Me ha encantado. Y lo mejor de esta película es que ha podido permanecer siendo honesta, con una honestidad sencilla que no pretende "transgredir" los estándares sólo para llamar la atención, y con la suficiente libertad de no censurar su propia historia, que pese al guión sin complicaciones no es ni de lejos muy fácil de digerir. (Detrás de mí, una mujer se levantó de la butaca apenas veinte minutos después de iniciado el filme. La amiga que me acompañó, y yo misma, hicimos cara de extrañeza / asco / diversión / horror ante varias escenas... Llámenos impresionables, pero aseguro que no éramos las únicas).

Atrapa, eso sí, todo el tiempo. Hay momentos en que la ironía es demasiado... intensa, por llamarla de algún modo; pero para quien tenga un humor muy negro, será una verdadera delicia de principio a fin.

Espléndida.

La película tenía para mucho… y en general lo dio. Y fue eso lo mejor, que tenía muchas vertientes, muchos puntos que explotar y muchos matices de los que asirse y logró el cometido: sí hace que el espectador se extrañe –que a mi parecer es lo más difícil- y que con la extrañeza se quede prendado de la cinta hasta que termina.

Pero no creo, ni de lejos, que sea la obra maestra de Aronofsky ni que sea especialmente SENSACIONAL. Es muy buena, y apunta para muchísimo en los premios Oscar, pero lo hace en un año donde no hubo mucho que decir, y lo hace porque es un filme que se atrevió a ALGO en una industria donde los directores ya no quieren hacer nada; sí es arriesgada y es bella, pero no le noté un sentimiento transgresor.

Claro, Natalie Portman estuvo maravillosa, en general creo que las actuaciones fueron estupendas. Es una película lograda, sí, y si nos quedamos sin compararla con anteriores trabajos del director, me parece que encantará a muchos.

Tal vez sea que yo soy fan de Requiem for a dream y no pueda pasarlo por alto, pero hubo muchas escenas que me la recordaron dentro de El cisne negro. Que sea su estilo, bueno. Que ya hayan pasado diez años desde entonces, no tanto.