Una serie valiente y arriesgada. Tiene momentos entretenidos y poéticos por igual. Está rodada con originalidad y ofrece nuevos aires a un género que pedía a gritos ser refrescado. Una fusión entre dos realidades muy distintas que no veíamos desde Black Rain.

La profundidad psicológica de los personajes y la tensión de los diálogos inunda toda la serie. Los planos largos y el ritmo deliberadamente pausado la hacen totalmente distinta a cualquier otra serie. Solo por la ambientación siniestra, la banda sonora y su original trama, vale la pena verla.

Cargada de realismo y humanidad. Huye de escenas de acción grandilocuentes y de grandes artificios, pero es que no lo necesita. A través de una trama muy bien hilada y unos personajes de gran profundidad psicológica, nos mantiene pegados a la pantalla a lo largo todos los episodios.

Una secuela que se sostiene por sí sola. Aceptando la pesada carga de continuar con la obra de culto de Kubrick y con el permiso de Stephen King, Doctor Sleep ofrece momentos bellos e inquietantes por igual. Colma espectativas sin caer en la pretensión. Y la elección de McGregor como protagonista es un gran acierto.