Pareja perfecta se prepera para luna de miel perfecta y se encuentra a tipejos sospechosos que harán de su vida un infierno. Todo manido, típico y privisible.

Pero... ¡espera! Twohy juega a ser sibilino y puñetero cual joven Brian de Palma, dando gato por liebre con ingenio y volviendo algo inusula lo que podría ser carne de videoclub, lo cual emuestra su inteligencia como guionista. Una pena que los últimos minutos del filme sean menos imprevisibles, porque algunas de las cucamonas narrativas y los detalles metaficcionales metidos en los diálogos tienen su gracia. Aunque el gore sueve del clímax no está mal. Y un servidor quedó encantado con el detalle de las pupilas.

En fin. La cosa seguramente daba para más, pero tiene elementos inesperados, lo cual, hoy en día y en un filme tan narrativamente modesto, es de agradecer.