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España España · Barcelona
Críticas de Robin Crowne
Críticas 2
Críticas ordenadas por utilidad
9
9 de diciembre de 2007
8 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mulholland drive es ese camino que guía hasta los sueños, aquel que vemos en duermevela: final de la consciencia, principio de nuestro ser onírico. Mulholland drive nos conduce a un mundo donde, no lo que queremos, sino lo que deseamos, puede hacerse realidad.

Y así es como llega Rita al mundo de Betty, que a su vez es la figura soñada de Diana. Parece complicado, pero no lo es. De las dos horas que dura la cinta, tan sólo los 20 minutos finales ocurren en el espacio real, y de ellos, únicamente unos 3 a tiempo real. Esa es la magia de Lynch, montar a su antojo tanto la línea espacial como la temporal. El resto de la película, todo un sueño. Pero el talento de Lynch no queda en desordenar la trama -es fácil si la escribes en un papel y luego lo cortas con unas tijeras, dándole a cada fragmento una colocación aleatoria- sino que radica más bien en la gran capacidad emotiva que logra conseguir, transmitida gracias a unas interpretaciones sobresalientes de Naomi Watts y Laura Elena Harring.

Abundan los simbolismos certeros que harán que esta película sea recordada: la caja y llave azules (la caja de Pandora): conciencia de Diana, cerrada, donde queda atrapada Rita, la de los sueños. Su apertura provoca que los ancianos (castigadores y jueces tanto de Betty -la recogen en el aeropuerto- como de Diana -provocan su suicidio-); el teatro Silencio, centro de las emociones más primitivas de Diana, donde "no hay banda" y "todo está grabado" (obsesiones, instintos...) y una mujer de pelo azul vigila desde lo alto (remordimiento) sin hablar. En el teatro descubre Betty la cajita...y de nuevo la conciencia. A todo ello se le han de sumar los colores de cada escena (abundantes rojos y azules) y elementos que recuerdan otras películas del director. Puede parecer algo complicado, pero en conjunto hacen esta obra realmente bella.

Se identifican, además, componentes fijos en la filmografía de Lynch: mujeres sensuales de labios carmesí (Laura Elena Harring), conflicto rubia-morena, desnudos femeninos explícitos, escenas de sexo (en este caso lésbico, para más inri) -reflejo de las obsesiones del director para con las mujeres-, personajes freaks (abuelos, obesos, personas sin cejas o con voces extrañas), gangsters más bien desagradables (escena del café), etc... Sin embargo, se echa de menos la atmósfera lynchiana de "Terciopelo azul", "Corazón Salvaje" o "Carretera perdida". No existe contraste entre la alta alcurnia y la más baja hampa. No hay un loco de verdad, un loco como Dennis Hopper o Willem Dafoe. Falta también una expresión de los sentiemientos de los personajes en la vida real. En Mulholland ahonda en el mundo orínico, pero no en el sentimental. Aunque, también es cierto, no todas las películas han de recoger lo mismo. Aún así, resulta una verdadera lástima que Lynch no haya logrado generar una atmósfera tan característica como las que él sabe conseguir. Algún fallo debía tener.

"Hoy he tenido un sueño"
Robin Crowne
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7
26 de enero de 2008
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vino un día Von Trier y dijo "Voy a crear un nuevo movimiento cinematográfico, ¿te apuntas amigo Vintenberg?" Dogma 95 fue el nombre de este curioso experimento que, paradójicamente, aboga por la libertad del cine, la eliminación de tapujos estéticos y la colectividad del arte. "¡Además, juro que como director me abstendré de todo gusto personal! Ya no soy un artista.", reza el manifiesto que él mismo firmó.

Y entonces Von Trier rodó Los Idiotas.

Y desde entonces lo abandonó.

Por que si hay algo que caracteriza al director es su soberbia y egolatría, pero también su gran intelegencia y talento y, como era de esperar, Los Idiotas tiene su sello personal, por muy "dogmática" que sea. Emociones humanas, realismo puro, sesaciones vívidas, angustia, dolor, temor, horror y tristeza.

Los Idiotas supone un mazazo contra los convencionalismos prejuiciosos. Si bien existe una crítica contra la burguesía danesa -extrapolable a cualquier tipo de burguesía- la tesis que Von Trier quiere transmitir es mucho más profunda. El problema que se manifiesta tiene su germen en nosotros mismos, en nuestras ideas, en nuestros modos de actuar. La cinta no se decanta por sí el comportamiento del grupo es correcto o no lo es. Porque si, vale, hacen ver como el resto de la gente rechaza a los deficientes mentales, pero cuando son ellos los que se enfrentan a un grupo de enfermos de verdad, ¿qué ocurre?

Los prejuicios están más allá que en la mera actuación, que en el proceder de cada día. No podemos abandonarlos con sólo comportarnos de manera diferente. No es así de fácil. Y el protagonista dueño de la casa se enfada, y se vuelve loco, y lo tienen que atar. Pero él tampoco está liberado. También está atrapado. -Por cierto, en su figura puede verse un reflejo del propio director e, incluso, una crítica al movimiento que el propio Von Trier ha creado. Aunque estas reflexiones, las dejo para los más informados-.

La historia de Karen, sencillamente brillante. De nuevo, es una mujer -como luego hará Björk y más tarde Nicole Kidman- la que se enfrenta al problema final. Y de las escenas más escabrosas, pues que quieres que te diga, así es como se folla, como se mea y como un pene entra en erección. Si hay algo que me gusta de Von Trier es que rompe con lo políticamente correcto y los tabús...aunque esto bien puede considerarse como un recurso para ganar popularidad. Pero esto, ya es tema de otro debate.
Robin Crowne
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