Entretenida, divertida, inteligente y sorprendente.

Desde que vi los tres primeros capítulos empecé a recomendarla a todo el mundo. Tiene ritmo, una trama sólida, giros inesperados (y alguno un tanto previsible). El pulso de la cámara es perfecto con la narrativa y sobretodo, las actuaciones de todos y cada uno de los actores y actrices son muy pulidas y trabajadas.

La serie cumple con todos los requisitos para ser una serie excelente excepto por un detalle que considero de vital importancia en los tiempos que corren.

Sin ser un gran conocedor del proceso de captación de jóvenes de 2a o 3a generación en países europeos, la serie parece ser bastante verosímil. No abusa de dramatismos ni fuerza la ansiedad o la frustación. Simplemente lo plasma a través de unos personajes muy trabajados y complejos. Aún así la serie peca por ausencia o falta de matices a la hora de dar un mensaje de vital importancia como es la tolerancia hacia las distintas culturas y religiones.

A medida que van pasando los capítulos te vas dando cuenta de que todo aquel que es musulman es, definiéndolo a groso modo, terrorista o complice de terrorismo, dando cabida a una lectura sesgada sobre la realidad de las personas que practican esta religión o que provienen de esta cultura. Como espectador da la sensación de que no te puedes fiar de ningún árabe excepto del padre de familia, un hombre que ha renegado de sus orígenes y está cada vez más occidentalizado, hechando de menos pues, un perfil y/o personaje/s que den una visión no tan extremista de esta cultura.

Cabe decir que yo aborrezco todo tipo de religión, me parecen demasiado cohercitivas y machistas en su amplia mayoría, aún así me parece peligroso que en una sociedad como la sueca, en la que no son muy conocidos por ser abiertos con los extrangeros, se haga una producción del nivel de Kalifat sin tener un mensaje sólido de tolerancia.