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España España · Valencia
Voto de Carorpar:
6
Thriller. Drama Frank Sheeran fue un veterano de la Segunda Guerra Mundial, estafador y sicario que trabajó con algunas de las figuras más destacadas del siglo XX. 'El irlandés' es la crónica de uno de los grandes misterios sin resolver del país: la desaparición del legendario sindicalista Jimmy Hoffa. Un gran viaje por los turbios entresijos del crimen organizado; sus mecanismos internos, sus rivalidades y su conexión con la política... Adaptación del ... [+]
28 de diciembre de 2019
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
La última película de Martin Scorsese ha levantado un revuelo semejante al que se originó el año pasado por estas mismas fechas en torno a “Roma” (ídem, 2018). Ambos “hypes” constituyen un ejemplo ilustrativo del lamentable estado en que se encuentra el cine comercial de nuestros días y que el propio Scorsese denunciaba en un artículo para “The New York Times”: abducido e idiotizado por las franquicias de superhéroes.
Cintas como la suya o la de Alfonso Cuarón se ven de inmediato promocionadas a la categoría de obras maestras, merecedoras de todos los premios habidos y por haber en cualquiera sea la categoría —que se ajuste a su perfil o no, eso da igual—, colocadas a la cabeza de una miríada de listas de “must sees” y revestidas de epítetos grandilocuentes —“monumental”, “colosal”, “abrumadora lección”, y un largo, exasperante etcétera. A mi parecer, ni la una ni la otra van a pasar a los anales del séptimo arte, incluso me atrevo a augurarles un olvido casi tan súbito como su encumbramiento. Síntoma del “zeitgeist”, como poco líquido, pero también consecuencia de la calidad —la verdad, muy mediana— que las adorna.
“El irlandés” es un correcto testamento cinematográfico, al tiempo que ajuste de cuentas con la estulta industria actual, por parte de sus veteranísimos director y protagonistas —la suma de las edades de los cuatro arroja la matusalénica cifra de 307 años—. Cada uno de ellos pone su mucho oficio al servicio de un film sobre el que sabían centrada buena parte de la atención mundial, conque el resultado es lógicamente digno. No obstante, y pese al voluntarismo de tanto crítico, amateur o en nómina, “El irlandés” queda bastante lejos de las cimas alcanzadas por Scorsese a lo largo de su laureada trayectoria. Del empeño en compararla con “Uno de los nuestros” (“Goodfellas”, 1990) no puede sino salir malparada, lo mismo le sucede cuando se la coloca frente al espejo —mayúsculo— de “Taxi Driver” (ídem, 1976), “Toro salvaje” (“Raging Bull”, 1980) o “Casino” (ídem, 1995).
El exceso marca de la casa —Scorsese acostumbra a transitar de lo Shakespeariano a lo babilónico sin solución de continuidad— es un arma de doble filo y aquí, me temo, le sale el tiro por la culata. Primero, porque sus cerca de cuatro horas de duración habrán obligado en muchos casos a un visionado fragmentario, como si de una miniserie se tratase. De hecho, no han faltado las publicaciones, algunas especializadas, que lo recomiendan.
En segundo lugar, porque a los responsables del diseño de producción se les ha ido la mano con las caracterizaciones y el Photoshop, de modo que, en los albores de su carrera como matón, el personaje de Frank Sheeran, más que a un Robert De Niro en la treintena, a quien se asemeja es a uno de los desopilantes “Zanguangos” de Joaquín Reyes, y dedicado encima a John Wayne. A Pacino, por su parte, lo han convertido en la madre de Jimmy Hoffa, y respecto a Joe Pesci, da la sensación de que, para cuando le llegó el turno, ya se habían pulido todo el maquillaje, porque surca su rostro el mismo trillón de arrugas durante las cuatro décadas que abarca la historia. Eso, o que el mafioso Russell Bufalino nació viejo. La verdad, así se antoja difícil tomárselos demasiado en serio, a ellos tres, a Scorsese y a “El irlandés” en su conjunto.
Carorpar
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