Una comedia de acción es precisamente eso: mucha acción salpicada de momentos más o menos hilarantes y normalmente facilones, con un desarrollo nada complejo y un final que coloca a cada uno en el lugar que le corresponde. Todo lo que ocurre por el camino carece de importancia para justificar la esencia del film, y “El otro guardaespaldas” cumple todo lo que se le supone.

Esta a priori carismática pareja formada por Reynolds y Jackson se ve en la necesidad de acaparar cuanta más cuota de pantalla mejor para destacar, algo que el argumento les permite desde el principio. En sus encasillados papeles de escolta ejecutivo el primero y despiadado asesino a sueldo el segundo, ambos tienen que buscar su lugar mientras exhiben una pobre química entre ambos. Tan imposible contar las veces en las que aparece aquello de ‘Triple A’ como las veces en las que Jackson suelta un improperio (casi siempre el mismo), la película no puede presumir de unos diálogos elaborados, probablemente porque tampoco lo busque.

Pero en esta huida sin tiempo para mirar atrás, cualquier elemento fuera de los preparados gags está infravalorado, y por esto el guion no le da importancia a esos secundarios merecedores de mucho más protagonismo. Tener a Oldman es sinónimo de experiencia y talento, y aunque se muestre algo excesivo y descontrolado, siempre tiene la habilidad de destacar; sin embargo la que sorprende con su registro es Hayek, que tiene un lenguaje descarado y soez tan inesperado que hace mucha más gracia que algunas secuencias de los protagonistas.

“El otro guardaespaldas” sabe, sin embargo, convertir en virtud las persecuciones y disparos de esta buddy movie al uso que tiene todo lo que este género en sí mismo debe tener: coreografiadas peleas grabadas con cámara en mano, vehículos totalmente destrozados, explosiones en plena ciudad… hay poco que se salga del plan trazado. Una carrera alocada y muy violenta que se vale de una trama llena de adrenalina para presentar a unos personajes antagónicos condenados a entenderse.

Con el mismo humor ácido y sarcástico que Deadpool, Ryan Reynolds nos presenta junto a Samuel L. Jackson ésta genial comedia de acción, llena de mucha y buena acción y sobretodo muchísimo humor. Unos personajes muy carismáticos y gags muy divertidos, no solo protagonizado por los protagonistas, también por algunos secundarios (como Salma Hayek) e incluso algún extra (como la compañera de celda de Salma). El título de la película en español refleja con exactitud el humor de la misma, haciendo clara alusión a la película de Kevin Costner.

Esta película es cautivante, las escenas de acción son exquisitas y un verdadero deleite que está a la altura de todas las películas de acción que se producen tan seguidamente en la industria.

La química entre Ryan y Samuel es el verdadero protagonista de la historia. Ellos hacen que la historia brille y realmente logran que la película resalte.

El equilibrio entre la comedia y la acción es más que perfecto y creo que por esto la película funciona tan bien.

Estoy ansiosa por la secuela.

La película podía haber estado algo mejor si no hubiera sido tan repetitiva, hay temas como los tacos constantes de Jackson, los constantes tacos de Hayek, el amor, y los tiroteos y persecusiones, en definitiva si ves 30 minutos de la película, ya te la has visto entera.

Confirmo que Patrick Hughes no es un director de cine, es un petimetre tuercebotas que bien haría en dedicarse a otra cosa. Ya se encargó de pergeñar la peor entrega de la saga "Los mercenarios", allá por 2014, —aunque ahí hubo más culpables que él, lo admito— y ahora vuelve a entregar un producto que las tenía todas para funcionar pero que acaba siendo un churro. Y aquí en "El otro guardaespaldas" sí que veo a Hughes como principal culpable.
Como ingredientes tenemos una buddy movie de acción con Ryan Reynolds y Samuel L. Jackson haciendo esos personajes tipo que ya han patentado y que nos encantan, luego anda por ahí Gary Oldman en plan criminal de guerra de la Europa del este y Salma Hayek a lo agresiva femme fatale, hay acción a porrillo, humor gamberro, un frenético tour por Europa a lo 007… En fin, un cúmulo de elementos que, por sí solos, ya ponen los dientes largos. Pero por desgracia el manazas de Patrick Hughes lo tira todo por el retrete en un producto que nunca exprime bien dichos elementos. Y pasa, en buena medida, porque la dirección del mentecato este solamente parece tener una finalidad: que nada luzca.
Narrativa y visualmente nada fluye, tanto la trama como su desarrollo parece gelatina avanzando por una cañería. Los gags cómicos resultan alargados y forzados. El montaje es confuso. No se, un batiburrillo de golpes bajos que continuamente me sacan fuera de la cinta a pesar de yo querer estar dentro.
Decepción total "El otro guardaespaldas".