En esos años era relativamente normal que los guiones mezclaran la comedia y el melodrama. Este film es uno de ellos, Grandes momentos de comicidad junto a otros en el que el melodrama alterna con escenas que a veces no pegan muy bien ni con la acetona del celuloide de la época. Pero además de ver en escena a grandes actores como Ch. Bickford, Paul Stewart o Gladys Cooper... vemos a un Cary Grant en pleno dominio de los registros actorales. Merece la pena verla en versión original y ver los registros de la voz con los imperceptibles gestos que demuestran lo gran actor que era. El rostro impasible en la escena de la iglesia cuando escucha la lectura de la carta... es un ejemplo de su gran calidad. En la comicidad y picardia era inimitable, hubiera sido un villano de categoría y como lo demuestra aquí un gran actor dramático. No es de extrañar que para algunos sea el mejor actor de la historia del cine. Cosa difícil de decir en un arte donde hubo tantos grandes actores. Pero C. Grant dominaba todos los registros. Claro que ya en 1939, cinco años antes, había dado la muestra de su capacidad en todos los registros en esa obra maestra de Hawks "Sólo los ángeles tienen alas".