La película tiene un pase. Si no has leído la novela, es posible que te sorprenda el original tratamiento sobre un tema trillado hasta la saciedad como las no-vidas y obras de los vampiros.
Lo mejor: el casting. ¿Quien mejor para encarnar a unos vampiros que unos actores con menos vida que una discoteca un lunes por la noche? Tom Cruise (buen actor cuando lo dirige un buen director), Brad Pitt (mal actor aún cuando lo dirige un buen director), Antonio Banderas (que es una calamidad de la sobreactuación) y Slater (que ya ni es actor) dan buena prueba de ello.
Lo peor: la duración (se hace un pelín larga) y el final (un tanto estúpido)