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Voto de ESPILBERDO:
8
Drama. Comedia. Intriga Estado de Nueva York, años setenta. Irving Rosenfeld (Christian Bale), un brillante estafador, y su inteligente y seductora compañera Sydney Prosser (Amy Adams) se ven obligados a trabajar para un tempestuoso agente del FBI, Richie DiMaso (Bradley Cooper), que sin querer los arrastra al peligroso mundo de la política y la mafia de Nueva Jersey. (FILMAFFINITY)
4 de febrero de 2014
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes de todo he de decir que no conjugo mucho con el excesivo fervor norteamericano de David O.Russell. En todas sus películas hay un sobrante pestazo a americanada encubierta, es decir, denuncia aspectos muy sucios de la historia de su país pero se aprecia que en el fondo lo ama incondicionalmente. Por ejemplo, que en "el lado bueno de las cosas" te sature la trama con un rollazo de béisbol sin venir demasiado a cuento. Afortunadamente, no es algo que empape mucho este último trabajo porque, a pesar de ser una película esencialmente estadounidense, el espectador puede reconocerse muy bien en el tema universal de la estafa. Ya se sabe que trileros hay en todas las esquinas. Y no sólo en las malas épocas.

Es muy significativo comprobar que el antiguo arte de la pillería se manifieste a lo largo y ancho de toda la Historia, y no sea acostumbrado y exclusivo de una determinada época de crisis o hambruna, como en principio hubiera podido sospecharse. La intención de la película a mi entender es precisamente denunciar (en clave cómica, por supuesto) que la ciencia del engaño es innata a todo ser humano y que su uso es indiferente e injustificado: no responde necesariamente a carencias económicas o emocionales. Está ahí, dentro de nosotros, de nuestra piel y su uso es tan instintivo como fisiológico.

Sino ¿a santo de qué iba a tener que estafar este grupo de inadaptados y cenicientas contemporáneos en una época de esplendor en EEUU, repleta de música disco, pelucones y purpurina? Personas que se cubren de postizos por fuera, ya sea un peluquín, una laca de uñas o unos mini rulos de cabello, y que pretenden sin embargo llega a encontrarse a sí mismos en unos 70 que supusieron el resurgir de la mafia, el juego sucio, la delincuencia, la prostitución y el mercado de la droga y el cine porno. La recreación de este ambiente y sus consecuencias sociales es el gran logro de la película, su acertadísimo guión y la dirección de actores, todos ellos espléndidos. Está salpicada de momentazos dignos de cualquier espectáculo drag queen con una cobertura musical brillante, y ya sólo por esto merece disfrutarse. Y por una Jennifer Lawrence más brava que nunca en un papel (este sí) memorable.
ESPILBERDO
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