Bestias del sur salvaje
2012 

6.5
15,789
6 de diciembre de 2013
6 de diciembre de 2013
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Y mira que me aburrí en la película española a partir de que las aguas volvieron a su cauce, por lo que no entendía tanta alabanza a la misma. Ahora ya lo entiendo. Habían visto (o previsto) este ladrillo con ínfulas y sin contenido alguno y ante la comparación, no hay color. Estas bestias dan para un corto de 5 minutos. Y considerar como mensaje positivo el que unos padres saquen por patas a sus hijos de los servicios sociales tiene mérito. O me estoy haciendo muy mayor. Fuera aparte mensajes mejores o peores, la película es aburrida desde el minuto uno. Las escenas con las bestias son de sonrojo, salvo que vayan dedicadas a un público infantil, si es que no ha desaparecido de la sala a esas alturas del film. Que alguien quiera ver profundidad de mensaje en este larguísimetraje también es de premio. Sólo me resta agradecer la existencia de la tecla 'avance rápido' que mantuve pulsada durante la hora final de la película, y no lamento para nada haberme perdido alguna frase brillante, compleja o bienintecionada, si es que hubo.
Hala, ya me quedé a gusto.
Hala, ya me quedé a gusto.
25 de enero de 2013
25 de enero de 2013
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es lo más frecuente pero, de vez en cuando, una película de las denominadas “independientes” (es decir, rodada al margen de los grandes estudios, con muy bajo presupuesto y sin una clara salida de distribución comercial) se cuela en las listas de las candidaturas a los premios cinematográficos más prestigiosos y acapara la atención de los medios de comunicación del mundo entero. Sirva como ejemplo que el mismísimo Presidente Obama declaró que, en su opinión, los tres mejores largometrajes de 2012 eran “La vida de Pi”, “Argo” y “Bestias del sur salvaje”, debut en la dirección del desconocido cineasta Benh Zeitlin. Pese a contar con un presupuesto inferior a los dos millones de dólares y a haberse estrenado sin apenas publicidad, las nominaciones y galardones obtenidos por ella la equiparan a otras obras promovidas por la gran industria hollywoodiense. Prueba de ello es que está nominada a los Oscar a mejor película, director, actriz y guion y, junto a otros reconocimientos, ya ha ganado cuatro premios en el último Festival de Cannes y dos en la pasada edición del de Sundance.
Cuenta la historia de una niña que vive en un lugar amenazado por la crecida de las aguas, alejado de la civilización y desprovisto, en general, de las mínimas condiciones para el desarrollo vital de una menor. Sin madre y con el desorden y el caos más absolutos como compañeros, las inundaciones terminan por destruir su mundo y la condenan a otra realidad igualmente anárquica.
Puedo llegar a comprender las razones por las que numerosos espectadores han quedado encandilados con esta cinta, como su aire poético, la estética naturista, cierta idea de felicidad ante la carencia más absoluta de comodidades básicas y una aceptación de la insignificancia del hombre frente a las fuerzas de la naturaleza. Aspira a transmitir un mensaje cuasi místico, primitivo y descorazonador. Trata de extraer belleza de la brutalidad, alegría de la pobreza, esperanza de la penuria. En definitiva, va a contracorriente, como ya hiciera hace algunos años el actor Sean Penn cuando dirigió, con esas mismas características, “Hacia rutas salvajes”. Pero, a título personal, prefiero el film de Penn, aun reconociendo a Zeitlin la originalidad y valentía de su arriesgada propuesta. Después de pasar algunos minutos embelesado por la cara de felicidad de la protagonista -a pesar de su desamparo- y tras permanecer absorto por la mezcla de su inocencia infantil con la madurez a la que se ve abocada por la crudeza de las circunstancias, “Bestias del sur salvaje” terminó por resultarme cansina y reiterativa. La curiosidad despertada por sus sorprendentes imágenes iniciales dio paso a la tendencia a mirar el reloj más de la cuenta a medida que avanzaba el metraje, una mala señal si se tiene en cuenta que, tras varias semanas de estrenos cuya duración rozaba las tres horas, por fin asistía a una proyección de apenas hora y media.
Puede que mi nivel de saturación ante la miseria sea bajo, o que tolere difícilmente las situaciones de sufrimiento infantil. En todo caso, pienso que aquí había suficiente material para rodar un corto pero insuficiente para realizar un largometraje cuya narración, lejos de avanzar, se estanca en un bucle de miserias y desdichas del que, a pesar de los esfuerzos del director, ya no es posible salir.
www.cineenpantallagrande.blogspot.com
@gerardo_perez_s
Cuenta la historia de una niña que vive en un lugar amenazado por la crecida de las aguas, alejado de la civilización y desprovisto, en general, de las mínimas condiciones para el desarrollo vital de una menor. Sin madre y con el desorden y el caos más absolutos como compañeros, las inundaciones terminan por destruir su mundo y la condenan a otra realidad igualmente anárquica.
Puedo llegar a comprender las razones por las que numerosos espectadores han quedado encandilados con esta cinta, como su aire poético, la estética naturista, cierta idea de felicidad ante la carencia más absoluta de comodidades básicas y una aceptación de la insignificancia del hombre frente a las fuerzas de la naturaleza. Aspira a transmitir un mensaje cuasi místico, primitivo y descorazonador. Trata de extraer belleza de la brutalidad, alegría de la pobreza, esperanza de la penuria. En definitiva, va a contracorriente, como ya hiciera hace algunos años el actor Sean Penn cuando dirigió, con esas mismas características, “Hacia rutas salvajes”. Pero, a título personal, prefiero el film de Penn, aun reconociendo a Zeitlin la originalidad y valentía de su arriesgada propuesta. Después de pasar algunos minutos embelesado por la cara de felicidad de la protagonista -a pesar de su desamparo- y tras permanecer absorto por la mezcla de su inocencia infantil con la madurez a la que se ve abocada por la crudeza de las circunstancias, “Bestias del sur salvaje” terminó por resultarme cansina y reiterativa. La curiosidad despertada por sus sorprendentes imágenes iniciales dio paso a la tendencia a mirar el reloj más de la cuenta a medida que avanzaba el metraje, una mala señal si se tiene en cuenta que, tras varias semanas de estrenos cuya duración rozaba las tres horas, por fin asistía a una proyección de apenas hora y media.
Puede que mi nivel de saturación ante la miseria sea bajo, o que tolere difícilmente las situaciones de sufrimiento infantil. En todo caso, pienso que aquí había suficiente material para rodar un corto pero insuficiente para realizar un largometraje cuya narración, lejos de avanzar, se estanca en un bucle de miserias y desdichas del que, a pesar de los esfuerzos del director, ya no es posible salir.
www.cineenpantallagrande.blogspot.com
@gerardo_perez_s
14 de febrero de 2013
14 de febrero de 2013
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay veces que aparecen películas extraordinarias de la nada que te cautivan y te dejan en un K.O. emocional difícil de explicar. Bestias del Sur Salvaje es una de ellas. El asombroso debut de Benh Zeitlin desprende talento y emoción por todos sus poros. El fondo y la forma es tan subyugante que sólo queda aplaudir ante tal maravilla de película. Zeitlin, parece alargar su anterior corto y nos muestra un mundo orgánico, reinado por la naturaleza, en el que sus personajes viven en unas condiciones extremas que reivindican con orgullo y dignidad. Fantasía y realidad se confunden en este conmovedor canto a la vida sobre la pérdida de la niñez ante las adversidades de la vida.
Estáte atento a: la excelente interpretación de los "no actores" y el enorme talento de Benh Zeitlin tras la cámara
Adrián Peña (@thebigkahuna3)
http://bigkahuna3.blogspot.com.es/
Estáte atento a: la excelente interpretación de los "no actores" y el enorme talento de Benh Zeitlin tras la cámara
Adrián Peña (@thebigkahuna3)
http://bigkahuna3.blogspot.com.es/
17 de febrero de 2013
17 de febrero de 2013
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Eventualmente en los Oscares, no puede dejar de llamar la atención esa película "indie", o bien película de bajo presupuesto, que logra hacerle frente a grandes superproducciones en la contienda del Oscar. Hace 2 años, "Winter´s Bone" y "The Kids Are All Rigth", fueron las que destacaron en la lista de nominados, y ya hace 6 años, fue "Little Miss Sunshine" el filme indie que gozó del favor de la crítica y los medios especializados.
El gran mérito de estos pequeños filmes, es que con presupuestos mucho menores a los de los grandes estudios, logran contar historias mucho más cercanas a la realidad y que se valen de esa sencillez para compensar la falta de elaboradísimos efectos visuales y así, emocionar a la audiencia.
Este año, "Bestias del Sur Salvaje", es esa pequeña película que logró colarse en las narices de los académicos ( y con colarse me refiero a que nadie apostaba por que este largometraje llegara tan lejos) y contender por el premio a la mejor película del año, a pesar que fue completamente pasada por alto en los Golden Globes. No es para menos, este filme bien pudo haber sido elaborado con presupuestos altísimos, pero es esa sencillez del cine "indie" lo que lo hace destacar y volverse una de las experiencias más interesantes de esta contienda de premios. Esta historia, sencillamente, no hubiera funcionado en manos de grandes estudios. De hecho, ya varios medios especializados, la denominan como "el filme pobre que sedujo a los Oscares".
"Beasts of the Southern Wild" es el realismo mágico hecho cine. Para los que no sepan, el "realismo mágico" es una corriente presente en la pintura, pero más aún en la literatura latinoamericana. Este género se caracteriza por que sus tramas suceden en escenarios y contextos completamente reales, sin embargo, en estas historias tienen lugar hechos de índole fantástica, los cuales apenas asombran a los protagonistas a pesar de lo extraño de su naturaleza.
Este filme termina siendo como un pequeño cuento o una fábula, pues a cada fotograma que presenciamos, no podemos negar que la cinta tiene estilo propio y cierto encanto que sólo se hace presente en los cuentos de hadas. Se reconoce que la película inicia con muy buen ritmo, decayendo en algunos momentos, pero logrando que la experiencia sea agradable en la mayor parte del filme. Casi todo lo que vemos es insólito, la película es en gran parte un homenaje a la naturaleza y ésta, se termina volviendo el motor que le da fuerza a la historia.
A pesar de tener momentos en los que no puedes evitar entregarte a la excentricidad de la historia (lo que se narra no es para nada convencional respecto a lo que estamos acostumbrados en las salas de cine), es difícil llegarse a tomar en serio lo que se está presenciando en pantalla.
Hay momentos destacables, ejemplo de ello, son las escenas en que la heroína del filme comparte cámara con su padre. De haber sacado provecho a estos momentos, la experiencia de la película hubiera sido más completa y redonda, sin embargo, el director decide encerrarse en el surrealismo de la trama y en todo momento la película es una sucesión de escenas visualmente atractivas, pero que apenas logran hacernos cómplice de esta aventura.
A fin de cuentas, tenemos una película atrevida, innovadora, agradable, estéticamente muy bien lograda y que huyen en todo momento del cine convencional, incluso pareciendo retar al glamour Hollywoodenze en la honestidad de su mensaje. Desafortundamente, a la vez es bastante superficial en cuanto a despertar emociones en el espectador y por momentos la historia se queda bastante corta, sin hacer justicia a la filosofía que aborda en varios momentos.
Es de halagar la labor de Ben Zentlin, director del largometraje, que logra hacer que el surrealismo del filme funcione a la perfección (esto es todo un mérito ya que la película bien hubiera caído en la ridiculez en malas manos), además de dotar de ritmo a la narración. El director se saca de la manga una que otra escena memorable, a la vez que nos envuelve en ese entorno enlodado y pobre, haciendo que nos sintamos habitantes de "La Bañera" en uno que otro instante.
El gran mérito de estos pequeños filmes, es que con presupuestos mucho menores a los de los grandes estudios, logran contar historias mucho más cercanas a la realidad y que se valen de esa sencillez para compensar la falta de elaboradísimos efectos visuales y así, emocionar a la audiencia.
Este año, "Bestias del Sur Salvaje", es esa pequeña película que logró colarse en las narices de los académicos ( y con colarse me refiero a que nadie apostaba por que este largometraje llegara tan lejos) y contender por el premio a la mejor película del año, a pesar que fue completamente pasada por alto en los Golden Globes. No es para menos, este filme bien pudo haber sido elaborado con presupuestos altísimos, pero es esa sencillez del cine "indie" lo que lo hace destacar y volverse una de las experiencias más interesantes de esta contienda de premios. Esta historia, sencillamente, no hubiera funcionado en manos de grandes estudios. De hecho, ya varios medios especializados, la denominan como "el filme pobre que sedujo a los Oscares".
"Beasts of the Southern Wild" es el realismo mágico hecho cine. Para los que no sepan, el "realismo mágico" es una corriente presente en la pintura, pero más aún en la literatura latinoamericana. Este género se caracteriza por que sus tramas suceden en escenarios y contextos completamente reales, sin embargo, en estas historias tienen lugar hechos de índole fantástica, los cuales apenas asombran a los protagonistas a pesar de lo extraño de su naturaleza.
Este filme termina siendo como un pequeño cuento o una fábula, pues a cada fotograma que presenciamos, no podemos negar que la cinta tiene estilo propio y cierto encanto que sólo se hace presente en los cuentos de hadas. Se reconoce que la película inicia con muy buen ritmo, decayendo en algunos momentos, pero logrando que la experiencia sea agradable en la mayor parte del filme. Casi todo lo que vemos es insólito, la película es en gran parte un homenaje a la naturaleza y ésta, se termina volviendo el motor que le da fuerza a la historia.
A pesar de tener momentos en los que no puedes evitar entregarte a la excentricidad de la historia (lo que se narra no es para nada convencional respecto a lo que estamos acostumbrados en las salas de cine), es difícil llegarse a tomar en serio lo que se está presenciando en pantalla.
Hay momentos destacables, ejemplo de ello, son las escenas en que la heroína del filme comparte cámara con su padre. De haber sacado provecho a estos momentos, la experiencia de la película hubiera sido más completa y redonda, sin embargo, el director decide encerrarse en el surrealismo de la trama y en todo momento la película es una sucesión de escenas visualmente atractivas, pero que apenas logran hacernos cómplice de esta aventura.
A fin de cuentas, tenemos una película atrevida, innovadora, agradable, estéticamente muy bien lograda y que huyen en todo momento del cine convencional, incluso pareciendo retar al glamour Hollywoodenze en la honestidad de su mensaje. Desafortundamente, a la vez es bastante superficial en cuanto a despertar emociones en el espectador y por momentos la historia se queda bastante corta, sin hacer justicia a la filosofía que aborda en varios momentos.
Es de halagar la labor de Ben Zentlin, director del largometraje, que logra hacer que el surrealismo del filme funcione a la perfección (esto es todo un mérito ya que la película bien hubiera caído en la ridiculez en malas manos), además de dotar de ritmo a la narración. El director se saca de la manga una que otra escena memorable, a la vez que nos envuelve en ese entorno enlodado y pobre, haciendo que nos sintamos habitantes de "La Bañera" en uno que otro instante.
22 de febrero de 2013
22 de febrero de 2013
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muchos han querido ver, o sólo han sido capaces de llegar con Bestias del sur Salvaje, a una fábula sobre la infancia, sobre la soledad de una niña obligada a entenderse con su padre y con la muerte. Pero más allá de si lo consigue o no, pienso que la tesis de Bestias del sur Salvaje es mucho más ambiciosa, y por ende, más compleja.
Bestias del sur Salvaje utiliza lo fantástico (no lo mágico, como muchos críticos atestiguan), para hablar de la civilización y de la humanidad, de la naturaleza y la deshumanización. Su protagonista, o sus muy localizados parajes, pienso que sirven al debutante y maestro Benh Zeitlin de parábola sobre la pureza y la inocencia y sobre el aislamiento de una comunidad cerrada al tiempo y a los avances de nuestro mundo.
Porque Bestias del sur Salvaje surge como enfrentamiento de un mundo, el de la pequeña niña, sus habitantes, sus costumbres y su modo de vida, obligado a enfrentarse con el nuestro, con el mundo que conocemos y suponemos más civilizado. Ahí está la pregunta que la película plantea como principal, si, prescindiendo de cualquier lirismo romántico sobre la vida en los bosques, es más natural morir en una habitación cegadora, con luz artificial, conectado a una pared... o en el lugar que nos vio nacer, en el que están aquellos que queremos y que perdimos.
Esas bestias de afilados colmillos son pues otra metáfora dentro de las demás metáforas, sobre el voraz apetito de la sociedad occidental por homogeneizarlo todo, por no establecer un diálogo directo y sincero con la muerte, por vestir de una educación, de unos valores, de unas ropas, a una niña, y por extensión a toda una comunidad, que seguro son menos naturales que la cruda naturaleza en si misma.
Estableciendo ese diálogo directo con la muerte y el apocalípsis, el sorprendente director crea y recrea esta poética, caótica y elevada visión humana que incluye incluso lecturas religiosas (ese plano final caminando sobre las aguas), y que se apoya en la sinceridad y el rupturismo de las formas y el discurso; y en una protagonista, Quvenzhané Wallis, que sin interpretar propiamente dicho debido a su edad, sí posee un instinto, una verdad y una pasión demoledoras.
Bestias del sur Salvaje utiliza lo fantástico (no lo mágico, como muchos críticos atestiguan), para hablar de la civilización y de la humanidad, de la naturaleza y la deshumanización. Su protagonista, o sus muy localizados parajes, pienso que sirven al debutante y maestro Benh Zeitlin de parábola sobre la pureza y la inocencia y sobre el aislamiento de una comunidad cerrada al tiempo y a los avances de nuestro mundo.
Porque Bestias del sur Salvaje surge como enfrentamiento de un mundo, el de la pequeña niña, sus habitantes, sus costumbres y su modo de vida, obligado a enfrentarse con el nuestro, con el mundo que conocemos y suponemos más civilizado. Ahí está la pregunta que la película plantea como principal, si, prescindiendo de cualquier lirismo romántico sobre la vida en los bosques, es más natural morir en una habitación cegadora, con luz artificial, conectado a una pared... o en el lugar que nos vio nacer, en el que están aquellos que queremos y que perdimos.
Esas bestias de afilados colmillos son pues otra metáfora dentro de las demás metáforas, sobre el voraz apetito de la sociedad occidental por homogeneizarlo todo, por no establecer un diálogo directo y sincero con la muerte, por vestir de una educación, de unos valores, de unas ropas, a una niña, y por extensión a toda una comunidad, que seguro son menos naturales que la cruda naturaleza en si misma.
Estableciendo ese diálogo directo con la muerte y el apocalípsis, el sorprendente director crea y recrea esta poética, caótica y elevada visión humana que incluye incluso lecturas religiosas (ese plano final caminando sobre las aguas), y que se apoya en la sinceridad y el rupturismo de las formas y el discurso; y en una protagonista, Quvenzhané Wallis, que sin interpretar propiamente dicho debido a su edad, sí posee un instinto, una verdad y una pasión demoledoras.
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