Generation Kill es un retrato de la guerra de Iraq pintado con pincel de punta fina. Simon nos vuelve a mostrar la incompetencia de los mandos como pasó en The Wire, pero aquí no está en juego el éxito profesional, sino la propia vida de los soldados, unos más inteligentes y otros más "normalitos". No esperes grandes escenas de batallas, el guión es el punto fuerte. Las conversaciones entre los militares en los tiempos muertos es uno de los pilares más logrados de esta mini serie.
Personalmente no me gustan las historias de guerra por el típico patriotismo americano y tal, pero Generation Kill rompe con este aspecto y se adentra mucho más allá.
Es una serie corta, intensa, e imprescindible para espectadores exigentes que disfruten con las cosas bien hechas

EL Ministerio del Tiempo que se acaba. La serie empieza con fuerza la primera temporada, pero se desinfla en la segunda y se diluye totalmente en la tercera. Hay que decir que a pesar de esto, la serie tiene muchos momentos brillantes, aunque el problema es que a veces hay demasiada distancia en el tiempo entre ellos.

Entre los aspectos negativos hay que destacar que en algunas ocasiones puede parecer que la propaganda marxista esté explotándote en la cara de repente y sin avisar; que el anti-españolismo histórico y el pro-imperialismo americano (dibujados de manera grosera en el primer caso y sutil en el segundo) son la verdad absoluta inamovible, incuestionable; y puede parecer también que el progresismo filosófico es la solución a todos los problemas históricos desde que el mundo es mundo.. Puede parecer todo esto, pero se queda sólo ahí, en una apariencia. Esto se consigue haciendo que un personaje tan mediocre como el de Amelia sea erigido como el centro sobre el que pivota el equipo de viajeros del tiempo, llevándose siempre los cumplidos y quedando como el nuevo arquetipo de mujer ideal (más en spoiler). Amelia es hacer posible lo imposible. Lo mismo un día la ves vistiendo un faldón que posando desnuda. Es la contradicción, la incoherencia total; un truco de magia para engañar al espectador anestesiado.

Entre los aspectos positivos es necesario decir que las ambientaciones están muy conseguidas: vestuario, escenarios, personajes... aunque hay que decir que si nos atenemos al uso del español que se hace en las diferentes épocas, el nivel decae al no ser nada fidedigno. El español del siglo XI apenas se entendería, pero en la serie los personajes no tienen ningún tipo de problema con este asunto y siempre cumplen sus misiones sin que los descubran. A pesar de ello, sí que se corrige constantemente a Alonso de Entrerríos para "modernizar" su manera de hablar (otra contradicción fuerte de la serie; importancia del español sí pero no). No quiero imaginarme cual sería el nivel de esta serie sin este personaje. Alonso es el secundario, el Sancho de Amelia y Julián/Pachino, el amigo fiel, el héroe, el que siempre saca las castañas del fuego. Alonso es la experiencia, el que ha vislumbrado la muerte y se ha repuesto. Encarna las ideas opuestas a Amelia, pero cede su trono a la dama de Barcelona como un caballero. Sin él, todo está perdido.

La conclusión es que si quieres ver la serie para pasarlo medio bien, adelante. Las interpretaciones no están mal, destacando a Nacho Fresneda que se encaja muy bien a su papel y a Juan Gea y Cayetana Guillén-Cuervo. Los personajes y los eventos históricos también dan un punto de interés a la serie. El problema viene cuando al mezclar y aliñar estos ingredientes con ideologías de este tiempo, la serie termina siendo una especie de sopa de ideas indefinidas y contradictorias que a duras penas encuentran la armonía. El Ministerio del Tiempo es algo así como ver un debate en el Parlamento español; entretenido, a veces excitante, pero que en el fondo sabes que nada de lo que ahí se cuenta es verdad.

Ayer acabé esta fantástica serie que me ha sorprendido en más de una ocasión. "The last kingdom" es una delicia, una serie en la que cada capítulo es una aventura digna de los mejores héroes.

Está basada en la Inglaterra de la Edad Media, durante las luchas religiosas y la conquista. Paganos contra cristianos; el hacha contra la espada; la barbarie contra la civilización. En esta encarnizada lucha entre los dos bandos se nos da la oportunidad de disfrutar de un protagonista que se encuentra en la cuerda floja durante las tres temporadas. Uhtred de Bebbanburg nació sajón, fue bautizado dos veces pero convertido más tarde al paganismo de los dioses nórdicos. Su vida es una lucha contra todos y, sobre todo, consigo mismo. Mención aparte la aparición de distintos y ricos personajes tanto entre los daneses (Thyra, Ragnar, los videntes, etc) como entre los sajones (el Rey Alfred y padre Beoca principalmente, aunque también los distintos "sirvientes" siempre leales a Uhtred).

Aparte sería importante resaltar los valores que se enfatizan en la serie. En aquellos tiempos no había contratos, no había laberintos legales en los unos pueden permitirse acceder y otros no. No, nada de eso. Existía el verbo, la palabra, esa cualidad que hoy en día brilla por su ausencia en nuestra sociedad pero que distingue a los hombres honorables del resto de los mortales. En The Last Kingdom un juramento es como la palabra de Jehová a su pueblo: eterna e inquebrantable. Mediante las promesas que Uhtred hace, se ve abocado a distintas situaciones en las que él no tiene nada que ganar pero mucho que perder. Sin embargo, cada vez que da cumplimiento a su palabra da la sensación de estar dando un paso al frente en su camino espiritual y tres pasos hacia atrás en el camino que desearía recorrer su ego. La gloria y las riquezas son importantes, pero el honor y la virtud lo son aún más.

Serie necesariamente obligatoria para los amantes del género. Muy bien estructurada en sus distintas temporadas. No defrauda en ningún momento.

Es la primera vez que hago una crítica sobre este tipo de películas, pero no puedo aguantar la tentación de escribir sobre esta película en concreto.
Me disponía a pasar un buen rato, esperando reírme a carcajadas, pero al final no me reí más de 2 veces en 98 minutos de duración.
Los personajes son inverosímiles; dos Agentes de la Cía con un coeficiente intelectual de niño de primaria. Los dos se enamoran de una chica que no aporta nada, un personaje plano, vacío, sin ninguna meta, sin chispa, gracia, o cualquier cosa que pueda hacer a un ser humano sentirse atraído hacia otro.
Esta película es un producto del aburrimiento y la mentalidad estereotipica de una sociedad enferma. No hay más que gente guapa, casi sin valores, y con una competitividad que va más allá de la lógica. Es un reto por el sinsentido y el encumbramiento del Ego.
Dos amigos compitiendo por una mujer que se cita con ambos en el mismo día, una mujer que tiene miedo a estar sola (básicamente porque al ser un personaje tan plano debe de aburrirse muchísimo...
Lo único que puedo resaltar de "Esto es la guerra" es que es un retrato de lo que hoy en día ocurre en la sociedad, un retrato del que debemos tener miedo e intentar virar hacia una dirección donde primen los sentimientos, la lógica o incluso el alma.
En resumen, como se dice en mi pueblo, esto es un truñaco que no vale ni para estar escondido.

Dicen las críticas de los profesionales que esta es una serie mala, plagada de sangre y pechos desnudos, y que sus actores dan vergüenza ajena. Pues bien, a mi esta serie tan mala me ha tenido enganchado y expectante durante buena parte de su transcurso.

"Spartacus" nos conduce por del camino hacia la libertad visualizando la acción desde dos perspectivas diferentes. En su desarrollo encontramos traiciones, deshonras y lo peor del ser humano (representado por los Romanos) , aunque por otro lado también encontramos una profunda reflexión sobre el valor del honor, la amistad, el amor y la unión (Spartaco y sus hombres).

Spartaco se erige como el líder de los pueblos libres; estos son los que lucharán contra el Tirano Romano que los esclaviza, que los compra y vende marcándolos con su sello a fuego como si fuesen mera mercancía o ganado. Spartaco consigue lo que nadie había conseguido antes: unir a los pueblos sometidos por el imperio bajo el lema "Vivir como esclavos o morir como hombres libres". La sangre de Roma es el camino a la libertad.

Cada gota de esta sangre salpicará en la pantalla y nos hará estremecernos en más de una ocasión. Esto se debe gracias a los efectos visuales, a la cámara lenta y, sobre todo, gracias a la espada cortando la carne. La originalidad en el montaje de la serie es palpable desde el primer momento, y dentro de ella sus personajes nos harán situarnos a favor o en contra de ellos, incluso a veces las dos cosas a la vez.

Así pues, no sé qué esperaban ver los señores de la crítica, pero a mi tanta orgía, sangre, y violencia me han hecho el viaje más ameno. A pesar del handicap del cambio de actor para el papel protagonista, "Spartacus" se hace corta, y eso es un buen síntoma. Recomendada.