Resulta curiosa ver la trayectoria de los grandes directores de videoclips que se pasan al largometraje. Salvo excepciones como Fincher (a quien la taquilla a sonreído varias veces), los resultados suelen ser insatisfactorios o poco exitosos comercialmente: Michel Gondry se ha dado dos guantazos importantes con sus dos últimos filmes, Mark Romanek sólo ha hecho la estimable "Retratos de una obsesión", Jonas Akerlund parece estar missing tras la aberrante "Spun", Jonathan Glazer resulta irregular, Joseph Khan hizo la tontuela "Torque", Tarsem no ha arrasado con su brillante "The fall" y Chris Cunningham ni se ha estrenado.

Y ahora llega Corbijn. Se presenta con un film sencillo, escasamente videoclipero y efectista, británicamente eficaz actoralmente...

...pero con una historia exenta de interés. Y es que la corta vida del cantante de Joy Division (grupo que un servidor desconocía hasta hace poco) no resulta ni demasiado intensa ni demasiado torturada.

Vamos, que termina siendo carne de TV movie.

Y es ahí donde el film me falla. Lo que me cuentan me suena a dèjá vu, la duración de la película se me hace excesiva... y acabo desconectando.

No sé, la verdad. Tal vez Corbijn debiera haber hecho algo más comercial y menos personal.

En fin.