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España España · Madrid
Voto de Kaiser:
10
Intriga Scottie Fergusson (James Stewart) es un detective de la policía de San Francisco que padece de vértigo. Cuando un compañero cae al vacío desde una cornisa mientras persiguen a un delincuente, Scottie decide retirarse. Gavin Elster (Tom Helmore), un viejo amigo del colegio, lo contrata para un caso aparentemente muy simple: que vigile a su esposa Madeleine (Kim Novak), una bella mujer que está obsesionada con su pasado. (FILMAFFINITY)
15 de noviembre de 2007
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hasta Kim Novak parece una actriz y transmite emociones y misterio, creo que con eso digo todo. Es la cúspide de la carrera de un director que tiene un rosario de obras maestras (desde Rebeca hasta Con la Muerte en los Talones). La película más enfermiza y ambigua. Incorpora también la mejor partitura de Herrmann (y tiene unas cuantas de órdago).

Es una trama de suspense, un thriller de un romanticismo exacerbado. La creciente obsesión de un ex-policía por una mujer a la que encargan vigilar. En sucesión hipnótica, asistimos en San Francisco al misterio, el destino, el dolor, y luego el azar y la necesidad de recuperar al ser amado, aún de entre los muertos y el crimen... Y la obviada amiga, la sensatez, incapaz de enfriar la obsesión y apartar a su amado de su cita con el destino...

El vértigo no solo es el físico y prescindible del protagonista, es el que sufre el espectador ante el abismo de la obsesión, los recuerdos, la perdición de una persona corriente. Algunos se empeñan en destacar a los árboles, señalando éste o aquel fallo, sin tener en cuenta el todo, el bosque inabarcable. El todo funciona a la perfección: guión, ritmo, actores, fotografía, música excepcional, y sobre todo, la dirección. Es verdad que Hitchcock ha pasado a la posteridad como el maestro del suspense, pero para mí es también un genio a la hora de desarrollar una historia de atracción y amor entre un hombre y una mujer: inteligente, sutil, creíble, apasionante y en este caso, enfermizo y doloroso. Esta es su obra cumbre, un icono del romanticismo como pueda serlo el Tristán e Isolda de Wagner. De entre todas sus escenas memorables, la de James Stewart obligando a vestirse y arreglarse a Kim Novak como el quiere es realmente impagable, de lo mejor que ha dado el cine nunca.
Kaiser
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