3:19
5.0
705
Comedia. Drama
¿Y si todo en la vida sucede por mera casualidad? ¿Y si no podemos escapar al destino? ¿Qué tiene en común Galois, Bauhaus y La insoportable levedad de ser? ¿Y si el sudor de nuestra frente nos puede salvar del polvo al que inevitablemente volveremos? Esta película plantea estas preguntas y muchas más. 3:19 es una historia sobre la amistad, el amor y el humor. (FILMAFFINITY)
13 de mayo de 2011
13 de mayo de 2011
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo que si analizara cada situación en la que he estado inmiscuido, concluyo y reitero la conclusión de este filme: ser el precursor de mi destino, donde la casualidad ha sido empleada más que por raciocinio, por costumbre y creer en el azar. Hoy hago una retrospectiva en especifico acerca del lugar donde me encuentro laborando, y con certeza me apego a lo expuesto en 3:19 con respecto a las enunciaciones planteadas por Saadia acerca de las causas y no de la casualidad.
Con la particularidad de entrelazar dos tramas a destiempo el cineasta, hila la famosa casualidad de manera particular, aunque un poco enredosa y apática, la cual se refleja en todos los personajes. No veo angustia, entusiasmo o enojo, amor o atracción, le falta un dechado expresiones a muchas de las escenas que lo requieren. Lo anterior puede generar el desinterés de los espectadores, reclamo de muchos comentarios aquí publicados y restarle posibilidades para que más gente pueda verla.
Para la poca fortuna de Saadia su guión no supera lo interesante, mientras que la música integrada en cada escena ha robado la atención; aquí el elemento destacable no es parte del conjunto, pero sí de un valor agregado. La forma de abordar la temática jamás es con la comedia dramática, y la conduce al simple drama desangelado.
Como con un dado 3:19 tira y no por azar a la casilla de sin pena ni gloria, no por la casualidad, sino por la falta de entusiasmo, dedicación y ganas de querer destacar.
Con la particularidad de entrelazar dos tramas a destiempo el cineasta, hila la famosa casualidad de manera particular, aunque un poco enredosa y apática, la cual se refleja en todos los personajes. No veo angustia, entusiasmo o enojo, amor o atracción, le falta un dechado expresiones a muchas de las escenas que lo requieren. Lo anterior puede generar el desinterés de los espectadores, reclamo de muchos comentarios aquí publicados y restarle posibilidades para que más gente pueda verla.
Para la poca fortuna de Saadia su guión no supera lo interesante, mientras que la música integrada en cada escena ha robado la atención; aquí el elemento destacable no es parte del conjunto, pero sí de un valor agregado. La forma de abordar la temática jamás es con la comedia dramática, y la conduce al simple drama desangelado.
Como con un dado 3:19 tira y no por azar a la casilla de sin pena ni gloria, no por la casualidad, sino por la falta de entusiasmo, dedicación y ganas de querer destacar.
7 de agosto de 2013
7 de agosto de 2013
0 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
He aquí un claro ejemplo de una película que, si tuviese otra nacionalidad que no fuera la española, habría ganado premios a troche y moche en todo tipo de festivales y galas y habría gustado a todo el mundo. Pero ¡ay! tiene la desgracia de ser española... y eso es algo que muchos aficionados al cine de nuestro país no perdonan...
Miguel Ángel Silvestre, Félix Gómez y Juan Díaz. Tres caras conocidas de la pequeña pantalla, los dos primeros además sex-symbols patrios.Tontería para adolescentes, dirán algunos. Producto salido a la sombra de la inmensa popularidad de Silvestre años atrás, dirán otro.
Tonterías. 3:19 es mucho más que eso, y sobre todo es una película que sorprende continuamente.
El largometraje del mexicano Dany Saadia no busca el éxito fácil. Muy al contrario, sería difícil encontrar una película más arriesgada, outsider y conscientemente rara que esta. Y no porque sea difícil de entender o hable de temas marcianos. La historia es un retrato del dolor de la enfermedad, lo que queda después de la muerte, el amor, la verdadera amistad y sobre todo el claro debate que se plantea acerca de la casualidad y el destino, sobre si existen, donde están las fronteras de una cosa y otra, y cómo influyen en nuestras vidas. Pero Saadia habla de todos esos temas, que no son nada nuevo bajo el sol, desde un prisma original y brillante, desgajando la historia sin prisas, dejando que los personajes que en principio parecían secundarios (principalmente Eric, Andy y Lisa) adquieran poco a poco un protagonismo único e imprescindible para la historia. Y, sobre todo, Saadia tiene el atrevimiento de meter por medio una película dentro de la película, contándonos la historia del matemático Galois mediante una animación tremendamente efectiva y visualmente atrayente.
Durante su primer tercio, 3:19 es una película dura, muy trágica, muy difícil de ver por lo que se nos cuenta, pero tras esos primeros compases tan terribles, todo se transforma en una maravilla de sensibilidad y pura magia cinematográfica, que es lo que despliega Dany Saadia en los 40 minutos restantes. No se trata de que su dirección sea na obra maestra o que no se nos haya contado mejor esta historia antes. Pero la película tiene algo que no se puede definit, algo muy muy especial que engancha y conmueve sin resultar nunca cursi, facilona o forzada en su emotividad. A esto ayudan unos protagonistas realmente fantásticos. Juan Díaz, muy simpático y como siempre solvente en su aporte secundario. Bárbara Goenaga resulta particularmente natural, creíble y adorable en su muy bien trabajado personaje. Pero son Silvestre y Gómez los que merecen los mayores halagos: el primero porque da un golpe encima de la mesa y demuestra que es mucho más que el fenómeno de fans del famoso Duque con una interpretación conmovedora y llena de matices, sinceridad y una vulnerabilidad inédita en él. Y Félix Gómez porque sigue siendo uno de los mejores actores jóvenes de este país y es uno de esos intérpretes que hacen creer que la interpretación es un trabajo fácil con el talento, el carisma y la magia que despliega en cada segundo. Ya puede ser un señorito rico de los años 30, un torero pijo y egoísta, un antiguo oficial franquista, un joven de instituto, un criado decimonónico, un famoso cantante o un famoso asesino. El espectador se lo cree todo, porque aporta una enorme verdad a todos sus trabajos.
En definitiva, excelente cine español, hecho con riesgo, talento y sobre todo una sensibilidad extrema. Por supuesto, cada cual tendrá su opinión sobre ella, pero no deja indiferente y tiene una historia que se siente y se vive como si fuera la propia. Simple y llanamente, una hermosura de película.
Lo mejor: Los cuatro protagonistas
Lo peor: El ritmo es algo lento durante los primeros 50 minutos, y lo que se cuenta es tan duro que cuesta mucho verlo.
Miguel Ángel Silvestre, Félix Gómez y Juan Díaz. Tres caras conocidas de la pequeña pantalla, los dos primeros además sex-symbols patrios.Tontería para adolescentes, dirán algunos. Producto salido a la sombra de la inmensa popularidad de Silvestre años atrás, dirán otro.
Tonterías. 3:19 es mucho más que eso, y sobre todo es una película que sorprende continuamente.
El largometraje del mexicano Dany Saadia no busca el éxito fácil. Muy al contrario, sería difícil encontrar una película más arriesgada, outsider y conscientemente rara que esta. Y no porque sea difícil de entender o hable de temas marcianos. La historia es un retrato del dolor de la enfermedad, lo que queda después de la muerte, el amor, la verdadera amistad y sobre todo el claro debate que se plantea acerca de la casualidad y el destino, sobre si existen, donde están las fronteras de una cosa y otra, y cómo influyen en nuestras vidas. Pero Saadia habla de todos esos temas, que no son nada nuevo bajo el sol, desde un prisma original y brillante, desgajando la historia sin prisas, dejando que los personajes que en principio parecían secundarios (principalmente Eric, Andy y Lisa) adquieran poco a poco un protagonismo único e imprescindible para la historia. Y, sobre todo, Saadia tiene el atrevimiento de meter por medio una película dentro de la película, contándonos la historia del matemático Galois mediante una animación tremendamente efectiva y visualmente atrayente.
Durante su primer tercio, 3:19 es una película dura, muy trágica, muy difícil de ver por lo que se nos cuenta, pero tras esos primeros compases tan terribles, todo se transforma en una maravilla de sensibilidad y pura magia cinematográfica, que es lo que despliega Dany Saadia en los 40 minutos restantes. No se trata de que su dirección sea na obra maestra o que no se nos haya contado mejor esta historia antes. Pero la película tiene algo que no se puede definit, algo muy muy especial que engancha y conmueve sin resultar nunca cursi, facilona o forzada en su emotividad. A esto ayudan unos protagonistas realmente fantásticos. Juan Díaz, muy simpático y como siempre solvente en su aporte secundario. Bárbara Goenaga resulta particularmente natural, creíble y adorable en su muy bien trabajado personaje. Pero son Silvestre y Gómez los que merecen los mayores halagos: el primero porque da un golpe encima de la mesa y demuestra que es mucho más que el fenómeno de fans del famoso Duque con una interpretación conmovedora y llena de matices, sinceridad y una vulnerabilidad inédita en él. Y Félix Gómez porque sigue siendo uno de los mejores actores jóvenes de este país y es uno de esos intérpretes que hacen creer que la interpretación es un trabajo fácil con el talento, el carisma y la magia que despliega en cada segundo. Ya puede ser un señorito rico de los años 30, un torero pijo y egoísta, un antiguo oficial franquista, un joven de instituto, un criado decimonónico, un famoso cantante o un famoso asesino. El espectador se lo cree todo, porque aporta una enorme verdad a todos sus trabajos.
En definitiva, excelente cine español, hecho con riesgo, talento y sobre todo una sensibilidad extrema. Por supuesto, cada cual tendrá su opinión sobre ella, pero no deja indiferente y tiene una historia que se siente y se vive como si fuera la propia. Simple y llanamente, una hermosura de película.
Lo mejor: Los cuatro protagonistas
Lo peor: El ritmo es algo lento durante los primeros 50 minutos, y lo que se cuenta es tan duro que cuesta mucho verlo.
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