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Voto de Revista Contraste:
6
Drama Carla tiene 14 años y es una joven desafiante y rebelde. Vive en un viejo restaurante de carretera en las afueras de un pueblo con su joven madre soltera mientras falta a clase y pasa las horas con su amigo Efraín. Cuando la trabajadora social se da cuenta de que está embarazada de cinco meses, Carla ingresa en 'La Maternal', un centro para madres menores de edad donde comparte su día a día con otras jóvenes como ella. Juntas con sus ... [+]
25 de noviembre de 2022
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Carla es una adolescente de 14 años en riesgo de exclusión social, hija de una madre soltera con debilidad por el alcohol, con la cual tiene una relación complicada. La asistenta social de la familia descubre que Carla está embarazada de 5 meses y la envía a un centro de acogida para jóvenes como ella. Allí es acompañada durante el embarazo, el parto y los primeros meses del bebé. A este dificilísimo reto se suma la necesidad de aprender a convivir con sus compañeras y de sanar, poco a poco, la relación con su madre.

Tras obtener cuatro Goya por Las niñas el año pasado, Pilar Palomero regresa con una crónica dura en la que no faltan momentos de luz. Están, por supuesto, las noches sin dormir a causa de los llantos, la inestabilidad emocional de las jóvenes madres y las dificultades económicas. Pero también está la camaradería entre las chicas –que acaban siendo hermanas, más que compañeras–, el vínculo de amor irrompible entre bebés y madres, y la figura luminosa de los trabajadores sociales que, con su justa y difícil mezcla de cariño y exigencia, se alzan como los verdaderos héroes de la cinta.

La maternal nos hace pensar en la paradoja que supone hacerse cargo de un niño cuando aún se es una niña. Esto se manifiesta de forma especial en algunas secuencias, como la del viernes noche en el que Carla, deseosa de salir a divertirse, no entiende por qué debe quedarse en casa cuidando de su bebé con fiebre. La película nos deja también el temor de “si la historia se repetirá”, o bien Carla –hija y nieta de madres solteras– conseguirá romper el círculo vicioso de la precariedad laboral y las relaciones tóxicas en el seno de la familia.

Los personajes derrochan naturalidad, algo esperable en las madres de la casa de acogida (que, de hecho, no son actrices profesionales) pero que en el caso de la joven Carla Quílez, la protagonista, resulta encantador y desgarrador al mismo tiempo. A esto contribuye también el lenguaje vulgar –en consonancia con el marco del relato– y una tensión que se construye a base de diálogos (algunos duros sobre abusos), sin más música que el reggaeton que a Carla le apasiona bailar y que utiliza para evadirse.

En definitiva, es un film de luces y sombras que hace reflexionar al espectador sobre dos temas en los que quizá no se detiene a menudo: la maternidad adolescente y las familias que viven en el umbral de la pobreza.

www.contraste.info
Revista Contraste
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