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España España · Shangri-la. Andalucía
Críticas de Maggie Smee
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Críticas 377
Críticas ordenadas por utilidad
3
21 de marzo de 2014
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Monuments Men” es un film, no ya fallido porque eso es evidente, sino que es muy flojo. Da igual que se considere comedia, acción, bélica o drama ya que no termina siendo ninguna de ellas aunque lo pretenda. Y me da pena porque creo que Clooney es un tipo interesante. No me refiero a su “sex appeal” que me la trae al fresco, si no lo digo por cómo piensa y por cómo ha ido obrando a lo largo de su trayectoria en la que ha cubierto varios campos y con éxito: como actor, director, productor y guionista. En este caso él desempeña todas estas funciones y por desgracia es el máximo responsable. Muchos directores, tras etapas fructíferas han dirigido cataclismos… bueno, somos humanos. Y le ha ocurrido ahora a Clooney, que de verdad espero que, aunque finalmente resulte rentable esta película, haga examen de conciencia creativa y lo remedie para futuras ocasiones. Su dirección no crea ningún tipo de ambiente, es plana, indefinida. Su guión, que parte de una premisa que resulta una historia curiosa, copia patrones ya llevado a cabo en otras del género como “Los cañones de Navarone”, “El desafío de las águilas” o sobre todo “Doce del patíbulo” en cuanto a su desarrollo y concepción, pero sin emular sus posibles logros o el suspense que pudieran tener, y acaba siendo una excusa para que él y sus amigos rueden una película vestidos de soldados, recurriendo a tópicos y clichés. Y me parece muy bien, porque Clooney es el que paga la ronda, pero me temo que esa no era la intención y de ahí el que ni a unos ni a otros les acabe gustando la película, quiero decir, sean los que buscaban buen cine o solamente un rato para evadirse en el más profundo cine comercial. De hecho, ya puestos entre tanto amigo y tan buen clima, por ejemplo, el compositor de la película hasta tiene un papel en ella, que dicho sea de paso, es una de las menos logradas de sus composiciones. Desplat ha elaborado una banda sonora cuyo tema central es casi una fanfarria que oscila entre Williams, Bernstein y Silvestri, con otros temas que pegan más para género romántico y con utilización de los bajos a veces que recuerdan a Gabriel Yared. Su fotografía, práctica y funcional, tiene momentos que nos recuerdan a la saga de Indiana Jones, otras están mal iluminadas, donde a veces al final de plano se vislumbran “pelotazos de focos” o donde el maquillaje de los actores se trasluce. Actores que cada uno cumple su rol, y suponemos que de buen rollo, pero donde ninguno es creíble y donde no se puede sacar más partido con esas circunstancias, sobre todo se nota en el papel de Cate Blanchett, la que tenía más posibilidades tanto de disfrazarse como de poner sus acentos y ni aún así su personaje parece queda consistente. Al menos no son cuatro y no hay perro, si no hubieran corrido el riesgo de que pensaran que se trata de una aventura inédita escrita por Enid Blyton. Muy poco para una película que podía y creo que debía haber dado más, no solo porque se base en hechos reales, si no porque el espíritu del mensaje que encerraba su historia, tan altruista y hasta poético, se convierte en una paparruchada, casi en una aventurilla escolar, y no se lo merecía, ya que, de entrada, ninguna guerra es un juego de niños.
Maggie Smee
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6
23 de febrero de 2013
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esto de que te inviten a una sesión casi furtiva de una película de la que no tienes mucha información, que no se ha estrenado y ni parece que lo vaya a ser para mayor vergüenza de los distribuidores de este país, me ha trasladado a una época pasada, cuando en un cine-club o un antro ruinoso proyectaban alguna película desconocida, maldita y/o prohibida por la censura franquista. Para más INRI, esta película (que consiguió mínimas ayudas estatales, pero las consiguió al fin y al cabo) tiene tintes religiosos y supuestamente no es rentable, o eso decían algunos productores de cuarta. El argumento en esta ocasión no es nada complicado: un grupo de personas, lideradas libremente por un hombre al que llaman El Maestro, van por un desierto en búsqueda de algo. El Maestro es quien responde a todas las dudas y quien guía sus pasos... Nada que ver, por Dios, con una cosa que se asemejaba a un video familiar amateur que se llamaba “El discípulo”, por poner un ejemplo de cine patrio reciente aunque nadie la haya visto afortunadamente. Pero es que resulta que “12+1” es la segunda película de Chiqui Carabante (director de la marginal “Carlos contra el mundo”), que ganó al premio al mejor director y mejor película en la ZonaZine del festival de Málaga el año pasado. Y aún así no se ha estrenado, insisto. Y es una lástima porque de entrada es mejor que su anterior película, más compacta si cabe, y que destaca aún más entre tanta bazofia reiterativa y mediocridades de nuestro cine.
Su modesta pero acertadísima aportación artística cercana a Pasolini, una hermosa fotografía, notable ambientación musical o un cásting original y variado son sus principales alicientes. Sobre todo al hablar de buenos actores (aunque no todos estén entonados) hacer referencia a sus actrices, que en breves papeles, demuestran su validez. Ya nos gustaría poder verlas más a menudo o que sus nombres nos sonaran más familiares.
Aunque no sea una película equilibrada y tenga algunos “gags” facilones, está bien resuelta y personalmente sí les recomendaría su visión, si consiguen tenerla a su alcance, claro, sobre todo si quieren al menos pasar un rato presenciando “otra historia”, con reminiscencias un tanto pasolinianas, como antes decíamos anteriormente, e incluso cercanas al mundo de Alejandro Jodorowski, pero desde una óptica casi carnavalera, nada plúmbea o intrincada, pero personal. Así que suerte, tanto a los que quieran verla como a la película, para que quizás llegue a estrenarse algún día, se supone, de este año. Y yo hablando de miserias cuando mañana son los Oscars y yo con estos pelos… Ni que fuera ministra para concluir de manera tan frívola mi comentario... Ay, Dios mío.
Maggie Smee
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9
3 de noviembre de 2023
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si estuviéramos en un espacio dedicado al punto de cruz o el fútbol, podría comprender el rechazo que algunos “autores” provocan, aunque no me creería que muchos hubieran visto nada de, por ejemplo Weerasethakul , pero estando en un sector dedicado al cine, me choca la intolerancia y el analfabetismo de algunos, no ya aficionados, si no supuestamente “profesionales” como Carlos Boyero, que al menos reconoce que no estar dotado... para el lirismo de este director, como confiesa en su comentario, al cual le tiene un odio patológico.

Y es que el tailandés Apichatpong Weerasethakul es de esos autores marginales, quizás por voluntad propia, porque nunca se acercarán a un lenguaje popular que le guste a las masas, que difícilmente se pondrán de moda. Su cine es muy especial. Propenso a narrar historias no convencionales, su manera de coordinar los elementos cinematográficos también se diferencia de lo “academicamente establecido”. Sus propuestas no están sujetas a un guion masticado. Y la utilización del sonido, el montaje o la fotografía tampoco siguen un ritmo “normal”, que podría poner de los nervios a los que pille desprevenidos. Por eso el Festival de Cannes es su refugio, no porque pueda ser premiado, si no porque es donde puede encontrar defensores de su trabajo en la posterior carrera comercial, que será seguro restringida.

“Memoria” se trata de una excelente coproducción exótica, entre Colombia, Tailandia, México, Francia, Alemania y Reino Unido, en la que se entrecruzan varios idiomas, sobre todo el español, y se ambienta en Colombia.
El poder de sugerencia para mí es innegable y me sumerge de inmediato en la historia que nos cuenta. Podría haberse tratado como las claves de la ciencia- ficción o el “suspense”, pero no llega a ser ninguno de estos géneros. Se trata de un viaje casi iniciático, en el que la protagonista (una estupenda Tilda Swinton, como casi siempre suele ser habitual en ella) sufrirá una transformación personal. Swinton, también se metió como productora en el proyecto, supongo que para cerciorarse, como suele ocurrir en estos casos, que en la postproducción o la productora pudiera hacer alguna escabechina con el fin de “hacerla más comercial”.
Me gustaría también señalar a los estupendos actores de reparto que sustentan a Swinton, como Daniel Giménez Cacho, Jeanne Balibar o Juan Pablo Urrego, desde la más absoluta simplicidad.

Los toques místicos parten de la vida ordinaria, sin ornamentos, desde la naturalidad más cotidiana, lo que, al menos en mi caso, facilita la inmersión no sólo argumental, si no sensorial en unos parajes fascinante en la Bogotá tanto urbana como rural.

Hay quien ha nombrado la supuesta influencia del realismo mágico de Gabriel García Márquez. Para mí no hay nada más lejos de esa etiqueta. El mundo, la poesía y la fascinación del cine de Weerasethakul no pertenece a la literatura de Sudamérica, es mucho más universal que todo eso, y a la par más cercana a la cultura asiática. Es algo no solamente autóctono, es una creación personal, más próxima a lo ancestral que a nuestros tiempos, como se puede comprobar en sus anteriores películas.

Desearía no tener que contar mucho más. “Memoria” para mí es un film que hechiza, que es y será minoritario y que por supuesto deja poso. Porque se cuentan cosas interesantes y se sugieren muchas más. Es un cine de sensaciones que merece ser posteriormente comentado, más que discutido, por los que asistan a su proyección. Es quizás una de las obras más hipnóticas y placenteras que he visto en mucho tiempo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Maggie Smee
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8
22 de septiembre de 2023
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un siglo de vida, si la persona es inquieta y fructífera, da para mucho. Y tal es el caso del neoyorkino Robert M. Young, que el próximo 22 de noviembre, y ojalá que sea así, cumplirá noventa y nueve años. Como se suele decir por el sur: “Casi ná”.

Haciendo un resumen, Robert Milton Young, estudia ingeniero químico y tras servir como fotógrafo a la Armada Americana en la II Guerra Mundial, realiza una serie de documentales sobre biología en la década de los cincuenta. Vuelve a Estados Unidos para estudiar Literatura Inglesa en Harvard y ya en los sesenta trabaja para la NBC con reportajes de carácter social que fueron premiados. En cambio su documental “Cortile Cascino” que trataba sobre una familia siciliana de los bajos fondos, no fue emitido, ya que la emisora la consideró “poco conveniente”. Continuó con su prestigiosa trayectoria de documentalista, reconocida dentro y fuera de los Estados Unidos.

El éxito definitivo (en circuitos cinéfilos) lo logra en 1978 con “Alambrista!”. Gracias a una beca de la Fundación Guggenheim, puede vivir y documentarse entre mejicanos para la realización del film. Quizá sea su mejor película, del que es el fotógrafo, guionista, productor (con su hermano Irwin) y director, llevándose la Cámara de Oro en Cannes y en San Sebastián le compensan su logro con la Concha de Oro y el OCIC.

Prosigue su carrera alternando proyectos personales, documentales y encargos, como “Extremities (La humillación)”, donde logra la mejor interpretación de Farrah Fawcett, por la que fue nominada a los Globos de Oro, pero que la Academia de Hollywood, en uno de sus ejemplos de aberrante injusticia, incomprensiblemente la ignora. Poco a poco Young sigue fijando otra vez su atención en el documental y con Roemer, Todd y de nuevo su hermano Irwin, en 1993 logran ser nominados al Oscar al mejor documental por “Children of Fate: Life and Death in a Sicilian Family”.

Creo que junto a “Alambrista!”, el mayor logro de Young en el cine de “ficción” es “The Ballad of Gregorio Cortez”, aquí bautizada con el título de “Persecución en Texas”, protagonizada por su actor fetiche, el estupendo Edward James Olmos (también su estimado Ned Beatty cuenta con una breve intervención) implicado además en su banda sonora y en su producción, porque Olmos estaba convencido, y con razón, que era un proyecto vital en su carrera, como lo han sido todas sus intervenciones en los films de Young.

Solamente por esos dos films, incluso sin tener en cuenta sus numerosos documentales porque los desconocemos desgraciadamente, merecería un mayor reconocimiento como cineasta del que tiene en la actualidad.

Su cine no ha envejecido, es más, va adquiriendo mayor relevancia en estos tiempos inciertos en el que no hemos progresado en algunos aspectos que ya deberíamos haber superado.

Centrándonos en “Persecución en Texas” se trata de una película notable. Su confuso título en español puede inducir al espectador de que se trata de una de acción a lo Peckinpah o Walter Hill en la frontera mejicana. No es así. También es cierto que si hubieran traducido su título original, posiblemente a más de uno le sugeriría que podría ser una réplica o copia de “La balada de Cable Hogue”, pero hubieran estado más acertados, ya que ambas se desarrollan en un “oeste” crepuscular, donde los cambios tanto sociales como los avances técnicos van dejando atrás una época.

“Persecución en Texas” mantiene en vilo al espectador, pero se trata más de un ejemplo de cine social y de diferencias culturales, sobre los prejuicios y la intolerancia, que le podrían acercar más a John Sayles que a los otros directores mencionados, pero teniendo entidad propia y que sería conveniente que los cinéfilos le echen un vistazo.

Basada en hechos reales, cuyo punto de partida no solo es la novela, si no también su canción ”El corrido de Gregorio Cortez”, ambas de Américo Paredes, Young junto a Villaseñor, han creado un guion preciso, con personajes bien definidos y que proporcionan, sobre todo en el caso de Edward James Olmos, una labor no solamente creíble, si no que es muy a destacar.

Young cuenta también con miembros hispanos en su apartado técnico, como en la fotografía, que corre a cargo de Reynaldo Villalobos, o en la banda sonora que corre a cargo de W. Michael Lewis, junto a, como hemos dicho anteriormente, a su protagonista Edward James Olmos.

La película cuenta con el clima adecuado, adecuándose a lo que se requiere, desde el ambiente rural familiar a lo agreste de su entorno, sin recreaciones espectaculares, con tintes más bien testimoniales. Su presupuesto reducido no se nota y su ambientación es más que correcta.

En definitiva, Young lleva con profesionalidad en todo momento lo que cuenta, que en otras manos no hubiera sido tan infalible, porque sabe de lo que habla y además le interesa. Y eso es lo que falta en muchos casos, dentro y fuera de nuestro país, gente que no solamente se documente, que no todos lo hacen, si no que además tenga el talento suficiente para que acapare nuestra atención.

Y casualidades de la vida... Por voluntad de la exhibición en España “Persecución en Texas”, que se estrena con tres años de retraso, coincide en cartelera pocos días con “El zorro gris”, que también nos llegó tarde, a finales de octubre de 1985. Ambos peliculones resultaron ser un fracaso en taquilla, engrosando la lista de fiascos de “westerns”, que se iba convirtiendo en un género “envenenado” hasta que “Bailando con lobos” lo resurge, ya ven... Sobre todo con el agravante de que “Persecución en Texas” se estrena doblada. Fallo brutal. Una película cuyo detonante dramático es “una mala traducción” entre el inglés y el español no se tendría que haber doblado, perdiendo el sentido con el que fue rodada.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Maggie Smee
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4
14 de agosto de 2023
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me da pena no coincidir con el comentario de esteve, que es el motivo por el que vi “La diputada”. Me hizo gracia, aunque creo que pecó de benevolencia.

Muchas veces pienso que puedo descubrir alguna “perla” perdida, incomprendida o menospreciada, pero desafortunadamente no es el caso presente.

Javier Aguirre es uno de los directores más desconcertantes del cine español, quizás por esa razón me interesa.
De gusto vanguardista y gran entendido en cine experimental, ha hecho de todo. Eso implica desde películas aberrantes, como las protagonizadas por el grupo musical Parchís, a películas comerciales que garantizaban ingresos personales para subsistir, como “Soltera y madre en la vida” con Lina Morgan, “Soltero y padre en la vida” con José Sacristán o “El astronauta” con Tony Leblanc. También fiascos comerciales como la desagradable “Rocky Carambola” con Torrebruno, el cine del destape de clasificación “S” como “El consenso” o comedias que a más de uno podrían dejar boquiabierto como “En busca del huevo perdido” con las Hermanas Hurtado, de gran éxito en locales de periferia y cines de verano. Reconozco que a mí me supuso un gran impacto emocional y sobre todo recuerdo a todo el público tronchándose mientras aplaudía.

Su faceta más independiente ha generado desde “Vida perra”, un monólogo a cámara dedicado y protagonizado por su mujer, Esperanza Roy, una de las actrices nacionales más grandes, versátiles y desaprovechadas por la que merecía haber ganado el premio a mejor actriz ese año que la película fue a Venecia, o “Medea 2”, una rareza que cuenta con un gran reparto que cobró lo mínimo para que pudiera rodarse, que es de los experimentos menos conocidos de nuestro cine y a mí, dicho sea de paso, me encantaría poder ver algún día. Sirva de súplica esta mención.

El caso es que “La diputada” es un drama fallido, que parece haberse rodado a la ligera, previsible en todo momento y cuyo interés no funciona. Su reparto se limita a lo que deben hacer, pero sin garra en ningún momento, con unos personajes planos y, a veces, hasta aburridos. Clama al cielo lo desaprovechada que está Paca Gabaldón con un papel olvidable.

Desde sus feísimos títulos de crédito a su fría fotografía, todo lo que envuelve a “La diputada” es un aire anacrónico que parece haberse rodado casi una década antes de lo que fue realmente.

Ya, con más delito, son los estilismos, especialmente los de Victoria Vera. Influye la época que se rodó, bastante “choni”, con pelos fritos y cardados nauseabundos, pero es que además se recurren a modelos pretenciosos, más que de firma parecen de “boutique” de cuarta, como los que salen al principio en los desfiles de moda en Barcelona o Sevilla, que son para morir del disgusto. Viéndola ahora, ya sé de dónde se inspiró la “pseudo- cantante” María del Mar Cuena Seisdedos, la que fuera Tamara, que luego fue Ámbar y posteriormente Yurena, la del “No cambié” o “A por ti”, vamos. Hay planos en que Vera parece ella. Tan solo al final, se opta, a saber quién fue quien se le ocurrió, que Vera llevara un moño y pelo con fijador, como aparece en la cartelera, un poco a lo Betty Missiego salvando las distancias, para su monólogo final, quizás lo mejor del film, y la única oportunidad real de lucimiento actoral de la actriz, pero que llega tarde, la película ya se ha ido al traste y es irrecuperable.

Eso sí, y con gran diferencia, lo peor es la música. Me niego a llamar banda sonora lo que ha hecho Antón Larrauri, y lo siento, porque es un músico venerado. Es de las peores músicas que he visto jamás en ninguna película: un sintetizador constante que provoca mareo, que carece de intenciones dramáticas de cualquier tipo y hasta provoca angustia.

“La diputada” como fallida y anodina que es, pasó sin pena ni gloria en taquilla, no me extraña, ni tampoco destacó entre la crítica ni supuso nada a ninguno de los que integraban el equipo. Una pena, porque podía haber dado más de sí. Quizás por eso engrosa la triste lista de que, la mayoría de los títulos nacionales que tocan el mundo de la política en España, no han sido relevantes en ningún sentido, con lo que tenemos aquí...
Maggie Smee
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