El ver esta película y ver que está producida por Jim Carrey hace que entendamos que es una hisoría sin ritmo, con bromas repetitivas y sin posibiilidad de variar la curva descendente que se empieza a trazar desde los primeros cinco minutos. Podemos salvar unicamente la correcta interpretación de Téa Leoni, una actriz no aprovechada suficientemente en el cine actual y que aquí se supone que hace un papel totalmente alimenticio.
Las escenas de los robos o el pago a la criada con electrodomésticos es de verguenza ajena.
Vamos que hay cosas mejores que hacer un sábado por la tarde que ver esta película.