Cimarrón
1960 

6.8
2,720
Western
Año 1889. Millares de pioneros ansiosos de colonizar nuevas tierras se dirigen hacia el punto de partida de la gran carrera que ha de abrir el territorio de Oklahoma a la civilización. Entre ellos se encuentra Yancey Cravat y su mujer Sabra, que ha decidido dejar la ciudad y acompañar a su marido en esta aventura. Nueva adaptación de la novela de Edna Ferber, ya llevada a la gran pantalla en 1931 por Wesley Ruggles, con Richard Dix e ... [+]
6 de julio de 2012
6 de julio de 2012
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gracias, Mann. Gracias por esta película. Cuando llevaba una racha insoportable de malísimo cine clásico, me encuentro con esta joya de los sesenta para recordarme por qué siempre me ha gustado lo clásico. Un diamante en medio del fango, aunque parece que pocos (vista el número de críticas que tiene y la nota que se le da) se han dado cuenta.
«Cimarrón» no es un sólo western, o mejor: es más que un western. «Cimarrón» es, por encima de todo, una historia de amor. Una gran historia de amor que impresiona desde el primer minuto hasta el último. Una historia de amor verdadero, una historia de un hombre y una mujer condenados a amarse, a volverse locos mutuamente, a herirse sin querer, a desearse sin medida, a esperarse, a encontrarse, a sentirse en la cercanía y en la distancia. «Cimarrón» es un larga, profunda, amarga y hermosa declaración de amor a dos bandas, donde unos inmensos Glenn Ford y Maria Schell forman una de las parejas más conmovedoras del Cine.
Como conflicto que sustenta toda la película la lucha entre lo práctico y lo idealista, entre el beneficio y la fidelidad a unos principios. En este caso, ella es la mujer de negocios y él el aventurero que quiere arreglar el mundo. Él es el que lucha por todos y por nadie, y ella la que antepone su familia al mundo entero. Decir quién está en lo cierto es casi una traición a este maravilloso matrimonio, porque eso sería culpar a uno y liberar al otro. Ambos son sensacionales, cada uno a su manera, con un retrato de personajes absolutamente genial, sin una falla.
Diría que el único error que comete es el paso del tiempo, es decir: narrar veinte años en la vida de unas personas siempre tiene sus complicaciones, aunque también es cierto que Anthony Mann lo resuelve con mucho estilo. Así, tiene una primera parte estupenda, pero a medida que las canas van apareciendo la historia parece perder algo de alma. Luego, en la recta final, vuelve la apoteosis.
Y, por supuesto, también hay duelos, indios, tierras inmensas, forajidos, tiroteos, rifles, caballos, aridez, salones de vida alegre, caballeros y canallas; petróleo, pueblos, ciudades y periódicos. Toda una vida, una sociedad y una época retratada en unas horas.
Gracias, Mann, por el gran cine clásico.
«Cimarrón» no es un sólo western, o mejor: es más que un western. «Cimarrón» es, por encima de todo, una historia de amor. Una gran historia de amor que impresiona desde el primer minuto hasta el último. Una historia de amor verdadero, una historia de un hombre y una mujer condenados a amarse, a volverse locos mutuamente, a herirse sin querer, a desearse sin medida, a esperarse, a encontrarse, a sentirse en la cercanía y en la distancia. «Cimarrón» es un larga, profunda, amarga y hermosa declaración de amor a dos bandas, donde unos inmensos Glenn Ford y Maria Schell forman una de las parejas más conmovedoras del Cine.
Como conflicto que sustenta toda la película la lucha entre lo práctico y lo idealista, entre el beneficio y la fidelidad a unos principios. En este caso, ella es la mujer de negocios y él el aventurero que quiere arreglar el mundo. Él es el que lucha por todos y por nadie, y ella la que antepone su familia al mundo entero. Decir quién está en lo cierto es casi una traición a este maravilloso matrimonio, porque eso sería culpar a uno y liberar al otro. Ambos son sensacionales, cada uno a su manera, con un retrato de personajes absolutamente genial, sin una falla.
Diría que el único error que comete es el paso del tiempo, es decir: narrar veinte años en la vida de unas personas siempre tiene sus complicaciones, aunque también es cierto que Anthony Mann lo resuelve con mucho estilo. Así, tiene una primera parte estupenda, pero a medida que las canas van apareciendo la historia parece perder algo de alma. Luego, en la recta final, vuelve la apoteosis.
Y, por supuesto, también hay duelos, indios, tierras inmensas, forajidos, tiroteos, rifles, caballos, aridez, salones de vida alegre, caballeros y canallas; petróleo, pueblos, ciudades y periódicos. Toda una vida, una sociedad y una época retratada en unas horas.
Gracias, Mann, por el gran cine clásico.
14 de agosto de 2012
14 de agosto de 2012
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Leyendo las estupendas críticas sobre la película, solo me queda aplaudir... y poner un cierto contrapunto. Coincido con la crítica que habla de que podía haber dado para más, pero es que entonces la cinta hubiera durado un mes.
Por centrar mis peros, hablaremos de, por ejemplo, Tom Wyatt. En el fondo ¿no representa el estilo de vida "típicamente americano"? Un hombre hecho a sí mismo, que sufre para conseguir hacerse un sitio, y al final es rico y poderoso. Tan poderoso que olvida sus propios sufrimientos, la ayuda que otras personas le brindaron (empezando por Cimarrón), y que da rienda suelta a su propia codicia, sin importarle a quién hunde en la miseria.
¿A nadie le suena esta historia? ¿Y si digo Lehman Brothers? ¿Subprime? ¿No es la codicia el denominador común siempre?
Pues bien, mi pero a la película es la superficialidad con la que se trata este aspecto oscuro de Tom, hasta el punto de que lo vemos al final siendo tan respetable como el que más... y con la amistad de Sabra incluida. Por cierto, casualidad: ¿Alguién es capaz de recordar cómo han acabado los principales promotores de esta crisis? Exacto: ricos e indemnes.
De ahí mi crítica a este aspecto, simplemente porque da la sensación de que, así como el racismo trata de "compensarse" mediante actos vindicativos (la niña acaba casándose con el hijo de Cimarrón, la madre es acogida por la família), en el caso de la codicia parece que no hay castigo, sino recompensa.
Por centrar mis peros, hablaremos de, por ejemplo, Tom Wyatt. En el fondo ¿no representa el estilo de vida "típicamente americano"? Un hombre hecho a sí mismo, que sufre para conseguir hacerse un sitio, y al final es rico y poderoso. Tan poderoso que olvida sus propios sufrimientos, la ayuda que otras personas le brindaron (empezando por Cimarrón), y que da rienda suelta a su propia codicia, sin importarle a quién hunde en la miseria.
¿A nadie le suena esta historia? ¿Y si digo Lehman Brothers? ¿Subprime? ¿No es la codicia el denominador común siempre?
Pues bien, mi pero a la película es la superficialidad con la que se trata este aspecto oscuro de Tom, hasta el punto de que lo vemos al final siendo tan respetable como el que más... y con la amistad de Sabra incluida. Por cierto, casualidad: ¿Alguién es capaz de recordar cómo han acabado los principales promotores de esta crisis? Exacto: ricos e indemnes.
De ahí mi crítica a este aspecto, simplemente porque da la sensación de que, así como el racismo trata de "compensarse" mediante actos vindicativos (la niña acaba casándose con el hijo de Cimarrón, la madre es acogida por la família), en el caso de la codicia parece que no hay castigo, sino recompensa.
3 de noviembre de 2011
3 de noviembre de 2011
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
a la par que realizaba este epopeya del western, Mann se desplazaba a nuestro país a rodar con Charlton Heston "El Cid", Cimarrón es la última incursión del maestro Mann al western, género por el que paso en incontables ocasiones y con poderosos resultados: Winchester´73, Tierras lejanas, el hombre del oeste y Colorado Jim, por citar algunas.
Cimarrón es también la consagración interpretativa de su protagonista el excelente y sobrado Glenn Ford. Este film parece que resume los westerns de Mann, parece hablarnos de medio siglo del ascenso del sueño americano, desde la conquista del oeste hasta la intervención norteamericana en la Primera Guerra Mundial. No he visto la prestigiosa primera versión pero me fascino esta por la actuación de Glenn Ford, uno de los grandes de la interpretación.
Cimarrón es también la consagración interpretativa de su protagonista el excelente y sobrado Glenn Ford. Este film parece que resume los westerns de Mann, parece hablarnos de medio siglo del ascenso del sueño americano, desde la conquista del oeste hasta la intervención norteamericana en la Primera Guerra Mundial. No he visto la prestigiosa primera versión pero me fascino esta por la actuación de Glenn Ford, uno de los grandes de la interpretación.
18 de octubre de 2015
18 de octubre de 2015
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Espectacular último western del gran Anthony Mann, en este caso basado en una novela de Edna Ferber llevada ya al cine en 1930 con notables resultados, entre otros el Oscar a la mejor película, y que es tanto la historia del ambicioso y emprendedor Yancey Cravat y su familia, como el relato de una serie de conflictos de cuya dialéctica nació una nación, tomando a Oklahoma como metáfora de los propios Estados Unidos. “Cimarrón” funde la historia de un personaje de dimensiones grandiosas, de un legendario titán, con la del nacimiento y expansión de un estado que ejemplifica toda la juventud y el vigor de Norteamérica. Apoyándose en algunas de las convenciones y las claves del “Western”, pone en pie un auténtico fresco histórico, aunque unas pretensiones tan ambiciosas quedan, sobre todo en los últimos tramos de la película, un poco reducidas a meros “Flashes”, porque el metraje no permite profundizar demasiado en los sucesivos acontecimientos, y eso redunda en una cierta precipitación narrativa, quedando a veces en un simple apunte, aunque en honor a la verdad su interés cinematográfico continúa siendo notable.
La película no es un Western al uso. A pesar de darse los inevitables disparos y puñetazos, conviviendo con veloces cabalgadas y la existencia de buenos y malos todo ello queda soterrado por la historia de un hombre singular. En esta ocasión no será extraordinario por su rapidez en desenfundar, ni por su fuerza física o gran coraje, aunque bien es cierto que algunas de estas cualidades adornan al protagonista, lo significativo de dicha figura es que es un hombre de verdad, con luces y sombras, capaz de los actos más heroicos a la par que de descuidos y bajezas. La película también nos muestra la desesperada lucha del ser humano por colonizar nuevas tierras y así lograr un lugar de pertenencia desde donde trabajar y ganarse la vida, tampoco están ajenas temáticas tales como la solidaridad, la discriminación hacia el indígena y la abyecta ambición desmedida propia de la condición humana.
La película no es un Western al uso. A pesar de darse los inevitables disparos y puñetazos, conviviendo con veloces cabalgadas y la existencia de buenos y malos todo ello queda soterrado por la historia de un hombre singular. En esta ocasión no será extraordinario por su rapidez en desenfundar, ni por su fuerza física o gran coraje, aunque bien es cierto que algunas de estas cualidades adornan al protagonista, lo significativo de dicha figura es que es un hombre de verdad, con luces y sombras, capaz de los actos más heroicos a la par que de descuidos y bajezas. La película también nos muestra la desesperada lucha del ser humano por colonizar nuevas tierras y así lograr un lugar de pertenencia desde donde trabajar y ganarse la vida, tampoco están ajenas temáticas tales como la solidaridad, la discriminación hacia el indígena y la abyecta ambición desmedida propia de la condición humana.
21 de agosto de 2019
21 de agosto de 2019
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nueva y colorida adaptación de la novela de Edna Ferber la que realiza Anthony Mann con el vigor y la sapiencia que le caracterizan sobre el espíritu de los pioneros, de lo mejor y de lo peor de EE UU, de la tierra de las mil y una oportunidades hasta la enfermedad del racismo que corroe sus entrañas hasta diluirlas.
Impresionante la carrera de Oklahoma de finales del siglo XIX a la búsqueda de un terreno propio y gratuito, donde cada pionero, por sus propios medios, se lanza a la consecución de sus sueños, representando todos los estamentos de una sociedad donde la libertad de oportunidades es una seña de su carácter y valentía.
Extraordinaria las interpretaciones de María Schell y Glenn Ford, con la sempiterna presencia de Anne Baxter.
Western resuelto con maestría por el maestro Mann.
Notable, 8.
Impresionante la carrera de Oklahoma de finales del siglo XIX a la búsqueda de un terreno propio y gratuito, donde cada pionero, por sus propios medios, se lanza a la consecución de sus sueños, representando todos los estamentos de una sociedad donde la libertad de oportunidades es una seña de su carácter y valentía.
Extraordinaria las interpretaciones de María Schell y Glenn Ford, con la sempiterna presencia de Anne Baxter.
Western resuelto con maestría por el maestro Mann.
Notable, 8.
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