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Voto de Sinhué:
8
29 de octubre de 2010
12 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
La discusión sobre la copia y el original en el mundo del arte da pie al director iraní para enfrentar a una pareja que tal vez se conozcan demasiado o quizás no se conozcan de nada.
"Son tus ojos los que han de elegir, en tu mirada está la verdad y no en la certeza científica" -le dice ella (Juliette Binoche)-
El (William Shimell), es un escritor inglés de cierto éxito, aparentemente flemático, poco convencido de su propia obra, que opina que "tienen más posibilidades de ser felices los ignorantes por ser menos exigentes"
En el fondo sólo son dos seres, con un alto nivel intelectual, que dan vueltas y buscan razonamientos filosóficos alrededor de algo que otros resuelven con una mirada o un pellizco, algo que han perdido, que añoran y no les importaría recuperar, pero que no está en sus manos porque el amor es caprichoso y afortunadamente hay millones de copias que sirven por igual a príncipes y porqueros.
El encuentro en la Toscana, el desnudamiento emocional (más por parte de ella que de él), evocan ciertamente otras obras cinematográficas anteriores de las que el propio Kiarostami niega influencia alguna.
La interpretación de la Binoche, que dice se inspiró en Ana Magnani, es de una humanidad que cautiva y que inclina a su favor los argumentos y las simpatías del espectador.
"Son tus ojos los que han de elegir, en tu mirada está la verdad y no en la certeza científica" -le dice ella (Juliette Binoche)-
El (William Shimell), es un escritor inglés de cierto éxito, aparentemente flemático, poco convencido de su propia obra, que opina que "tienen más posibilidades de ser felices los ignorantes por ser menos exigentes"
En el fondo sólo son dos seres, con un alto nivel intelectual, que dan vueltas y buscan razonamientos filosóficos alrededor de algo que otros resuelven con una mirada o un pellizco, algo que han perdido, que añoran y no les importaría recuperar, pero que no está en sus manos porque el amor es caprichoso y afortunadamente hay millones de copias que sirven por igual a príncipes y porqueros.
El encuentro en la Toscana, el desnudamiento emocional (más por parte de ella que de él), evocan ciertamente otras obras cinematográficas anteriores de las que el propio Kiarostami niega influencia alguna.
La interpretación de la Binoche, que dice se inspiró en Ana Magnani, es de una humanidad que cautiva y que inclina a su favor los argumentos y las simpatías del espectador.