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Críticas de DiegoKlattenhoff
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Críticas 7
Críticas ordenadas por utilidad
8
11 de abril de 2017
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tuve ciertos reparos antes de verla, pero, finalmente, después de pensarlo un rato, decidí hacerlo. Y la verdad que fue una hora y media muy buena. The man (Mesteren) sorprende. Sorprende como el arte más abstracto. No puedo dar más detalles en cuanto a esto porque no quiero fastidiarle a nadie el visionado en cuanto a la sorpresa (oculta), que se va desarrollando en la trama como una suerte de segunda lectura, y que al final estallará de la forma más imprevisible, generando así una mezcla de pasión, rabia, necesidad y creación… La película podríamos calificarla como una suerte de meta-arte-ficción. Los componentes visuales de la misma así como la decoración y la dirección artística son impecables, perfectos. Cada objeto está ahí para hablarnos y decirnos algo, algo visual o no, que va más allá de toda metáfora razonable.

La fotografía y los planos de la ciudad de Copenhagen son maravillosos. Esta cinta es un ejercicio visual implacable, pero también y lo más importante, es el tratamiento narrativo / existencial / artístico de la relación entre padre e hijo, las rivalidades absurdas en un mundo, el del arte contemporáneo, tan incomprendido como exhibicionista y narcisista. La necesidad de existir a través de la composición haciendo de lo artístico un modus vivendi impersonal y atípico, como refleja la figura del padre contrastada con la del hijo que aparece en una suerte de halo misterioso, que trastorna, educa, realza, observa y ama… Y, además, es bella, encantadora, dura. Y es una verdadera delicia, porque Mesteren es de esas pequeñas joyas que solo la sensibilidad y maestría del cine europeo puede fabricar / crear / componer / rodar.

Es, también, sin duda una manifestación de la rebeldía o la indiferencia a través de la creación. En sí esta gran realización de Charlotte Sieling es un puzzle visual encantador y poético, crudo, a veces, limpio, otras. Destacar las brillantes interpretaciones y originales interpretaciones de Jakob Oftebro (hijo) y Søren Malling (padre) creando una atmósfera que exhala tensión, ternura, complicidad y muchas sorpresas incandescentes a la luz de las velas o en un fragmento de otro medio: el de los espejos, las miradas, la luminosidad, la rabia, la miseria del ser humano, como animal destronado: una suerte de persona solitaria que no tiene claro su lugar en este complicado y angustiado mundo.

Esta película es brillante. No se la pierdan. Seguro que a Houellebecq le encantaría. Por eso de lo del arte y la incomprensión. Lo del genio y su tormento. Lo del artista y su mundo desquiciado, inhumano, inmaduro, patético…
DiegoKlattenhoff
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9
11 de abril de 2017
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El rebelde debut de Ryan Gosling como director con Christina Hendricks (“Mad Men”) en su primera peli como protagonista. Eva Mendes, Saoirse Ronan y Ben Mendelsohn completan el reparto de este drama fantástico, a camino entre Lynch y “Drive”. En los decadentes suburbios de Detroit, Billy lucha por sacar adelante a sus dos hijos y no perder su casa. Cuando su tiempo se agota, Billy decide aceptar un nuevo trabajo que le ofrece su director de banco en un misterioso y extraño lugar en el que nada es lo que parece. Al mismo tiempo, su hijo Bones intenta sobrevivir, con la ayuda de su amiga Rat, al acoso del violento y peligroso Bully. En sus intentos de huir de los “monstruos” que les acechan, Billy y Bones se adentran en un mundo mágico e irreal que les llevará a lugares que nunca hubiesen imaginado.

El debut de Ryan Gosling como director es sensacional. La película, claro está, de ahí las incomprensibles críticas negativas, no es apta para todos los públicos. Esta película es una alegoría de la vida, del pueblo americano desterrado. Una narración poética, rozando el equilibrio entre ficción y terror. Los personajes fluyen, fluyen en sus vidas, vidas desgarradas, al límite, buscando un intento de escapada, un lugar donde la pátina de la soledad y la ansiedad les de cobijo, como seres desgraciados que son, como personajes a la deriva. El estilismo, la ambientación y la fotografía son un lujo. Una joya.
DiegoKlattenhoff
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10
11 de abril de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Julieta es una historia de mujeres sobre el dolor, la culpa y la pérdida. Julieta es también un relato, una novela, un cuento, una sensación, una experiencia. Con un montaje y una realización impecables y con el trasfondo musical del maestro Alberto Iglesias, Almódovar logra desde la primera secuencia exponernos ante una experiencia que nos hará sentir lo inexplicable, lo ilógico de las relaciones más humanas. Un drama tan contenido como desgarrador, una trágica desventura familiar e introspectiva que se presenta sin melodía alguna, una película tan dolorosa como hermosa que ante todo, se devora como si fuera una gran novela. Detrás de cada mirada, detrás de cada palabra, detrás de cada lágrima, detrás de cada ausencia, detrás de cada vida, cada muerte, cada minuto y silencio hay una historia que contar, una imagen retórica que ofrecer, una mano que salva, un destello de poesía, una Julieta que te hará pensar, sentir y llorar.

Una verdadera joya. Una obra cumbre. La mejor película de Pedro Almodóvar. Brillante. Perfecta. Rotunda. Una recreación de los sentimientos más profundos del ser humano, sobre la condición de la mujer en sus situaciones más límites, sobre la profundidad y el poder de la palabra escrita y hablada. Julieta es humana, profunda, sentimental, necesaria, vívida. Julieta, que se basa en la profundidad narrativa de Alice Munro explora y bucea por las marismas de la mente humana, la mente femenina reconstruyendo en cada fotograma el vacío de la ausencia y el dolor del amor no correspondido. Julieta propone un juego de imágenes y metáforas que descubren el velo de la intimidad humana, el silencio de la verdad y la necesidad de amar. Una rotunda obra maestra. El estilo y la estética de Almodóvar ambientan los escenarios creando, como siempre, una atmósfera, una puesta en escena, tan enigmática como geométrica.

Julieta es una película de mujeres que deberán ver muchos hombres.
DiegoKlattenhoff
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10
11 de abril de 2017
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Xavier Dolan alcanza la cumbre de la perfección visual y sentimental con su último trabajo «Solo el Fin del Mundo» (Just la Fin du Monde), que le valió el Gran Prix de Cannes en la edición del concurso del pasado año (Premio especial del jurado). Es una cinta deliciosa, arrebatadora, digna, sentida, poderosa. Un guión escrito desde el alma y el desgarro interior. Un guión que te dejará helado desde la primera frase. Una joya. Xavier Dolan se ha superado a sí mismo en un ejercicio cinematográfico magistral donde las palabras son miradas, donde las miradas son palabras, que se intuyen en el silencio de los gritos y el espacio mimético.

Con una estética maravillosa, dominando la cámara y los planos a la perfección y dotando los ambientes de una fotografía impecable, Dolan ha construido un drama enigmático, placentero y desgarrador. Una cinta sobre el miedo, el dolor, la pérdida... Y como colofón, para ello ha contado con lo mejorcito del panorama francés, en cuanto a actrices y actores se refiere. Desfilan pues: Gaspard Ulliel, Marion Cotillard, Vincent Cassel, Lea Seydoux y Nathalie Baye.

Xavier Dolan rebosa talento. Ha creado una estética personal que va «in crescendo» en cada película que dirige o protagoniza. «Just la Fin du Monde» está cargada de simbología, de detalles, de pequeñas dosis cotidianas de vida, de nostalgia, de sentimientos, de vida y de finales, mundos paralelos, despedidas, regresos y secretos. Estamos, pues, ante un drama elegante, perfecto, rotundo, medido en cada secuencia, trabajado y madurado a la perfección.
DiegoKlattenhoff
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10
11 de abril de 2017
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vi esta película, «Regreso a Ítaca», pocos días antes de la muerte de Fidel Castro. La trama —una idea original del genial escritor cubano Leonardo Padura—, se desarrolla en una terraza habanera con vistas al Malecón. En ese lugar, casi único escenario de la película, lugar de vistas y soles, agua, libros prohibidos, manifiestos y olor a matanza, un grupo de viejos amigos se reúne para celebrar el inesperado regreso de Amadeo, exiliado en España durante dieciséis años. Lo que empieza siendo una velada festiva en la que se recuerdan, entre risas, historias y melodías de su juventud, se convierte, a medida que avanza la noche, en un encuentro catártico hasta el estremecimiento, hasta el dolor, hasta el desgarro más profundo. Como si la Historia les hubiera pasado por encima, conocemos las razones y secretos de cada uno de ellos, las ilusiones perdidas, pero también la falta de futuro y la decepción del presente.

Este trabajo te arrebata el corazón en cada palabra, en cada recuerdo, en cada personaje, en la vida que muchos tuvieron y tuvimos que dejar atrás. Es una auténtica joya con un guión magistral. Un guión repleto de señales, vivencias, metáforas, memorias, reproches, verdades y mentiras; pero sobre todo, un guión digno hasta la médula, con el coraje del vencido y la necesidad de los vencedores. Es una película sobre La Habana que ya fue. La Habana a la que «ellos» regresan, porque Ítaca también es una isla. Estamos, sin duda, ante uno de los mejores retratos cinematográficos que se han hecho sobre la Cuba actual. Una película magnífica y amarga destinada a perdurar.
DiegoKlattenhoff
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