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España España · Cáceres
Voto de Sinhué:
9
Intriga Scottie Fergusson (James Stewart) es un detective de la policía de San Francisco que padece de vértigo. Cuando un compañero cae al vacío desde una cornisa mientras persiguen a un delincuente, Scottie decide retirarse. Gavin Elster (Tom Helmore), un viejo amigo del colegio, lo contrata para un caso aparentemente muy simple: que vigile a su esposa Madeleine (Kim Novak), una bella mujer que está obsesionada con su pasado. (FILMAFFINITY)
11 de diciembre de 2010
13 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay en Vértigo una atmósfera melancólica que atrapa, y te lleva a hombros de Scottie Fergusson (James Stewart) a cada uno de los rincones por donde transita, en principio, la apacible vida del solterón y retirado detective de la policía de San Francisco; como si el otoño se hubiera adelantado y a nuestro protagonista, buen hombre y buen amigo, le empezaran a sobrar paseos por las doradas alfombras que las hojas han trenzado en los parques de la cálida ciudad californiana.
Y aunque atractivo y divertido es el caminar pausado, observar la frontera que marcan las faldas a media pantorrilla y las rectas costuras de las medias, eludir las insinuaciones de la mujer que quieres por cómplice y hermana….(con la música de Bernard Herrmann caracoleándote el sombrero), un hombre de acción necesita de otros alicientes.
Al menos eso debió pensar Scottie cuando su antiguo compañero de colegio, Gavin Elster (Tom Helmore), le encomienda vigilar a su esposa Madeleine (Kim Novak) que siente una atracción especial hacia la llamada de sus antecesores muertos. Lo que no le había contado su compinche de pantalón corto es que la mujer de nombre francés es una elegante preciosidad de cabello de plata y mirada de gacela herida.

Y sin querer llega el amor; y tras él la ceguera, la pasión, el dolor, la traición…..; y el tranquilo, afable y caballeroso señor Fergusson alarga el gesto, otrora redondito y sonrosado, para convertirse en un personaje doliente de El Greco. Y comienza a ver lejos lo que antes era próximo y experimenta ese otro vértigo eterno, como sed infinita, como remolino inacabable, que durará hasta que el maestro de los maestros del suspense, Don Alfred Joseph Hitchcock (Leytonstone, Londres, 13 de agosto de 1899 - Bel Air, Los Ángeles, 29 de abril de 1980), grite ¡corten!, poniendo fin a la pesadilla.
Sinhué
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