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Críticas de Eduardo García
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Críticas 46
Críticas ordenadas por utilidad
9
5 de septiembre de 2022
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película británica El último emperador (Bernardo Bertolucci, 1987) constituye un excepcional relato histórico que narra la biografía de Puyi, el último emperador de China, que vivió confinado en palacio hasta su vida adulta y al que varias revoluciones le privaron de sus poderes primero, y de su cargo después. El guión de esta cinta está adaptado de las memorias del propio emperador Puyi y, aunque se toma algunas licencias dramáticas, el largometraje resulta bastante fiel a los hechos históricos que se encarga de contar. El último emperador no deja de ser una rara avis dentro del mundo cinematográfico ya que es muy extraño que se hable de la historia de los pueblos asiáticos en las superproducciones occidentales, aunque existen excepciones como Gandhi (Richard Attenborough, 1982) o Kundun (Martin Scorsese, 1997), que también tienen un carácter biográfico.

La película tiene un esquema muy definido, que se articula a través de flashbacks, ya que todos los hechos que acabo de relatar son contados por Puyi desde su encierro en la cárcel, mientras los funcionarios del Partido Comunista le interrogan por sus crímenes pasados. Así, a lo largo del largometraje y especialmente en la segunda parte del mismo, la alternancia entre su época como emperador y sus años como preso es constante y ambas fases se intercalan de forma perfecta. Todo esto implica que aunque la película sea un relato histórico, el espectador nunca se aburre ya que está perfectamente hilvanada. Sencillamente, es una obra redonda. Es tan buena que hay escenas que más adelante otros han copiado tal cual, como cuando el emperador niño sale riéndose a través de unas cortinas y descubre una gran explanada con todos sus sirvientes arrodillados; secuencia que fue utilizada en el mítico capítulo de Los Simpson en el que Homer es elegido como el líder de la secta de los canteros (06x12).

La puesta en escena del aclamado director italiano Bernardo Bertolucci es monumental. Aunque en el tramo final se vuelve más clásica, toda la parte de la historia que se desarrolla en el interior de la Ciudad Prohibida deja al espectador boquiabierto por la fastuosidad de los escenarios, con escenas para las que fueron necesarias hasta 19.000 extras, sin usar efectos digitales. Además, fue la primera vez que las autoridades chinas dieron permiso para rodar una película occidental en el interior de la auténtica Ciudad Prohibida, el complejo palaciego que durante casi 500 años fue la residencia oficial de los emperadores de China y de la que casi nunca podían salir, donde vivía una corte de casi 2.000 personas al servicio exclusivo del emperador. Bertolucci, que en aquel entonces llevaba seis años sin dirigir una película, logró un resultado envidiable, propio de un artesano del cine responsable de clásicos como Novecento (1900) (1976).

El reparto de El último emperador está muy bien escogido, lógicamente todo el elenco es de etnia asiática, a excepción del personaje de Peter O'Toole -el mítico Lawrence de Arabia, que aquí hace de tutor del emperador-. A Puyi lo interpretan diversos actores a lo largo del film, según las etapas de su vida, aunque el principal y más destacado es John Lone, que logra una composición magnífica que hace creíble al personaje en todo momento, es tan buena su interpretación que desafortunadamente ya quedó encasillado en este papel y no tuvo una carrera posterior muy brillante. La tercera pata del banco es Joan Chen, que interpreta a la bella Wan Rong, esposa del emperador, Chen hace muy buen trabajo porque además su personaje es el más sutil y el que expresa más emociones a lo largo de la cinta.

La verdad que la película está perfectamente realizada en todos los aspectos, pues en el resto de apartados técnicos solo encontramos virtudes: el ágil montaje, los magníficos vestuarios y decorados, la bella banda sonora, etc. Pero sobre todo destaca la fotografía de Vittorio Storaro, que logra unos encuadres magníficos e ilumina los interiores de forma maravillosa, no en vano es uno de los camarógrafos más respetados del mundo. La única mancha de la película es que la narración se puede volver demasiado esquemática en algunos tramos lo que hace que pierda algo de emoción, pero es algo que a mí solo me ha sucedido en cinco minutos de ciento sesenta por lo que considero a El último emperador como una de las grandes superproducciones de la historia del cine.

CONCLUSIÓN

El film de Bernardo Bertolucci ha sabido aguantar el paso de los años y en una época, los años 80, en la que las películas se volvieron más comerciales que nunca, supo lograr un espectacular relato histórico con sello de autor que además funcionó muy bien en taquilla. Incluso, gracias el período temporal en que se desarrolla, puede servir para aprender un poco más de la historia de un país que hace cien años vivía en el feudalismo y hoy en día está a un paso de convertirse en la primera potencia mundial.

El último emperador consiguió práctica unanimidad en la crítica al considerarla una obra maestra. También es una de las cintas más premiadas de la historia, pues logró un pleno de nueve Óscar de nueve nominaciones, entre ellos mejor película, dirección, guión, fotografía, banda sonora, montaje, dirección artística, vestuario y sonido. También se llevó los premios gordos en los Globos de Oro, los BAFTA y los David di Donatello. En definitiva, una película irrepetible, maravilla del séptimo arte, que actualmente se puede ver mediante streaming en la plataforma Filmin.

https://noesmasquecine.blogspot.com/2022/02/el-ultimo-emperador-la-gran-caida-del.html
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Eduardo García
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7
5 de septiembre de 2022
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película estadounidense La casa Gucci (Ridley Scott, 2021) era uno de los estrenos más esperados de este año. Con una historia criminal llamativa, un reparto de campanillas y una promoción potente -incluida premiere con alfombra roja en Londres- la cinta fue estrenada el pasado 24 de noviembre en salas norteamericanas y dos días después llegó a los cines de toda España con gran expectación. Los espectadores han respondido bien -dentro de lo tocadas que han quedado las salas tras la pandemia- porque ya está cerca de igualar en recaudación sus 75 millones de dólares de presupuesto. El chasco llega al verla, porque sin ser una película mala ni aburrida no es tan buena como muchos pensábamos que iba a ser. Un jarro de agua fría.

Esta historia tiene mucho de shakesperiana y por ello necesitaba de nombres a la altura. Para empezar, en la dirección encontramos a Ridley Scott, que llevaba más de quince años en la lucha por llevar esta crónica de sucesos a la gran pantalla. Scott es un director muy prestigioso que ha hecho películas famosísimas que todos hemos visto y que además estrenó hace unos meses la notable El último duelo (íd., 2021). Esta vez dirige a uno de los repartos más glamurosos de los últimos años. Uno por uno, la cabeza del cartel es para Lady Gaga -Patrizia Reggiani-, famosísima cantante y actriz que deslumbra con su belleza y con su actuación, que es la mejor de la película sin lugar a dudas y que probablemente le valga para estar en la quiniela de los Óscar.

El coprotagonista es Adam Driver -Maurizio Gucci-, este exmarine es el actor más de moda de Hollywood pero su papel me deja frío ya que su actuación es extremadamente contenida, como la de un pequeño ratoncillo. Tras ellos dos aparece Jared Leto -Paolo Gucci- con una de las performances más demenciales de los últimos años mezcla de sublime por su mérito y ridícula por interpretar a un tremendo idiota. Luego llegan los veteranos, Al Pacino -Aldo Gucci- y Jeremy Irons -Rodolfo Gucci-, dos de los actores más respetados del mundo que están simplemente correctos en su papeles, pero bueno, suman más de lo que restan porque ver a estos dos en la pantalla siempre es un placer. Por último, Salma Hayek -Giuseppina Auriemma- y Jack Huston -Domenico De Sole- cumplen su rol y cierran este elenco estelar.

Tras estos párrafos cabe preguntarse, ¿en qué falla la película? Para empezar, a este reparto se le podía haber sacado muchísimo más jugo. Es fácil percatarse que la dirección de actores es caótica y de eso tiene toda la culpa Ridley Scott, que pese a su oficio no consigue que todos remen en la misma dirección ni todas las piezas encajen tan bien como deberían. A excepción de Lady Gaga y Jared Leto, el conjunto podía haber aportado bastante más. Esto se puede pasar por alto, pero existe otro problema de fondo mucho más grave: el guión. A pesar de basarse en un libro, el guión tiene muchos fallos que de primeras perjudican el conjunto en general, como un escaso acercamiento emocional a los personajes -es imposible empatizar con ninguno-; subtramas inexploradas -anda que no se podía haberle dado más juego a esa relación paterno filial entre Maurizio/Driver y Rodolfo/Irons-; juicios de moral innecesarios -las motivaciones de los personajes se expresan de manera poco sutil- y saltos en el tiempo inasumibles -pasan años de unas escenas a otras sin mencionarlo-. En definitiva, falta coherencia.

Todo esto es demérito de sus guionistas, Roberto Bentivegna y Becky Johnson, pues la autora del libro no quiso adaptarse a sí misma. Pero sobre todo es culpa de Ridley Scott porque parece mentira que un director tan bueno, que ha tocado todos los géneros, haya apostado por una narrativa tan pobre. Porque la puesta en escena tampoco es nada del otro mundo, está poco depurada -la sutileza nunca ha sido uno de los atributos de Scott- y se sustenta en gran medida por el carisma de sus intérpretes, que lucen fuertemente caracterizados. Los escenarios son demasiado clásicos, falta riesgo, y la fotografía carece de personalidad sobre todo en la iluminación de interiores.

CONCLUSIÓN

Que nadie se confunda, House of Gucci es una película disfrutable pero inconsistente, que a pesar de sus 150 minutos no se hace larga, pero a la que le falta genialidad en su libreto y algo más de chispa en general. Y eso a pesar de que la historia real en la que se inspira es tremendamente morbosa y fue un escándalo mundial a mediados de los 90. Quizás las expectativas con este film estaban demasiado altas y esta vez solo se han cumplido a medias. No me arrepiento de haberla visto pero tampoco va a perdurar en mi memoria. Sin más, vendrán estrenos mejores.

Lo mejor de todo, Lady Gaga, todo un descubrimiento pues aunque su personaje sea altamente odiable su interpretación es de gran nivel -ojo a su acento italiano- y encaja como un guante en este drama criminal. Hay que dar por sentado que la veremos en todas las galas de premios. En definitiva, recomiendo esta peli para quien quiera ver gente guapa en la pantalla y no tenga un grado de exigencia cinéfila demasiado alto. Por lo demás, y a pesar de su doble condición de retrato y sátira, ha resultado para mí ser una pequeña decepción.

https://noesmasquecine.blogspot.com/2021/12/la-casa-gucci-celos-y-traicion-en-el.html
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Eduardo García
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8
6 de mayo de 2024
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
A modo de breve prólogo, y tras un tiempo desaparecido de estos lares, debo decir que me he encontrado demasiado ocupado entre el trabajo y el visionado de la sublime serie Mad Men. Ahora toca volver a este blog con el vibrante reto que siempre supone escribir una crítica cinematográfica. Sin más explicaciones, hoy vengo a hablaros de la película Civil War (Alex Garland, 2024). Estrenada en nuestro país el pasado 19 de abril, es una producción norteamericana y constituye el cuarto largometraje de su director, que abandona la ciencia ficción -su género predilecto- para entregarnos una obra de carretera y acción.

Civil War sitúa al espectador en un futuro distópico, cercano en el tiempo, en el que los Estados Unidos se encuentran inmersos en su segunda guerra civil, originada por la rebelión conjunta de dos estados: California y Texas. Uno demócrata y otro republicano, para que no se puedan deducir las ideologías. El guión apuesta fuerte por no dar explicaciones más allá de esta premisa, y se centra exclusivamente en el viaje de sus personajes a través del horror. Estos son cuatro periodistas -cada uno enmarcado en un cierto estereotipo-, que recorren la costa este del país documentando el conflicto.

El grupo está liderado por Lee Smith, veterana fotógrafa, gélidamente interpretada por una algo desmejorada Kirsten Dunst. En los primeros minutos de metraje, ella expresa su intención de viajar hasta Washington DC con el fin de retratar al presidente, atrincherado en la Casa Blanca en las postrimerías de la guerra. Este deseo suyo sirve de móvil a toda la acción de la película, que comienza algo estática en Nueva York y va ganando interés según el convoy se encamina a la capital norteamericana.

A Lee Smith la acompañan dos compañeros, un periodista de mediana edad -al que da vida Wagner Moura- cuya evolución resulta algo forzada y caricaturesca, y otro reportero, al borde de la jubilación, que busca su última exclusiva. Este último, a pesar de tener el rostro del bonachón Stephen Henderson, no consigue transmitirme ninguna sensación. Por poner los puntos sobre las íes, la presencia que salva el reparto es la de Cailee Spaeny. La joven intérprete, vista hace poco en Priscilla (Sofia Coppola, 2023), compone el personaje más destacado de Civil War: una fotógrafa novata que se acopla al grupo en busca de trabajo y aventura.

El crecimiento de su alter ego es enorme, y es eso lo que da sentido y motivo al desarrollo íntegro del film. Además, Garland, su director, toma la acertada decisión de mostrar en pantalla las fotos en blanco y negro que ella va capturando, lo que, lejos del efectismo, causa un notorio e instantáneo impacto en el público. En el resto del reparto, bastante secundario, encontramos a actores de moderado prestigio como Jesse Plemons o Nick Offerman.

En cuanto al apartado estrictamente cinematográfico, me ha gustado el dinamismo de la narración, a excepción de algunos atrevimientos demasiado manidos -como hacer avanzar la trama con canciones estridentes-. Sus 109 minutos pasan rápido. Por otra parte, resulta pertinente el uso de la fotografía, muchas veces cámara en mano en espectaculares set pieces bélicas. Finalmente, los efectos especiales y el cuidado esmero puesto en el vestuario y los decorados resultan dignos de elogio. Los 50 millones de dólares de presupuesto se notan.

Conclusión

La película Civil War me ha parecido buena. De notable. La acción es dinámica, no da explicaciones -lo que favorece el tono distópico- y cuenta con avanzados recursos técnicos. Por poner peros, únicamente me ha gustado un personaje de su cuarteto protagonista. Asimismo, no me han resultado oportunas algunas decisiones de puesta en escena, sobre todo en la resolución de los tramos de la gran fosa común y del francotirador. El director teje y teje un buen planteamiento, sin embargo, lo dinamita burdamente.

A pesar de ello, creo que esta es una obra que merece la pena, pues plantea debates éticos, periodísticos y políticos con tan solo mostrar el horror, sin tomar al espectador por tonto. Y, lo más importante, es entretenida. Recomiendo su visionado a un público joven-adulto. Actualmente, es una de las propuestas que mejor está rindiendo en cartelera, con 95 millones recaudados, y se da por hecha su presencia en la próxima temporada de premios.

https://noesmasquecine.blogspot.com/2024/05/civil-war-la-barbarie-llama-las-puertas.html
Eduardo García
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9
5 de diciembre de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hoy vengo a hablar de una película que vi recientemente y que creo merecía una reseña. Se trata del film británico Hijos de los hombres (Alfonso Cuarón, 2006). Película que ya visioné hace muchos años -porque me la pusieron en clase-, de la que no recordaba prácticamente nada y que decidí revisitar a tenor de haber recibido casi de casualidad valoraciones muy positivas de ella. Totalmente acertadas, ya que esta es una peli fascinante, de argumento potente e insólito. Destaca su estilo de grabación casi documental, cámara al hombro en muchos momentos, que le confiere una potencia a sus imágenes pocas veces vista de manera natural en el cine contemporáneo. Con unas secuencias de acción superiores a las que se ven en cintas del género. No en vano, tras verla considero que es una de las mejores películas del siglo XXI.

Hijos de los hombres es una película especial no solo porque cuenta una historia muy potente, original e interesante, si no que lo hace desde una óptica revolucionaria en el campo audiovisual. Es decir, el contenido es muy bueno, pero el continente lo es aún más. La composición de la imagen y los planos utilizados son fantásticos. Creo que es una de las películas mejor fotografiadas que he visto nunca. Y la puesta en escena es colosal, cuidando hasta el más mínimo detalle en geniales planos secuencia como el del atentado en la cafetería y posterior secuestro o el de la huida de la granja montados en un coche que no acaba de arrancar. Tuve que ver esta peli en mi casa pero sin duda que hubiese pagado por poder verla en el cine en todo su esplendor.

El reparto está compuesto por Clive Owen como Theo Faron y Clare-Hope Ashitey como Kee, en los papeles principales. En segunda línea encontramos intérpretes de lujo como Julianne Moore, Michael Caine o Chiwetel Ejiofor. Pero de todos ellos es Clive Owen el que se come la pantalla con un papel que le viene como anillo al dedo, pues su rostro es el más adecuado para interpretar a ese hombre desesperanzado con aspiraciones de mártir. En el conjunto general nadie desentona así que el trabajo de cásting es más que bueno.

La película tiene un sentido del ritmo brutal, con un desarrollo que engancha al espectador desde el primer minuto y no lo sienta hasta el final. Apenas da respiro, solo unos minutos durante el reencuentro de los personajes de Owen y Julianne Moore. Esta habilidad para realizar grandes y a la vez profundos entretenimientos nace de su director, el mexicano Alfonso Cuarón, responsable de cintas conocidísimas como Harry Potter y el prisionero de Azkaban (íd., 2004) y dos veces ganador del Óscar por Gravity (íd., 2013) y Roma (íd., 2018). Cuarón forma parte de ese trío de cineastas mexicanos -junto a Alejandro G. Iñárritu y Guillermo del Toro- que en los últimos años han conquistado los altares de Hollywood con películas muy triunfadoras.

Conclusión

Considero que Hijos de los hombres constituye un relato verídico e impactante de lo que podría ser un mundo distópico. La ambientación es impecable y sobrecoge por su crudeza. La solidez de su planteamiento y desarrollo, aunado en un guión bueno más unas imágenes contundentes confieren a esta película el distinguido título de obra maestra. Recomiendo a todo el mundo su visionado.

Este film ganó el premio de mejor contribución técnica en el Festival de Venecia, dos BAFTA a mejor diseño de producción y fotografía y estuvo nominada a tres premios Óscar en las categorías de mejor guión adaptado, fotografía y montaje. En la taquilla fue un pequeño fracaso ya que apenas llegó a recaudar los 70 millones de dólares que costó. Aunque con el tiempo ha trascendido como un título de culto. Actualmente se puede ver en streaming en Prime Video.

https://noesmasquecine.blogspot.com/2022/12/hijos-de-los-hombres-el-destino-en-sus.html
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Eduardo García
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9
8 de noviembre de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Acostumbrados a la tiranía de la comedia costumbrista, en España no se han realizado series de televisión de gran calado y profundidad dramática durante los últimos años. Los subproductos y realities televisivos han robado gran cantidad de tiempo de emisión y recursos a otros creadores que se vieron indefectiblemente relegados a las plataformas de pago. Allí tienen libertad creativa, pero sus contenidos no gozan del márketing y radio de alcance que sí otorga la televisión convencional que millones de españoles se tumban a ver después de cenar. En las cadenas ha faltado valor para apostar por contenidos lejos de los cánones habituales. Un ejemplo claro de esta situación es el de la serie La casa de papel (Álex Pina, 2017-2021), sin duda la ficción española más popular de la última década. La casa de papel, serie original de Antena 3, rápidamente fue adquirida por Netflix que decidió ser audaz y apostar por un producto que se consolidó como rentable y de gran éxito. La brutal crisis de audiencias abierta en las cadenas de televisión es el mayor síntoma de que las cosas no se están haciendo bien y que quizás ha llegado el momento de abrir nuevas vías de contenido.

Un ejemplo a seguir es el de la miniserie de la que vengo a hablar hoy, Patria (Aitor Gabilondo, 2020). Patria es la adaptación a la pantalla del libro homónimo de Fernando Aramburu, todo un best seller, Premio Nacional de Narrativa, publicado en el año 2016 y traducido a más de treinta idiomas. La producción de su adaptación audiovisual corre a cargo de la HBO, comenzó a rodarse en 2018 y se estrenó en streaming en septiembre de 2020 previo paso por el Festival de San Sebastián. Patria aborda 20 años de conflicto en el País Vasco a lo largo de ocho capítulos que trasladan el universo de las páginas de la novela a actores de carne y hueso. Los cuatro primeros episodios están dirigidos por Félix Viscarret y los cuatro últimos por Óscar Pedraza. El guión está firmado íntegramente por Aitor Gabilondo sin intervención del autor del libro.

Técnicamente y a nivel de realización la serie es impecable. Si tuviera que destacar dos aspectos por encima de todos estos serían la fotografía -un fantástico uso de la luz natural y el color, especialmente el de esos días lluviosos, que preceden acontecimientos trágicos- y la caracterización a nivel de maquillaje y peluquería -la serie juega con dos líneas temporales separadas por veinte años pero utiliza siempre a los mismos intérpretes, rejuveneciéndolos y envejeciéndolos con un realismo impresionante-. A esto hay que añadir que el elenco de actores es bastante desconocido pero está muy bien escogido ya que son en su mayoría vascos y el uso de muletillas -como el habitual «chico/a» para referirse a alguien- o ciertas expresiones atribuyen una mayor credibilidad a lo que vemos en pantalla.

Conclusión

La combinación de una bella factura técnica y la potente carga dramática de su argumento convierten a Patria en una de las mejores producciones españolas de televisión. El visionado de esta miniserie constituye una muy grata experiencia porque te adentra en una telaraña de principios morales contrapuestos -el rencor y el perdón, principalmente-, con personajes que hacen de diques para no obligarte a escoger un bando. Al final, el odio se diluye con un final purificador y satisfactorio -en la línea de películas como Maixabel (Icíar Bollaín, 2021)- lo que la convierte inexorablemente en una obra catártica y un clásico instantáneo de nuestra televisión.

A nivel de reconocimiento, obtuvo críticas muy positivas y los galardones en los Premios Platino a mejor serie, creador, actriz -Irureta- y actriz de reparto -Mauleón-. Irureta también se alzó como mejor actriz en los premios Forqué y Feroz, y Mauleón hizo lo propio como actriz de reparto en estos últimos. Patria forma parte del catálogo permanente de HBO Max.

https://noesmasquecine.blogspot.com/2022/11/patria-conmovedora-miniserie-sobre-el.html
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Eduardo García
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