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Cartas a Dios

Drama Oscar es un niño de diez años que está internado en un hospital infantil. Ni sus padres ni los médicos se atreven a decirle la verdad sobre su enfermedad. Sólo Rose, la repartidora de pizzas, una mujer de bruscos modales, es capaz de ganarse su confianza y entretenerlo. Un día, le propone un juego: imaginar que cada día que pasa equivale a diez años, de modo que, en unos días, Oscar alcanzaría una larga vida. Además, para conseguir que ... [+]
Críticas 20
Críticas ordenadas por utilidad
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7
10 de abril de 2011
10 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
A mi me ha recordado un poco a Amèlie, pero en triste. La estética chillona y el aire atemporal, ayuda a que el dramatismo que el argumento conlleva, te haga hacer pucheros pero sin hipos. Hay algunas escenas fellinianas que en un primer momento casi te sobran pero que, concluida la película, entran en contexto. Sin duda vale la pena ir a verla.
pat
7
19 de junio de 2011 4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Oscar, un niño de diez años que está internado en un hospital infantil, sus padres, la repartidora de pizzas y un cartero; son los personajes que alrededor de las cartas del chaval a Dios, nos obliga a replantear qué es la vida y hacia donde vamos mientras vivamos en esta tierra.

¡Qué las cartas a Dios! No es otra cosa que la metáfora sobre la conversación con uno mismo y la vida interior capaz de descubrir una subsistencia, si no mejor, sí llena de matices sobre el dolor y la alegría.

Además, el cineasta francés Eric-Emmanuel Schmitt, si bien logra una historia lacrimógena, no diseña en su discurso planteamientos panteísta alguno: La ley natural, la existencia y el universo (la suma de todo lo que fue, es y será) se representa por medio del concepto teológico de "Dios". En este contexto, todo lo contrario, en mis humildes conceptos, a “El árbol”, de Julie Bertucelli.
9
22 de noviembre de 2011 4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
He calificado esta como muy buena porque nos enseña que la vida es para vivirla día a día, como un regalo que los dioses o lo que sea que hay o se supone que debe haber, nos hace cada día. Cada despertar por la mañana es renacer a la luz o la muerte, al amor o al odio, a la salud o la enfermedad. Soledad, mujeres, familia, amistad, sexo, salud, dinero, trabajo, etc; son conceptos (además de meras palabras) que pueden alcanzar la inefabilidad. Son palabras que hay que dibujar en el complejo universo neuronal de nuestro cerebro con letras MAYÚSCULAS BIEN CLARAS COMO LOS CARTELES LUMINOSOS DE NEÓN DE MODO Y MANERA QUE LAS LETRAS, AL SER TAN GRANDES, NO CABEN EN NUESTRA MENTE Y DEBEN IR PASANDO DE UNA EN UNA. No importa lo longevos o efímeros que seamos, lo verdaderamente importante es el momento presente y las presencias físicas o espirituales con las que compartamos o dejemos de compartir esos segundos, minutos, horas... Pero ésto que expreso hay que ubicarlo dentro de un contexto temporal: sin PASADO no hay recuerdos ni buenos ni malos -de ambos se aprende, sobretodo de los segundos. EL FUTURO es incierto, desconocido..."asusta como las profundidades abismales o abisales: pavor, esperanza -paupérrima, a veces, prostituta que va vestida de verde-. Oh, my God!
7
30 de abril de 2012 4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Cartas a Dios” (Oscar et la dame rose) es una película muy artística y aleccionadora. Es una producción francesa que fue dirigida por Eric-Emmanuel Schmitt en 2009 y cuenta con las espléndidas actuaciones de Michele Laroque, Max Von Sydow y la revelación infantil Amir Ben Abdelmoumen.

Se trata de un conmovedor drama con tintes de comedia y fantasía, nos presenta la historia de “Oscar”, un niño de diez años de edad, el cual sufre de cáncer terminal y está internado en un hospital junto con otros niños que padecen diversas enfermedades. Los padres de Oscar han entrado en un choque emocional por la noticia y se han distanciado de él, pero una vendedora de pizza, quien reparte su producto en el hospital, simpatiza con el niño, por lo cual el médico de Oscar le pide a ella que asista al pequeño durante los últimos días de su vida. Juntos, la vendedora y el niño, recorrerán un camino de mutuo aprendizaje, en donde ella descubrirá su reprimido aspecto maternal, y él afirmará su fe, amor y valor, mediante la redacción de cartas dirigidas a Dios, a sugerencia de su amiga y guía espiritual.

“Cartas a Dios” es una película muy valiosa, no sólo por su calidad artística, sino por las enseñanzas que nos da sobre tanatología y espiritualidad. Su historia nos ayuda a comprender los sufrimientos de los enfermos terminales y nos motiva a asistirlos con amor; también nos hace valorar la vida, la paternidad y la amistad; más aún, nos anima a dialogar con Dios, no para reclamarle por nuestras tribulaciones, sino para poner nuestro destino, cualquiera que éste sea, en sus manos, porque es el mejor lugar en donde puede estar.
8
6 de marzo de 2013 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tiene que haber cine así, para compensar tanto Tarantino y compañeros.
Película de buenos y verdaderos sentimientos, contados de forma divertida y amena. Con un niño que trabaja como pocos y una Michèle Laroque, llena de frescura y de naturalidad.
Y, sí, con religión, porque es algo tan de democrático que lo practica el 90 por ciento de la humanidad.
Ha de haber de todo y gracias a este director por haberse atrevido donde pocos lo hacen.
Claro que se llora, ¿ y qué? A veces lo lacrimógeno es lacrihermoso.
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