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Voto de Corleone94:
7
Drama. Romance Una mañana de invierno un maduro norteamericano y una joven muchacha parisina se encuentran casualmente mientras visitan un piso de alquiler en París. La pasión se apodera de ellos y mantienen relaciones sexuales en el piso vacío. Cuando abandonan el edificio, ambos se ponen de acuerdo para volver a encontrarse allí, en soledad, sin preguntarse ni siquiera sus nombres. (FILMAFFINITY)
12 de marzo de 2015
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
París, la ciudad el amor, donde cientos de enamorados dan rienda suelta a su pasión por los Campos Elíseos a ser posible soleados, que ha servido de inspiración a muchos artistas para la creación de sus obras , cuna de escritores y segunda ciudad para otros que la adoraban, como Hemingway. A comienzos de la década de los 70, una de las jóvenes promesas del cine europeo rompió con esa imagen.
Esta historia se cuenta en un París triste, apagado, y lleno de nubes grises en el que un hombre llamado Paul (Brando), destrozado anímicamente por el reciente suicidio de su mujer, llega cruzando lentamente el puente Bir-Hekeim a una habitación de un hotel en donde conocerá y mantendrá clandestinas relaciones sexuales con Jeanne, una joven prometida con un estúpido cineasta, con la condición de no desvelar en ningún momento sus nombres.
Estos dos protagonistas son presos de la soledad, de una manipulación llena de engaños por parte de otras personas y de una falta de identificación con el mundo exterior ajeno a esa austera y sucia habitación, es decir, el universo de Bertolucci en el que también tiene mucha importancia otro de los elementos que tanto caracteriza a la temática de su cine:el sexo.
Gran cantidad de españoles viajaron a Perpiñán, en el sudeste de Francia, para ver algo prohibido por el retrógrado régimen Franquista. Famosa es esta película por la escena de la sodomización con mantequilla, pero también por mostrar el desnudo de una mujer de una manera tan explícita e incluso violenta a veces como nunca antes se había hecho, pero también para ver a un Brando ya metido en años, alejado de su escultural físico con el que tenía enamorado a todo el gremio femenino , aunque no es su belleza lo que brilla.
Bertolucci no dirigió a Brando en esta película, lo dejó libre para que interpretara con todo su talento y su alma a un destrozado y también autobiográfico personaje, un Brando que a partir de este punto comenzó su declive profesional hasta el final de sus días (su declive personal fue eterno) con dos inolvidables paréntesis llamados Vito Corleone y Coronel Kurtz, pero también un Brando que consiguió junto con "La ley del silencio" y "Un tranvía llamado deseo" la mejor interpretación de su carrera. Es difícil quedarse con un momento de este actor en la película, pero siempre será estremecedor el monólogo frente al cadáver de su mujer.
Todo ello al servicio de una magistral dirección de Bertolucci, algo muy habitual en el maestro italiano, una artística fotografía de Vittorio Storaro al que el reconocimiento internacional le llegaría unos años después y una fantástica banda sonora con el saxo como protagonista.
Dicho esto estaríamos ante una obra maestra, pero por desgracia la película es como un lujoso barco en una tempestad llena de un ritmo lento que perjudica la narración y de momentos/diálogos ridículos, aunque este adjetivo habría que ponérselo a Jean Pierre Leaud, ese actor que Truffaut tanto adoraba, aquí protagoniza bastantes de esos momentos.
Una película polémica, triste, dramática, a veces más sadomasoquista que romántica, que adolece de Brandodependencia, pero aún así una inolvidable historia y realización del director de "Novecento", en la que Marlon Brando da un recital interpretativo del que muchas caras bonitas actuales podrían aprender, sí, Maxi Iglesias y demás, va por vosotros.
Corleone94
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