Tras su sorprendente campanazo en los pasados Oscar (la única verdadera sorpresa de un año soso y absolutamente previsible y vergonzoso en cuanto a premios, por triunfar la indiada esa frente a los peliculones de Daldry o Fincher), había mucha expectativa por ver esa peli japonesa rara y desconocida que apareció ahí saliendo casi de la nada, sin haberse hablado de ella ni haber pasado por ningún gran festival.

Y aunque es un Oscar muy discutible (debió ganar 'La clase'), se trata de una bonita y plácida película, que se deja ver muy bien. Es algo parsimoniosa en algunos momentos, pero también es muy curiosa de ver gracias a contarnos algo prácticamente insólito en el cine, como es esa curiosa y tan particular profesión (con especial atención a las escenas del ritual de preparación..., francamente conseguidas). Así que gracias a eso y a una más que correcta realización, se convierte en un visionado agradable.

Y después de haber visto ya las cinco nominadas este año a mejor película de habla no inglesa, no es tan sorprendente que se impusiera esta frente a las dos grandes favoritas, porque es la más próxima al academicismo que le suele gustar a Hollywood, y sin renunciar al humor, es sensible y en última instancia emocionante. Un punto a favor nada desdeñable.