, ahhh Gainsboug muy bien maquillada! Qué sexy es!
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