Siempre me repito, llegar, quedarse e irse de una película es algo muy personal. Esta en particular me ha gustado, tal vez mucho ha tenido que ver su protagonista, no olvidaré fácilmente los ojitos del pequeño Juan, en una de las escenas, llegando al final, pude sentir esa mirada del pequeño, que no es otra cosa que la mirada que todos los que hemos tenido una adolescencia un tanto quebrada, hemos tenido, Esta película me ha llegado así, como una historia que nos habla del quiebre que supuestamente significa dejar la niñez.
No he logrado captar la historia paralela de la niña abandonada, demasiado conceptual tal vez para mí, una persona simple que le gustan las miradas expresivas.