Como explica la voz en off de la protagonista al inicio de la película, no vamos a presenciar una historia de Navidad, sino una historia que ocurrió durante la Navidad. Es de agradecer el comentario pues el cine, y no digamos la televisión, nos tiene acostumbrados a ofrecer como cuentos de Navidad, relatos románticos, mágicos o directamente peripecias consumistas sin ninguna relación con el Misterio de Belén que se celebra anualmente.

En este caso, Teddy, la magia de la Navidad, a pesar de no incluir referencias cristianas (más allá de Papá Noel), encaja perfectamente en lo que tradicionalmente se ha considerado el espíritu navideño pues incluye con naturalidad todos los valores que asociamos con él: familia, generosidad, perdón, sinceridad, imaginación, alegría… Y todo ello realizado con calidad fílmica y un amable y rico detallismo.

Este film gustará a los más pequeños, ya que el guion es muy sencillo e infantil, con un ritmo ágil pero sin aturullar. Los adultos, a su vez, pueden deleitarse con el primoroso despliegue de decoración y ambientación rural nórdica, la calidad de la animación y la posibilidad que oferta de instruir a los hijos, nietos o sobrinos a vivir ciertas virtudes que siempre vienen bien.

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