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España España · Madrid
Voto de Melmoth:
4
Drama. Intriga En 1913, en vísperas de la Gran Guerra (1914-1918), extraños acontecimientos, que poco a poco toman carácter de castigo ritual, se dan cita en un pequeño pueblo protestante del norte de Alemania. Los niños y adolescentes del coro del colegio y de la iglesia dirigido por el maestro, sus familias, el barón, el encargado, el médico, la comadrona, y los granjeros conforman una historia que reflexiona sobre los orígenes del nazismo en ... [+]
22 de enero de 2010
45 de 71 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nada es tan rotundo como un criterio... pero esto es una crítica. Y mala.
Mis intenciones, cuando entré a la sala, era buenas y no pasaban de ser algo ingenuas y torpes, a la espera de otra gran sorpresa del director alemán y sus "divertidos juegos" visuales. El nombre de Haneke se escuchaba con respeto y admiración, y cierta reverencia icónica. Pero, transcurridos algunos minutos, desenfocado por el blanco y negro inmaculados, los planos largos y los ángulos traviesos y atravesados, empecé a ser presa de un aburrimiento que no recordaba ni cuando mis padres me obligaron a presenciar la "Medea" de Montserrat Caballé hace ya unos cuantos años en Mérida.
Las metáforas en el cine no funcionan igual que en la literatura; tanto es así que cuando uno quiere decir algo hermoso de la boca de su amada recurre a expresiones como "fresas salvajes y letales, veneno para mis ojos" (sí, lo sé; la amada se me escapó con un atleta de pocas palabras y músculo ubicuo); pero si ese mismo (es decir, yo) pretende hacerlo con imágenes en movimiento (no mucho, para qué engañarnos, en el caso de Haneke) y saca fresas salvajes en lugar de la boca jugosa y sensual de una joven, en un semiplano estático, el fracaso es estrepitoso y te surgen atletas por todas partes, como sabañones en las orejas en los fríos inviernos o como troyanos y otros virus griegos que te dan por el hanoi cuando abres lo que no debes en tu e-mail (metáforas de variado culo para que vean que no he mejorado como poeta).
"La cinta blanca" funciona dentro de un contexto pseudohistórico para explicarnos qué sucedió y por qué en la Austria de primeros de siglo XX y las cosecuencias posteriores que todos conocemos. Para ello se vale de un grupo de muchachos (nazis en potencia), hartos de la tiranía de sus padres y de una sociedad feudal, triste y angustiada, dedicados en sus ratos libres a matar o a dejar medio muerto a todo aquel que representa la alta burguesía ramplona y perezosa, violenta pero cobarde, religiosa pero injusta, limpia pero viciosa. Y todo ello a la velocidad del caballo del Malo, o, si lo prefieren, a la de los lentos y sabios movimientos de la Muerte en "El séptimo sello" del gran Bergman, que yo también voy de culto y refinado.
En resumen, un verdadero peñazo. Más de dos horas sin sentir algo parecido a una emoción que no fuera la desesperación. No ocurría nada, y cuando lo hacía, te cogía desprevenido (y no porque contuviera grandes momentos de suspense, sino porque estabas mirando a otra parte, o con la mente en blanco, o pensando en los pechos de tu primera novia, que no fue, ni con mucho, la de los labios de fresa).
Créanme: esto, aunque se considere cine, es, en toda regla, una batallita intelectual de medio pelo cámara en mano y un público muy dispuesto, y con miedo a parecer tonto del culo si se le ocurre decir lo que piensa de verdad. No hay más que leer las críticas de este 'site'.
Por una vez, diré basta y "NO A HENEKE". Vaya tostón chorra y facilón.
Melmoth
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