Dulce y sencilla comedia donde se destaca la versatilidad de un actor, como James Cagney, que generalmente fue encasillado en personajes oscuros y rudos con una moral ambigua, y proclives a la violencia. Por eso, es agradable verlo en papeles singulares como éste, fuera de su registro habitual y comprobar lo bien que lo hacía. Además, si va acompañado por la siempre tierna, bella e inmensa Olivia de Havilland, como soporte y compañera del personaje principal, y una Rita Hayworth, pícara e interesada, mostrando luces de su poderosa presencia que la harían leyenda; con Walsh como director, son cartas de garantía indudable para contemplar esta pequeña joya, un tanto infravalorada, por lo que me he podido dar cuenta. Valores como el amor, la amistad, la superación personal con la particular visión del realizador para mostrar que la felicidad no está en la riqueza, son los principales puntos de la cinta, mezclados con un toque de humor fino y romanticismo suave. Olivia y Rita, ejemplifican dos tipos de bellezas distintas que hacen juego y complementan el tinte feminista, con virtudes y defectos, inherente en la película, que la hacen muy disfrutable y agradable. Film, sencillo, sin pretensiones gigantes, que cumple su función de mostrar dignidades y carencias, soportadas en ese trío grandioso e irrepetible.

Aunque cuenta con James Cagney y luego con Olivia de Havilland, esta película no está a la altura de ellos. Es mi punto de vista.

Él quería dejar de lado los papeles de hombre duro, se retiró de esta productora por ese tema, y años más tarde volvió pero le volvieron a dar papeles de hombres duros. Es por eso, que él estaba interesado en esta película que hacía un poco al paso a chico más romántico.

Lo de Olivia es de juzgado de guardia. Ella que siempre es un personaje más cándido, aquí es más rebelde, e incluso picantona. Y en cambio Rita Hayworth, que siempre la recordamos como picantona y sensual, aquí es la más mojigata. Está claro que con Rita es normal, porque aún era media desconocida, no era la primera opción, y porque fallaron unas cuantes antes, que si no, ella no está aquí. Pero bueno, le sirvió un poco como trampolín, al menos un poco.

La historia no me despierta gran interés, quizás para la época era interesante, había pocas historias, y bueno, está bien filmada, ya que el director es uno de los grandes. Pero al final, me ha dejado un poco frío.

No lo sé, no me convence.
Vaya por delante que me declaro gran admirador de Raoul Walsh, uno de los directores más enérgicos y con un estilo más brillante en el cine.
Soy, también, un gran fan de James Cagney, cuyas diversas interpretaciones de chulo desquiciado, nadie más ha podido emular hasta que llegó, quizás, Jack Nicholson.
Ni qué decir tiene que adoro a Olivia de Havilland ( cada vez más), cuyo dulce rostro era capaz de expresar como nadie todos los sentimientos que se alojan en el alma humana. Una actriz portentosa, no lo suficientemente reconocida.
Y, por supuesto, también me gusta Rita.
Entonces, ¿ por qué esta película me ha dejado con esa sensación insatisfecha?.
Tiene buen ritmo. Mezcla de comedia y drama, buenas interpretaciones, bien narrada. Pero pshhé.
Tendré que echarle la culpa al guion. No está muy definido. Los momentos de comedia siempre están teñidos con amargura o tragedia. Tampoco la crítica que contiene se encuentra muy definida.Se tiñe de amabilidad y bondad.
Entonces, ¿ en qué quedamos?.
No sé, no me gusta el resultado. Todos hacen lo que pueden y muy bien, pero no es suficiente.