El trishaw es la mejor manera que uno tiene para conocer las dos ciudades más importantes de Vietnam: Hanoi y Saigon. Por un módico precio, tras mucho regatear, puedes con un espléndido guía nativo, recorrer los recovecos más interesantes. Pero quizás, si uno ve la película de Tran Anh Hung, se cuide mucho de coger uno de estos vehículos.

Tran Anh Hung nos narra la mafia que puede esconder un negocio tan sencillo como los Xich lo (los trishaw franceses o los cyclos anglosajones). El poder visual de este director y guionista ya quedó reflejado en su anterior película y sobre todo, en la posterior a esta, “Pleno verano” que es quizás la mejor de las tres.

En este ejercicio de virtuosismo y desparpajo Anh Hung usa toda la fuerza de la noche para crearnos una atmósfera de contrastes y destellos luminosos. Se mueve con soltura y con un cuidado milimétrico que otorga a muchas escenas, una calidad concedida a los grandes.

Unas inmejorables interpretaciones y como siempre, una valiente y estudiada banda sonora dan un empaque inmejorable. Como dice Alexei en su gran crítica, el vietnamita Tran Anh Hung, se encuentra por méritos propios, entre los grandes del cine oriental. Sólo le falta, salir de la ciudad y aprovechar ese fuego y poder visual que arroja sobre cada trabajo. Porque si es capaz de sacar belleza de la ciudad más fea de todo Viêt Nam, cuando decida salir a sus campos y sus montañas, cuando crezca el valor para navegar por sus deltas y sus playas, Tran Anh Hung puede dejarnos ciegos con tanta poesía visual.