La historia comienza con garra. Un tipo que mató a su padre con 13 años, se ha pasado 18 en el trullo.
La vuelta al mundo fuera de la cárcel, con su perplejidad, desconcierto, narrada con ritmo y realismo.
Después la parte de la chica hasta casi el desenlace se hace interesante. Pero el final decae, en el recurso fácil de los finales felices. Made in Hollywood. Con toques sentimentaloides para llegar al gran público. Y en mi opinión la caga.
Lo que podría haber sido un filme de cine negro potente. Se convierte en una película efectista y con ínfulas de cara a la galería o sea a la masa. Cuento de hadas. Vaya.
Se ha hablado del buen trabajo interpretativo de Steve Cochran. Cierto y también de su pareja en la pantalla. Ruth Roman. Ambos hacen creíbles sus personajes.
Lo que me decepcionó un poco, fue la fotografía. Con pocos contrastes. Demasiado lineal en la luz. Más, para tratarse del renombrado Robert Burks.
La música metida en muchos momentos de más, perjudicando la imagen. Ese subrayado tan dañino que gustaba practicarse hasta la extenuación en el Hollywood de la época.
El título que se puso aquí, en España abominable.
No obstante, creo, es una notable historia en conjunto. Aconsejable y merecedora de atención.