La fantasía épica llega a su apogeo con Canción de hielo y fuego, la visión del clásico por excelencia de este género, Tolkien, es llevada a su máxima expresión por George R. R. Martin, un mundo fantástico brutalmente despiadado y sujeto a los más inesperados giros.

Ya avisó Peter Jackson del tremendo potencial de este género haciendo de la leyenda del libro un mito en pantalla, y es ahora cuando nos encontramos que el esperado plato fuerte para 2011 ha superado con creces todas sus expectativas, que estando la HBO por medio... estaba claro cuáles eran.

Desde el piloto avisa la serie con ser una grande de nuestra generación, la serie crece, se hace compleja progresivamente y acaba por dejar perplejo a aquel que cree haberlo visto todo en cine. Juego de tronos, dotada de los mejores medios visuales y un reparto de ensueño, logra una intriga perfecta, unos giros asombrosos en el desarrollo y un final de episodio que agranda cada vez más la boca al salir los créditos. Realmente la recomiendo no solo por ser simpatizante del género, sino porque aborda los temas con una ética aplastante y unos principios perfectamente señalados por cada personaje oscilando desde el puro pragmatismo hasta el más desinteresado idealismo, llevando en ocasiones a un dilema que pone en jaque nuestros más claros puntos de vista.

Para concluir, quiero señalar la actuación de Sean Bean, que a mi parecer se corona como actor en esta serie, no solo logra que empaticemos con su papel y lo entendamos a la perfección al igual que tantos otros buenos protagonistas como Michael C. Hall de Dexter, nos hace ver que lo de una imagen vale más que mil palabras es totalmente cierto.