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España España · Los Llanos de Aridane
Voto de Nairdan:
8
Thriller. Acción. Drama Dos jóvenes, El Niño y El Compi, han decidido ir a Gibraltar para introducirse en el mundo del narcotráfico. Riesgo, emociones y mucho dinero para quien sea capaz de llevar sin sobresaltos una lancha cargada de hachís que vuela sobre las olas. Jesús y Eva, dos agentes de la Policía antidroga, llevan años tratando de demostrar que la ruta del hachís es una de las principales vías de penetración de la cocaína en Europa. Su objetivo es El ... [+]
24 de febrero de 2021
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Tras el arrollador éxito de crítica y público de Celda 211 (2009), Daniel Monzón necesitó más de cuatro años para poner en pie El Niño, estupenda intriga con el contrabando y la dicotomía entre policía y criminales como elemento central. Viendo el resultado, que luce estupendamente en pantalla grande, la espera mereció la pena. Monzón y su equipo muestran un envidiable despliegue de medios y un gran ojo para las localizaciones, y lo usan todo sabiamente para contextualizar la historia y radiar verismo. Y es que El Niño transmite una sorprendente sensación de verdad en la descripción de las actividades, tantos policiales como criminales. Es sin duda espectacular, pero no se glorifica ninguna de las posiciones. Los inconvenientes y frustraciones de cada una de las actividades están bien descritos, y la violencia es seca y no gratuita.

El Niño relata los trapicheos de contrabando que se hacen en la frontera de España y Marruecos, con Gibraltar en medio, y centra su atención en algunas figuras clásicas: el policía sin familia obsesionado con cazar peces gordos, el joven temerario que quiere ganar dinero rápido, el amigo insensato, los mafiosos peligrosos o la chica que se enamora de quien no debe. Hemos visto sus perfiles otras veces, pero la combinación de interacciones que Monzón y su co-guionista Jorge Guerricaechevarría componen hace que el déja-vu no sea constante. A esto ayuda mucho el alto nivel interpretativo de la cinta (excepto Jesús Castro, más atractivo que talentoso) y la separación de la trama en dos grandes subtramas (la investigación policial y el negocio independiente del Niño y sus colegas) que el montaje cruza con eficacia cuando toca.

Conforme avanza la peripecia, el guion se las ingenia para que todo esté claro en la historia, pero sin ser machaconamente obvio, aunque acaba cayendo en pasajes previsibles, presa de ciertos convencionalismos (el topo, la historia de amor) y de un metraje algo excesivo. Eso sí, la perfecta aportación de todos los departamentos de la película, su refrescante sentido del humor y el nervio de Monzón, el director de fotografía Carles Gusi y la montadora Cristina Pastor para las escenas de persecución, especialmente las que involucran lanchas y helicópteros, minimizan el daño de los instantes ya vistos. Entre lo más admirable de El Niño está el poderío escénico de Monzón, que pone la cámara en lugares que resultan en planos interesantes y aquellos momentos donde se confía en la inteligencia del espectador, como el uso de pequeñas elipsis inexplicadas o planos sin diálogo pero cargados de significado, como el que cierra la película y aporta una nota inquietante. La maquinaria es demasiado grande para que un eje suelto la haga parar del todo.
Nairdan
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