La idea de la película es que la gente que desea morir, va a un retiro donde pasa unas horas ciertamente agradables, con piscina, alcohol, cena, etc. para finalmente ser asesinados. Ya la idea hace muchas aguas, no tiene sentido, están ahí los cuatro bailando y bebiendo y cenando y bañándose de buen rollo, y luego venga, nos vamos a la cama, que mientras dormimos ya nos matan, así que hasta nunca. Además es como un concepto de suicidio pero encima clasista, en plan como tengo dinero, pago a una empresa para que me mate pero después de beber champán y cenar solomillo, si soy pobre, me suicido sin más. Pero qué imbecilidad más gorda.

El caso del personaje de Israel Elejalde es de lo peor que haya podido ver jamás en una película. La incoherencia del personaje es brutal. Y lo que hace es precisamente lo que también me quejo de no tener conceptos claros. Este personaje dice que sigue las normas y es un católico creyente, luego descubrimos que viola a su hijo, por tanto, desea morir, pero no se puede suicidar por el catolicismo, por tanto, se viene a este retiro a que le maten. ESO SE LLAMA SUICIDIO. Hay un concepto en EEUU que es Suicidio por policía, Mel Gibson lo intentó incluso, y esto consiste en tocarle los cojones a un policía para obligarle a sacar la pistola y que te pegue cuatro tiros. Te ha matado el policía, sí, pero es un suicidio, buscabas morir de manera consciente. De igual forma, es como si te tiras por un edificio diciendo no, no me he suicidado, la gravedad me ha matado. Es demencial este planteamiento.
Pero el problema es que va a peor. Porque como la protagonista, tratando de salvarse, impide que los demás mueran, este personaje le obliga a matarle. Ponerte un cuchillo en el cuello y que la otra chica solo tenga que mover un poco la mano sigue siendo suicidio.

La muerte del personaje de Marta Nieto, y el personaje en sí, es igualmente contradictorio y absurdo. Se intenta follar a Elejalde, luego dice que no agobien a la chica y que haga lo que quiera, luego le quita la llave para que no huya, y luego se suicida sin más en la piscina. Lo de quitarle la tarjeta a la chica, ¿a ella qué más le da si ella se suicida al final o no? Es porque seas coherente, dice. Pero anormal, si está ahí la chica porque quiere suicidarse y no puede, podrá cambiar de opinión siempre que quiera ante semejante decisión, pues según este personaje, no, si tú vas ahí es para morir y punto. Al final, ¿a ella qué más le da lo que haga o deje de hacer la otra? Si tú tienes claro que quieres morir, pues tira para adelante, no toques las narices a nadie. Y luego ella, que decía que se había intentado suicidar y no podía, se mata en la piscina, pues entonces, ¿para qué vas al sitio ése, si al final hace lo que podía haber hecho en su casa?

La protagonista que tiene infinitas dudas, igual. Monta un pollo gordísimo por la (estúpida) escena del cuervo que se cae en la piscina y la otra chica lo ahoga en vez de salvarlo, hace el paripé con el entierro, pero está dudando en todo momento de si quiere tomar la decisión final de morir o no. Y la película tampoco nos da pistas sobre qué puede haber hecho para querer morir o no, por lo que los espectadores no entendemos nada. Es un tira y afloja constante durante toda la película, sin saber por qué hace las cosas que hace.

Para finalizar, las escenas del cuervo en la piscina, y el posterior entierro, mientras llueve y el resto de personajes hace, no sé, cosas; y la escena del comienzo de la chica en el coche, que si me mareo, tiene agua, baje la ventanilla, ya la puede subir; llevan el concepto de irrelevancia e intrascendencia a otras cotas. Como digo, básicamente son escenas para alargar hasta la saciedad un guion que en un cortometraje se podía haber contado igual sin problema.

El personaje del hijo es insoportable. Está muy triste y deprimido por el divorcio de sus padres. Pobrecito. Vive con su madre que nos muestran que es una arquitecta de cierto prestigio en un apartamento majete, y si se ralla, se va con su padre que es un triunfador en su trabajo a su casa de diseño con su nueva novia de diseño y su hermanito pequeño de diseño también. No pasa nada si no quiere ir al instituto porque a mitad de curso le cambian de instituto. QUÉ VIDA TAN DURA. Todos le preguntan qué le pasa, qué quieren que hagan, y él sólo responde "no sé, es sólo el mundo que no me gusta". Guau, qué gran argumento y motivo para justificar la depresión del hijo, "no sé".
Podríamos entrar en el debate de las enfermedades mentales, de que el problema es que mucha gente con depresión u otros problemas lo pasa realmente mal y no es tan fácil como decir "hoy me siento bien", de acuerdo. Pero es que la película cuando entra en esa fase de "el niño no está bien, tiene un problema", ya se sale de madre. Le pagan a un terapeuta de esos caros que se limita a darle pastillitas de colores, y cuando el niñato se trata de suicidar, ya le cogen y seriamente le intentan meter en tratamiento contra suicidio y depresión.
¿Qué hacen entonces los super papis blancos perfectos triunfadores de su trabajo, que llevan media película llorando porque, como la famosa escena de los Simpsons, han probado a hacer NADA y no saben qué más hacer aparte de llorar? Sacan al niño corriendo del hospital, que lo está pasando muy mal. Premio a los padres del año.

Por si a alguien le cabía la más mínima duda de cuál iba a ser el desenlace de todo este despropósito, insultando directamente la inteligencia del espectador, nos señalan claramente que en el piso del padre hay una escopeta detrás de la lavadora y nos muestran unas 20 veces sin exagerar a la propia lavadora. Seguro que en el guion preliminar tendrían pensado añadir un cartel cada vez que mostrasen la lavadora poniendo "la escopeta con la que el chaval podría suicidarse está aquí detrás", no me habría extrañado lo más mínimo.

Lo mejor de la película, Anthony Hopkins. Hace el papel soñado por cualquier actor. 10 minutos en escena para básicamente insultar al personaje de Hugh Jackman y mandarle a paseo. Lo mejor de la película, porque a pesar de demostrar ser un cretino, el personaje de Hopkins demuestra ser el más coherente y consecuente con sus actos de todos (aparte de Vanessa Kirby que le falta escupirle en la cara la hijo, que es lo que se merece).

Y Hugh Jackman es lo peor de la película con mucho. Su personaje se limita a llorar y preocuparse mucho por su hijo para luego insultarle y faltarle al respeto, reconociendo él mismo que se siente mal porque hace lo mismo que le recriminaba a su padre. Me encanta sobre todo lo de considerarse un triunfador en la vida porque te llama un senador para formar parte de su equipo de campaña. La política estadounidense es peor que la de muchos países tercermundistas, pero resulta que se siente un triunfador. Al final, lo único que deseas como espectador es que le pase todo lo malo que le pasa a su personaje y todavía más.