Una película que por momentos resulta espectacular, que quizá deje un poco en evidencia a Nicolas Cage, emparedado entre dos tan grandes actores cómo Sean Connery y Ed Harris e incluso por algún otro, pero si nos resignamos con ello y nos olvidamos de la típica sobreactuación de su coprotagonista (Cage), nos queda uno de los más desmesurados thriller de los noventa, la década de los thrillers desmesurados...

Una trama cuya mejor parte es en su inicio, dejándose llevar un poco al final. Un inicio rutilante, donde una magnífica banda sonora se apropia de él, en el mejor modo de un video musical, en la década de los mejores videos musicales. Para entre sentimentalismo, sentido del humor, acción trepidante, en la que no se reparó en gastos -de hecho, creo que destrozan un Ferrari nuevecito (aunque quizá, esto, sea sólo una leyenda urbana)- y un montaje de los buenos se desarrolla una producción que pese a su larga duración se deja ver de un tirón desde el primer fotograma hasta el final y que en ningún momento aburre al espectador, pues la peli es un no parar. Es cierto que tampoco tiene nada más. No vaya a verla por conocer su final, por la intriga, por el realismo, por la trama, por la pasión, por el drama, pero si es usted un firme aficionado al cine de acción, sin ninguna duda ésta es su película, y en intensidad en el género, creo que pocas hay que la igualen...