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Críticas de Sebastian Zavala
Críticas 2
Críticas ordenadas por utilidad
4
24 de mayo de 2014
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
3 Días para Matar es un perfecto ejemplo de lo que a mi me gusta llamar una "película esquizofrénica". Con esto me refiero a que es una película que simplemente no sabe qué es lo que quiere ser, que se siente dispersa, y que como trata de hacer tantas cosas de tantas maneras diferentes, a fin de cuentas no logra hacer nada muy bien. No me tomen a mal, siendo un producto de la gran maquinaria de Luc Besson, resulta ser bastante entretenida, y tiene uno que otro elemento que funciona muy bien, pero con un par de pulidas más al guión, hubiera podido ser bastante mejor.

El filme es protagonizado por Kevin Costner, quien interpreta a Ethan Renner, un agente de la CIA que es diagnosticado con una enfermedad terminal que le causa desmayos repentinos. Sabiendo que le quedan pocos meses para vivir, Renner decide mudarse a París, en donde viven su ex-esposa Christine (Connie Nielsen) y su hija adolescente, Zooey (Hailee Steinfeld.) La hija no quiere nada con el padre, por lo que cuando Christine se tiene que ir de viaje y deja a Ethan para cuidar a Zooey, el primero aprovecha para tratar de re-conectarse con la segunda. Pero su trabajo lo persigue. La agenta Vivi Delay (Amber Heard) viene a París para decirle que tiene una nueva misión: tiene que atrapar y matar a dos terroristas, al Albino (Thomas Lemarquis) y al Lobo (Richard Sammel). Si lo hace, Ethan recibirá una droga experimental que extenderá su vida, y aunque es durante estos días que tiene que ocuparse de su problemática hija, al final decide aceptar la oferta.

El problema más grande con 3 días para matar es el tono. O mejor dicho los cambios de tono. El director McG (Los ángeles de Charlie, Terminator La Salvación) simplemente no sabe qué tipo de película quiere hacer exactamente, por lo que le inyecta de todo: tenemos escenas de acción brutales, secuencias de comedia exagerada, momentos sentimentales entre padre e hija, dramas familiares, elementos de thriller, y al personaje de Amber Heard, quien es exagerada, misteriosa, oscura y parece pertenecer a un filme mucho más maduro y de elementos fetichistas. Es normal que una película pueda ser seria y con elementos graciosos, pero el problema de 3 días para matar es que los cambios entre escenas de diferentes tonos son demasiado discordantes y repentinos. Podemos pasar de Kevin Costner matando brutalmente a los agentes del Lobo, a una escena en donde usa a un contador italiano atado para darle una receta de spaguettis a su hija por teléfono. Son cambios que sacan a uno de la ficción de la película, y que llaman mucho la atención (negativamente.)

Lo curioso es que muchos de estos elementos que no tienen nada que ver el uno con el otro funcionan bastante bien de por sí. Las escenas tiernas entre padre e hijo funcionan básicamente porque Costner y Steinfeld son buenos actores (el diálogo es bien cursi.) Las secuencias de acción están bien realizadas; tensas, sin demasiados cortes y sin usar una cámara demasiado nerviosa. Y las escenas cómicas dan bastante risa (especialmente la del italiano.) Sin embargo, cuando el drama familiar involucra a la ex de Costner, se vuelve soso y predecible (Connie Nielsen no realiza un trabajo particularmente bueno), y una sub-trama involucrando a unos inquilinos indeseados en la casa de Ethan en Paris hubiera podido ser eliminada sin ninguna consecuencia negativa en la trama general de la cinta.

La mayor parte de actuaciones son buenas. Costner interpreta al protagonista serio en un mundo aparentemente lleno de locos. No sonríe demasiado, usa barba, es experto asesinando "malos" y está tratando de redimirse con su familia antes de morir. Hailee Steinfeld logra interpretar a una adolescente engreída y dramática sin caer mal, lo cual ya es un logro. Amber Heard tiene el papel más loco: una suerte de femme fatale fetichista, una agente de la CIA que aparentemente opera desde un club de strippers con peceras gigantes y camas redondas. Es un personaje entretenido, pero parece pertenecer a una película totalmente diferente (especialmente si se la compara con el personaje de Costner.) Como la esposa, Connie Nielsen es totalmente olvidable, y los villanos no son más que terroristas genéricos.

Como toda producción de Besson, 3 días para matar es bastante entretenida, pero a la vez carece de cierta "magia" que la mayoría de las películas del cineasta francés poseen. De repente se debe a la dirección esquizofrénica de McG; habiendo visto muchas de las producciones previas de Besson, siento que él escribió una comedia negra, un filme de acción light al estilo de La Familia, otras de sus más recientes películas. Lamentablemente McG nunca fue informado de esto, por lo que el filme, aunque divertido, no es de los mejores thrillers de acción que haya visto recientemente. 3 días para matar está buena para pasar el rato, pero es el tipo de cinta de la cual uno se olvida a los tres días (heh) de haberla visto.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Sebastian Zavala
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8
24 de mayo de 2014
2 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Decir que todas de películas peruanas son malas es una falacia - de hecho, en los últimos años se había creado un estereotipo en relación a las producciones nacionales: que solo trataban sobre el terrorismo, que siempre había sexo y violencia, que estaban llenas de malas palabras.... y aunque como todo estereotipo, tenía una base en la verdad, de cuando en cuando se estrenaban filmes realmente buenos, con temas interesantes y actuaciones sólidas. Habiendo dicho eso, tengo el gusto de decir que las dos películas peruanas que he visto este año en el Festival del Cine me han gustado, y comenzaré con un comentario sobre una de ellas: Viaje a Tombuctú, de Rossana Díaz Costa.

La película cuenta la historia de Ana (Andrea Patriau) y Lucho (Jaír García), dos adolescentes que viven en La Punta, Lima, en la década de los 80, durante la época del terrorismo. Para ellos, la única manera de sobrevivir en medio de la violencia y la falta de oportunidades es a través de su amor, sentimiento en el que se refugian siempre mencionando un país ficticio llamado Tombuctú. Sin embargo, esta fantasía se verá interrumpida por una realidad cruda, la cual tratará de destruir su felicidad.

Como mencioné antes, uno de los estereotipos más frecuentes en relación a las películas peruana era el hecho de que siempre se relacionaban al terrorismo. Para aquellos que no lo sepan, el Perú sufrió una época, principalmente en la década de 1980 pero también a principios de los 90, en la que éramos constantemente aterrorizados por dos grupos terroristas: el MRTA y Sendero Luminoso. De hecho es un contexto que marcó por siempre la historia de nuestro país, especialmente para las generaciones que eran ya adultas cuando todo esto sucedió - en mi caso, como nací en 1990, no lo viví, por lo que no fui muy afectado. De repente era por eso que me cansaba tanto la mención del terrorismo en el cine peruano - entiendo que fue algo que afectó a las personas profundamente, pero hablar siempre sobre lo mismo cansa, no importa que tan importante eso.

Lo bueno de Viaje a Tombuctú es que, a pesar de que se desarrolla en este contexto, lo maneja de manera diferente a la mayoría de películas anteriores. El hecho de que la película se desarrolla en los 80s es integral para los personajes porque le da un trasfondo trágico a su historia de amor - así como películas como Titanic (una historia de amor durante el trágico hundimiento de un barco) o Pearl Harbor (una historia de "amor" durante la Segunda Guerra Mundial), Viaje a Tombuctú funciona porque utiliza el contraste entre la tragedia y el amor, lo dulce y lo triste, para desarrollar a sus personajes y hacer que nos relacionemos con ellos. Pero a diferencia de Pearl Harbor, por ejemplo, no es gratuito - el tema del terrorismo es tratado con respeto y seriedad, nunca solo para justificar la relación de los personajes, si no para presentar un contexto realista y contar los cambios sufridos por el país en la época.

Ahora, también funciona porque los dos chicos dan buenas actuaciones. La más sobresaliente es Andrea Patriau, quien posee un rostro muy expresivo y ojos maravillosos, lo cual ayuda a decir bastante a nivel visual más que con diálogo. Su actuación es natural y sencilla, no muy exagerada pero creíble. Jaír García no es igual de bueno - se nota a veces que no es un actor profesional, lo cual felizmente es compensado por su carisma y la química que tiene con Patriau. Uno realmente cree que están enamorados porque se ven muy cómodos el uno con el otro. Hay varias actuaciones secundarias, todas sólidas, - incluyendo a Nicolé Nicolás, a quien conozco de la Universidad y interpreta muy bien a una de las amigas cercanas de Ana... ¡buena! -, pero la historia se enfoca principalmente en Ana y Lucho.

Algo que a veces me fastidia en las películas peruanas es que los personajes no hablan necesariamente como una persona normal - a veces su diálogo se siente artificial, simplemente como si estuvieran diciendo de memoria algo que leyeron, o como si hablaran las palabras de otra persona. Felizmente, esto no sucede en esta película. De hecho hay algunas líneas que no son completamente naturales - especialmente en las escenas con las versiones más jóvenes de los protagonistas, pero bueno, siempre es difícil escribir y dirigir a niños -, pero en general me pareció que la caracterización de los jóvenes fue realista y creíble, definiendo muy bien a una generación que disfrutaba de la buena música, de Pink Floyd y de Soda Estéreo, de las fiestas en donde se bailaba eso en vez del reggaetón tosco y exageradamente sexual. Sí, hubiera sido interesante ser joven en esa época....

En fin, como pueden haber notado ya, Viaje a Tombuctú me gustó bastante. Su principal objetivo es simple: contar una historia de amor con un trasfondo trágico de manera efectiva, haciéndonos reflexionar sobre los cambios que el Perú sufrió en la década del 80, y felizmente puedo decir que lo logra. El contexto no se siente forzado ni gratuito, las actuaciones son buenas, el guión es creíble, y los personajes están bien construidos. Pero los más importante es que tanto Ana como Lucho se sienten como personas reales, no como personajes escritos en páginas de papel. De repente no es perfecta a nivel técnico - hay algunos problemas de foco y un poco más de variedad de planos me hubiera gustado - pero no es una película fea en lo absoluto (la fotografía es particularmente buena.) Como al ir a verla no sabía qué esperar, resultó ser una grata sorpresa, una película dulce y emocional que me gustaría volver a ver en pantalla grande.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Sebastian Zavala
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