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Papicha

Drama Argelia, años 90. Nedjma, de 18 años, estudiante alojada en la ciudad universitaria de Argel, sueña con convertirse en estilista y se niega a que los trágicos sucesos de la guerra civil argelina le impidan llevar una vida normal y salir por la noche con su amiga Wassila. Al caer la noche, se escurre entre las redes del alambrado de la ciudad con sus mejores amigas para acudir a la discoteca donde vende sus creaciones a las ‘papichas’, ... [+]
Críticas 26
Críticas ordenadas por utilidad
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7
10 de agosto de 2020
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
La historia se desarrolla en la Argelia de los años ’90, plena guerra civil (Década Negra). Estamos en pleno conflicto armado entre el gobierno argelino y varios grupos rebeldes islamistas.

En el film, Nedjma, de 18 años, estudiante alojada en la ciudad universitaria de Argel sueña con ser una referencia de la moda y se niega a que los fatales sucesos de la guerra le impidan llevar una vida normal y salir con su amiga Wassila. Ella vende sus creaciones de moda a las papichas (jóvenes guapas argelinas). Pero la situación social y política del país empeora cada vez más. Nedjma en absoluto se somete a las prohibiciones de los musulmanes radicales y decide luchar contra el integrismo en aras a su libertad e independencia, organizando un desfile de moda.

Hay ira, orgullo, mucha reivindicación cocinada a fuego lento y crepitando en el debut cinematográfico de la directora franco-argelina Mounia Meddour, un film muy interesante e intenso sobre un caso en parte real, relacionado con la matanza de un grupo de mujeres que celebraban una demostración de moda en Argelia.

Con un guion de Fadette Drouard y la propia Meddour, vamos asistiendo a la historia de una muchacha que sueña con crear moda y vestir a las chicas de su entorno con los modelos que ella diseña, contraviniendo la imposición integrista de vestir con la hiyab. Nedjma, la protagonista, anhela transformar su pequeño mundo, hacer resistencia ante las imposiciones irracionales.

Brilla con luz propia en una incendiaria actuación Lyna Khoudri en el papel de la heroína de la película, una muchacha que se divierte con cara de niña y que gradualmente se convierte en una guerrera feminista. Está muy muy bien emparejada con Shirine Boutella, su estrecha relación proporciona las escenas más chispeantes de la película. La camaradería femenina está muy bien representada, se siente veraz y genuina, con unas actrices que tienen un encantador vínculo.

La música de Rob acompaña de forma más que oportuna toda la acción. Excelente fotografía de Léo Lefèvre, con un fino uso del fondo y el primer plano en secuencias clave, que dan a estas escenas filmadas límpidamente, un peso dramático adicional. Magnífico diseño de vestuario de Catherine Cosme.

Con la película, la Meddour ha regresado a Argelina para rendir homenaje a todas las mujeres que lucharon en esos años y que apostaron por quedarse peleando por conquistar sus derechos y sus sueños. Meddour ha declarado: “Para mí, la moda que consiste en mostrar y embellecer el cuerpo, es un medio de resistencia contra el velo negro”.

Igualmente, Mouna Meddour ha subrayado la especial persecución que sufrieron artistas, periodistas e intelectuales por parte de los grupos armados de integristas islámicos.

Hace un año más o menos, miles de argelinos, en una de las manifestaciones de “la revolución de la sonrisa”, liderada todas las semanas durante meses por las mujeres argelinas, cuando se enteraron de la cancelación del estreno de la película gritaron con gran fuerza: "¡Liberad Argelia! ¡Liberad Papicha! ¡Liberad el cine!". La cineasta Mouna Meddour rinde homenaje con esta cinta a las mujeres luchadoras, una película vital, llena de energía femenina. Paradójicamente, esta película representó al país en la carrera por el Oscar. Por fin ha llegado a los cines españoles.
9
10 de agosto de 2020
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tenia muchísimas ganas de verla desde que la vi anunciada hace meses en un cine de barrio dónde proyectan cine de autor y me ha dado lo que esperaba y más. Que maravilla.

Tiene momentos que impactan muchísimo, gracias al cómputo de actrices que conforman el magnífico reparto protagonista, todas ellas formidables, siendo capaces de transmitir el sufrimiento y el amor que le profesan a su tierra y lo que esta les devuelve, teniendo que ver cómo el entorno que las ha visto crecer se radicaliza por miedo, en diferentes arquetipos bien integrados narrativamente, sometiendo con vil misoginia a toda mujer que no cumpla lo impuesto. Lo más triste de ello, sin embargo, es que buena parte de esto está también perpetuado y perpetrado por otras mujeres.

A pesar de que creáis o no en algún Dios, hay que tener en cuenta que todas estas agrupaciones de insurgentes y radicales que vemos surgir no dejan de ser grupos fanáticos interpretando la palabra de su Dios (en este caso el Corán de Alá) y sus sagradas escrituras, a su antojo.

Al contrario de lo que pueda parecer es muy agradable como dentro de dicho caos las relaciones humanas cercanas persisten, y prueba de ello es la bonita paleta de colores y delicada fotografía de la película, que llena de vivos colores y luz parajes recónditos de Algeria aún con los terribles sucesos que ocurren, de hecho, no muy lejos de nosotros. Como suele decirse, quién mira a otro lado, forma del problema.

Ya finalizado y como he mencionado, hay momentos acongojantes que te dejan con un nudo en el cuello, los cuales se intensifican gracias también al trabajo de: Mounia Meddour, quién tras las cámaras ha logrado una brillante opera prima y a una increíble Lyna Khoudri en el complejo rol protagonista.

Tened presente su moraleja: Si no piensas, otros lo harán por ti. La lucha empieza en lo más bajo, si nadie tira la primera piedra para resistirse, se perecerá ante el más fuerte, no ante el más sabio.
7
8 de febrero de 2020
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Papicha” es como se les dice a las mujeres jóvenes en Argelia, y es e título también de la primera película de la directora argelina con residencia en Francia, Mounia Meddour.

La historia se ubica en los años 90, momento complicado para las chicas que viven en Argelia ante un gobierno cada vez más autoritario que empieza a implementar un islamismo extremo, en un período conocido como la década oscura.

Nedjma (Lyna Khoudri), es una joven que junto a su grupo de amigas quiere salir de noche y divertirse, pero para ello deben tener demasiados cuidados por si son detenidas en algún retén, ella estudia letras francesas, le encanta la música y sueña con diseñar ropa, por lo que aprovecha sus salidas para vender sus propios diseños junto a sus amigas en la discoteca que frecuentan.

Pero a diferencia de sus amistades o conocidos, Nedjma no sueña con abandonar su país sino por el contrario, tiene la esperanza de que la situación cambie y se le permita cumplir sus sueños en su propia tierra.

Esta primera película de Meddour narra el proceso que deberán vivir chicas como Nedjma y sus amigas, de ser unas jóvenes rebeldes e inconformes con la situación en la que viven, donde deben defender su derecho a estudiar otro idiomas en una situación donde el riesgo llega a ser perder a vida, a convertirse en mujeres que crean una conciencia del horror que se vive en su sociedad, que las lleva a replantearse el como seguir con su vida.

Meddour logra una película llena de vigor y emotiva, que se torna necesaria en un momento como en el que vivimos, donde las mujeres han decidido levantar la voz ante los innumerables atropellos que suelen soportar, y a pesar de ser una historia ambientada en un país lejano que ha sufrido un cambio en el tiempo transcurrido, es un tema lamentablemente vigente em otros territorios y que encuentra muchas similitudes con problemas que nos son más cercanos.

https://tantocine.com/papicha-nina-hermosa-de-mounia-meddour/
5
6 de agosto de 2020
8 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
El proceso de visionado y análisis de la película que nos ocupa se ha dilatado de manera excepcional en el tiempo. Un caso mas de tantas películas sociales de naciones desfavorecidas tan bienvenidas en nuestra cartelera, avalada en este caso por su recorrido festivalero. Filme que venía de recibir reconocimientos en los Premios César, y que también fue aplaudida en la última Seminci, donde no pude verla por haberse proyectado una vez ya había partido. Bteam pictures se disponía a estrenarla en toda España a principios de abril, y se dio ya antes del caos un suceso muy poco habitual. Si los pases de prensa acostumbran a celebrarse una o dos semanas antes de la llegada a salas, pude ver la película en un pase organizado con más de un mes de antelación al estreno. En estos momentos, al igual que tantos otros estrenos, la película se encuentra en el limbo, a la espera de una llegada a las salas que puede demorarse meses. Es imposible vaticinar cuando podréis leer estas líneas, pero es conveniente dejarlas ya escritos. Me refiero a Papicha, película argelina de Mounia Meddour que se presentó en la sección Un certain regard del último Cannes. Película de temas muy oportunos, y cuya vigencia en la agencia social le daban argumentos para su inclusión en cualquier festival. Escasas referencias, pero sin argumentos ni motivos que invitaran a sospechar desagravios. Por lo que acudí a descubrir la obra sin expectativas definidas pero una sana curiosidad. Y se trata de un filme estimable, pero de alcance corto. Un grito de candente energía pero de formas poco definidas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Años 90 en una Argelia en proceso de transformación. La estudiante Nedjma, residente en una residencia universitaria, desea ser modista. En un contexto convulso, de estudiantes encerradas, guerra civil a punto de estallar y fanatismo religioso machista a flor de piel, Nedjma no se dejará amedrentar a la hora de llevar a cabo un desfile con sus propias creaciones. Drama social feminista sobre el calvario opresor que deben superar las mujeres a diario en países de religión islámica. Un alegato de alegría y libertad contra el odio y la censura, una narración de energía y amistad ante la ignorancia y el temor. Película bien interpretada, en la que un buen trabajo de casting nos descubre a una Lyna Khoudri magnética. El mensaje es de una vigencia e importancia imperiosa, y es posible tras los primeros retazos de descripción conectar con las mujeres protagonistas y con la lucha de Nedjma. La tragedia late inherente sin cargar las tintas, acumulándose la tensión hasta estallar en un clímax de desgracia impactante e intenso. Un filme estimable, de nobles intenciones y suficiente carga de costumbrismo para dotarlo de verdad y naturalidad. Aún cuando estamos más familiarizados con esta geografía, el retrato de la cultura argelina es preciso y rico.

Si bien la historia nos atrapa de primeras, en los primeros minutos es inevitable sentirse agredido por la torpeza con la que la película está filmada. Su frenético montaje aguanta cada plano unos pocos segundos, y al estar estos grabados con una cámara en mano innecesariamente temblorosa en ocasiones nos mareamos ante lo que estamos viendo, deseando poder saborear alguna imagen. No hay un estilo definido, no hay mensajes expresivos que aporten las imágenes, la puesta en escena es incapaz de aportar más lecturas a la denuncia intrínseca del argumento. Y aunque la premisa y argumento funcione, tanto su desarrollo como su desenlace se llevan a cabo dentro de una convencionalidad rutinaria. Una de tantas películas que comprendemos que se programen, pero que no ofrecen prácticamente ningún argumento para trascender de cara a la cinefilia mas allá del contexto social que la empuja a existir. Si bien hace veinte años nos habría impresionado mucho, ahora necesitamos más.

Feminista, bien intencionada y alegórica, Papicha transmite un alegato que emociona pero que no consigue traspasar más allá de su mensaje de denuncia.
8
22 de febrero de 2020
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
En los últimos años películas de jóvenes directores occidentales ha conquistado los festivales más importantes del mundo con obras de carácter crítico que permiten al público entender y digerir lo que ha sucedido en sus países en los últimos 25 años. Esta nueva generación es consciente de que el extremismo y fundamentalismo que tanto daño ha ocasionado, no debe volver a repetirse. Los fascismos de cualquier índole, las dictaduras independientemente de su lugar de origen o las variantes de represión comienzan siempre por los grupos minoritarios para terminar concentrando mayores cuotas de poder y representación social como lo ha sido siempre y aún más durante la guerra civil de Argelia en 1990 donde se desarrolla esta historia.

Para entrar en contexto socio-político, el estado argelino después del declive electoral que amenazaba con poner a un partido islamita en el poder, trato de luchar contra los rebeldes empeñados en la yihad y la instalación de una república islámica. Esto provocó la muerte de miles de civiles y el cambio de las costumbres sociales relativamente liberales debido a la continua amenaza de violencia y de propaganda religiosa.

Las Papichas, término utilizado para referirse a las jóvenes argelinas liberadas y de dinámicas “libidinosas”, son las protagonistas de este enérgico drama con poderosas actuaciones en las que gradualmente un grupo de jóvenes toman la decisión de rebelarse organizando un desfile de modas contra la creciente ola islamita y la preservación de sus cuestionables tradiciones. Vale la pena resaltar que esta historia es libremente basada en hechos reales.

Esta película va más allá de ser considerada una obra de etiqueta feminista, la directora rusa Mounia Meddour, nos habla sobre la limitación de las libertades con unas poderosas escenas en las que la auto expresión femenina es negada y empañada por enemigos sociales y políticos, así como por sus amigos más cercanos.

De manera ingeniosa la ropa y los textiles son el hilo conductor en los que por medio de metáforas sutiles e ingeniosas tanto en la escritura como en la fotografía logran introducirnos en las amistades femeninas, la solidaridad fraternal y las posibles reacciones ante el cambio social forzado. El trabajo muy bien logrado de la cámara en mano, nos permite observar desde su primera secuencia a mi parecer la mejor lograda del film como Nedjma y sus amigas transitan de una resistencia pasiva y de atmósfera claustrofóbica a una progresiva toma de conciencia y apertura visual enfocada en lo superficial de los cuerpos, la feminidad y las acciones que impulsan nuestra simpatía hacia los personajes. Las sorpresas que depara la película principalmente en su tercer acto son de los momentos más estimulantes y ácratas de todo el film.

El señalamiento crítico de la directora mantiene toda su vigencia en la mayor parte del mundo islámico, revelando de paso la carga de intolerancia misógina que aún prevalece en muchas sociedades occidentales y que explica las crecientes revueltas femeninas en las calles. Desde esta perspectiva, Papicha es una obra para cualquier tipo de público, dejándonos una reflexión que cobra una importancia en la actualidad irrebatible
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