Hace dos años nos llegó de Uruguay La casa muda, película de terror refrescante e irritante a partes iguales cuyo remake no se ha hecho esperar demasiado y resulta un pelín más convincente gracias a la espectacular hermana Olsen, la buena. Ahora ya no es un padre y una hija limpiando en una noche una casona ajena, sino la propia y con la ayuda del tito Peter, uno de los personajes más odiosos y estúpidos del cine de los últimos años.
Con una maravillosa fotografía, cámara trotando, enfocando y desenfocando, que nos hace cómplices de la dirección al revelarnos datos que la protagonista sólo intuye, y que ha sido bastante criticada, Silent House consigue transmitir la sensación de agobio, terror y tensión que pretende y nos hace conformarnos con nuestro pisito de 60 benditos metros cuadrados en los que difícilmente podría pasar lo que aquí pasa. O sí.
El giro en la trama la hace mucho más entendible y la sensación de sorpresa conforme vamos uniendo las piezas del puzle al final del metraje es a mi juicio un acierto inmenso.
Lo mejor: Elizabeth Olsen, nuevamente estupenda, en el retrato de una mente enferma de lo mejorcito. La labor de la cámara incansable, de Óscar.
Lo peor: Acaba convirtiéndose a ratos en una caricatura de lo que pretende a base de incluir lo peor del género, caidas de llaves y linternas, cerraduras que se atascan, subidas de música a saco...
Aún así más que recomendable.