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Voto de Sinhué:
7
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Drama
El mundo es un lugar misterioso, sobre todo visto a través de los ojos de un animal. En su camino, EO, un asno gris de ojos melancólicos, se topa con buena gente y otra no tan buena, conoce la alegría y la pena, y la rueda de la fortuna transforma, según el momento, su buena suerte en desastre, y su desdicha en felicidad inesperada. Pero nunca, en ningún momento, perderá la inocencia. (FILMAFFINITY)
3 de febrero de 2023
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Eo es un burro que se limita a estar, mirar, trabajar obligado y retozar a la menor ocasión. Como todo ser doliente tiene derecho a ser respetado y completar su ciclo vital con la mayor dignidad. ¿Piensan lo mismo quienes le utilizan, le acompañan en etapas de su camino y le miran con ternura, o desprecio?
Skolimowski, impresionado sin duda por aquel Balthazar de Robert Bresson en 1966, homenajea al irrepetible realizador francés, colocando su cámara en los inocentes ojos del asno para reflejarnos personajes y circunstancias varias de nuestra contemporánea, que no envidiable, realidad.
El director polaco fiel a sus anhelos experimentales y a sus avanzados conocimientos pictóricos, aprovecha la ocasión para jugar con las imágenes y las futuribles expectativas; sin olvidar el mundo que le rodea, en el que salvo escasas y vencidas sensibilidades; el progreso, como mejora, no se atisba.
La simpleza, que sigue siendo un valor que cotiza a la baja, es un salvador collar de zanahorias que nos alimentará en la búsqueda, en ese horizonte que ha desaparecido ante nuestros ojos; y en el que, dicen los más viejos del lugar, estaba escrita, rutilante, la palabra felicidad.
Eo, es buena; para el que quiera ver, o sepa de la desorientación de la raza humana; y esté dispuesto a colocarse del lado de quienes piensan que las cosas han de cambiar.
Skolimowski, impresionado sin duda por aquel Balthazar de Robert Bresson en 1966, homenajea al irrepetible realizador francés, colocando su cámara en los inocentes ojos del asno para reflejarnos personajes y circunstancias varias de nuestra contemporánea, que no envidiable, realidad.
El director polaco fiel a sus anhelos experimentales y a sus avanzados conocimientos pictóricos, aprovecha la ocasión para jugar con las imágenes y las futuribles expectativas; sin olvidar el mundo que le rodea, en el que salvo escasas y vencidas sensibilidades; el progreso, como mejora, no se atisba.
La simpleza, que sigue siendo un valor que cotiza a la baja, es un salvador collar de zanahorias que nos alimentará en la búsqueda, en ese horizonte que ha desaparecido ante nuestros ojos; y en el que, dicen los más viejos del lugar, estaba escrita, rutilante, la palabra felicidad.
Eo, es buena; para el que quiera ver, o sepa de la desorientación de la raza humana; y esté dispuesto a colocarse del lado de quienes piensan que las cosas han de cambiar.