Esta película cuenta la historia de Cecilia, apasionada cinéfila que acude al cine para evadirse de la realidad que le rodea: un marido borracho y violento, un trabajo en el que no se siente a gusto y una vida sin amor. Todo eso lo suple de maravilla viendo las películas más románticas y divertidas. Y una noche en la que nada podría salir peor, en la proyección de la película "La Rosa Púrpura del Cairo" le espera una sorpresa inesperada.

Hermosa y original historia de Woody Allen, que relata a la perfección la magia del cine, que nos hace dejar a un lado la realidad para sumergirnos en un mundo diferente y más atractivo, en el que las cosas son como deben ser. Muy sorprendente y divertida. Queda recomendada.

El trailer de Destino Oculto lo vi un día en el cine, y me pareció una película interesante, me apetecía verla. Seguía pensándolo conforme comenzaba, y me sorprendió positivamente que se metiera tan pronto en acción. Se narra la historia de David Norris (Matt Damon), que es un congresista que, en la noche de las elecciones, conoce al amor de su vida, Elise (Emily Blunt). Pero cuando intenta volver a verla, descubre que hay gente decidida a no dejar que pase nada entre ellos. Lo que digo, una historia interesante y que engancha.
Pero detrás de eso ya no hay nada más. Conforme avanza la acción, la película se vuelve repetitiva, sin culminar y sin emocionar (¡al menos a mí!). Una pequeña decepción para los que esperaban algo más trascendental; pero a los que sólo desean ver el romance de los protagonistas, a ellos sí les gustará. Es lo único bueno que tiene.

Cuando dijeron que iban a hacer la película del hobbit, la friki que vive dentro de mi se alegró y se entristeció a la vez. Porque aunque la saga del señor de los anillos salió muy bien, el hobbit tenía que ir con otro ritmo. Se escribió como un cuento para los hijos de Tolkien, divertido y mágico, simplemente una historia llena de encanto. Y si se llevaba como el señor de los anillos perdería parte de ese encanto, precisamente por contarla como historia épica.

Sin embargo, para mi agradable sorpresa, El Hobbit conserva gran parte de su espíritu de cuento. Una gran parte de las mejores escenas del libro están llevadas a la gran pantalla de una forma fiel y divertida, sobre todo culpa del magnífico Martin Freeman.

Pero no se queda en cuento. Para todos aquellos que esperaban algo más se han añadido escenas (no les quedaba otra si se quería rellenar para dos películas más, ejem) con escenas de acción parecidas a las de la saga anterior. Es decir, se nota que es relleno, pero no parece desentonar del todo.

Para mí, es como si en este film hubiera dos películas diferentes. Me explico:

La primera parte logra impresionar y hacerte sentir incómodo. El hijo de Nicolas Cage consigue un papel encerrado en una cápsula del tiempo, que contiene una larga numerología catastrofico-profética, con todo lo que ello conlleva. No tiene mucho sentido, pero impresiona. Crea una atmósfera de horror, enigma e incertidumbre... hasta tres cuartos de la película.

A partir de determinado momento cambia por completo. La atmosfera se rompe y se convierte en algo que no convence y que tiene aún menos cohesión con la primera parte.

Así pues, pasable de nota, pues es verdad que la primera parte está entretenida y te mantiene en tensión. Pero nada más.