Desde un punto de vista maduro y sereno, ésta “road movie”, nos conduce por lo más hondo del corazón humano, de la mano de un guión perfectamente armado y sorprendente, de unos actores magistralmente dirigidos (“la León” está en estado de gracia y volverá a estar nominada a todo, ya lo veréis), de una narrativa pausada, y de una dirección con un pulso firme y sutil, como sólo la mano de una artista (femenina) podía tener.

Ésta tierna y dura película, te adentra poco a poco en una temática muy interesante: ¿Qué es el verdadero amor? ¿Cuándo decimos que amamos a los demás, los amamos a ellos, o en realidad nos amamos a nosotros con la excusa del otro?

Si en éste mundo hubiese justicia, esta pequeña gran película, tendría que tener un séquito de espectadores, y los festivales la colmarían de premios y halagos. Lo de la taquilla no sé si ocurrirá (ojalá que bastante), pero lo de los premios, seguro que sí, se merece unos cuantos de forma clara.

Así que le pediremos a los dioses del arte que, el cine español no deje de producirse, y en concreto el cine de “la Macías”. Porque en éste país hay mucho talento y tenemos que empezar a creérnoslo un poquito más, ¡leñe!

Gracias Belén, por desnudarnos un trozo de tu alma, gracias por tu generosa mirada, gracias por seguir confiando en el ser humano, gracias.