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Voto de Fej Delvahe:
10
6.6
21,184
Drama
Crónica de la vida de ocho trabajadores de un poderoso banco de inversión durante las 24 horas previas al inicio de la crisis financiera de 2008. Cuando Peter Sullivan (Zachary Quinto), un analista principiante, revela datos que podrían conducir la empresa a la ruina, se desencadena una catarata de decisiones tanto morales como financieras que producen un terremoto en la vida de los implicados en el inminente desastre. (FILMAFFINITY)
31 de octubre de 2011
59 de 74 usuarios han encontrado esta crítica útil
En la historia que nos cuenta este filme, sus personajes principales son profesionales financieros, de los que visten modélicamente y son peritos en el “dar gato por liebre”, "yuppies" que ganan sueldos elevados por “comprar y vender humo”, por mentir como ladrones de cuello blanco, tipos que han hecho del servicio a los dioses “Mammon y Mentira” su diaconado existencial. Entre ellos hay niveles y jerarquías, desde el que llega al edificio en helicóptero porque es el mandamás de la torre de cristal, hasta el simple empleado doctor en física o ingeniería que ha preferido trabajar ahí haciendo de contable de números o revisor de estadísticas, atraído por los altos sueldos que ofrecen estas empresas “vendehúmos” a quienes ingresan y sirven a su negocio “sectario-mammónico”.
Uno de estos empleados que trabaja frente a una pantalla de ordenador mirando números, una noche que se queda a trabajar más horas de la cuenta descubre que el gran negocio de la “Mentira y compra-venta de mentiras” a los que se dedica su empresa sin freno de ningún tipo, ha superado todos los límites de sobrevivencia y está a punto de reventar. Cuando informa a su inmediato jefe y éste al que tiene por encima y así hasta llegar la alarma al dueño y Sumo Sacerdote del tinglado estafador, observamos atónitos algo que el guionista y director de este filme, J.C. Chandor, describe a propósito con enorme fidelidad a la realidad: esto es, que los desalmados financieros, exitosos expertos del negocio de estafar a lo grande, cuando de repente rompen su gran saco de tanto llenarlo, se sorprenden como si no supieran la pura y obvia lógica conocida del universo, donde no hay cosa que crezca ilimitadamente sin su correspondiente reventón.
Es decir, es como si los que trabajan en una fábrica de armas, cuando estalla un conflicto bélico en un país donde son vendidas sus piezas, se sorprendieran repentinamente de que la gente esté muriendo en esa guerra con las armas que ellos han fabricado. De igual manera, los más representativos responsables del desbarajuste financiero que cuenta el filme “Margin Call”, se muestran conmocionados, confusos, como si no supieran las consecuencias de los actos que llevan realizando durante años, como si su inmensa cabronada de la que viven y a la que han hecho crecer sin límite de ningún tipo, de repente fuese un acontecimiento que no esperaban. Dan ganas de reír, de un largo ¡ja, ja, ja!, por esta reacción casi de ignorancia de los responsables de la felonía, pero está creiblemente filmado por J.C. Chandor; pues esa clase de individuos viven tan enajenados en su trabajo de mentirosos al servicio de la Mentira, tan cegados en sus propios intereses “mammónicos”, que olvidan la maldad de lo que hacen, su responsabilidad ante el resto de seres humanos, ante su conciencia y ante Dios.
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Uno de estos empleados que trabaja frente a una pantalla de ordenador mirando números, una noche que se queda a trabajar más horas de la cuenta descubre que el gran negocio de la “Mentira y compra-venta de mentiras” a los que se dedica su empresa sin freno de ningún tipo, ha superado todos los límites de sobrevivencia y está a punto de reventar. Cuando informa a su inmediato jefe y éste al que tiene por encima y así hasta llegar la alarma al dueño y Sumo Sacerdote del tinglado estafador, observamos atónitos algo que el guionista y director de este filme, J.C. Chandor, describe a propósito con enorme fidelidad a la realidad: esto es, que los desalmados financieros, exitosos expertos del negocio de estafar a lo grande, cuando de repente rompen su gran saco de tanto llenarlo, se sorprenden como si no supieran la pura y obvia lógica conocida del universo, donde no hay cosa que crezca ilimitadamente sin su correspondiente reventón.
Es decir, es como si los que trabajan en una fábrica de armas, cuando estalla un conflicto bélico en un país donde son vendidas sus piezas, se sorprendieran repentinamente de que la gente esté muriendo en esa guerra con las armas que ellos han fabricado. De igual manera, los más representativos responsables del desbarajuste financiero que cuenta el filme “Margin Call”, se muestran conmocionados, confusos, como si no supieran las consecuencias de los actos que llevan realizando durante años, como si su inmensa cabronada de la que viven y a la que han hecho crecer sin límite de ningún tipo, de repente fuese un acontecimiento que no esperaban. Dan ganas de reír, de un largo ¡ja, ja, ja!, por esta reacción casi de ignorancia de los responsables de la felonía, pero está creiblemente filmado por J.C. Chandor; pues esa clase de individuos viven tan enajenados en su trabajo de mentirosos al servicio de la Mentira, tan cegados en sus propios intereses “mammónicos”, que olvidan la maldad de lo que hacen, su responsabilidad ante el resto de seres humanos, ante su conciencia y ante Dios.
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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Cuando se revela el punto crítico e inminente de explosión, el aparente “shock” que manifiestan los altos empleados financieros con su típica imagen de personas inmaculadamente vestidas, dedicadas durante años a la cabronería de sumar riquezas fáciles a través de estafar y mentir, es un “shock” o consternación bastante contenido, entre otras causas porque son los que menos tienen que perder, ya que han acumulado riquezas de sobra para el resto de sus vidas. Por supuesto, el Sumo Sacerdote y sus secuaces más íntimos en la cúspide del Negocio Bestial (en sintonía con la Bestia Reina de este Mundo), todos ellos con los cuernos retorcidos en el asunto, además de conocer muy bien la gravedad del abuso al que se dedican y al grado de explosión que lo han conducido, se hacen los ingenuos o desconocedores, pues al fin y al cabo son los máximos representantes de la “Mentira y Mammon”, y además, este desastre, como todo desastre, es uno más que puede hacerles ganar mucho dinero o escalar en la jerarquía de las riquezas “mammónicas”.
En definitiva, que el negocio se hunda no es nada grave para los máximos capitostes de la megaestafa, ya que se trata de un tipo de capitanes y segundos de a bordo acostumbrados a vivir siempre al filo del abismo y para cuando la caída se produce, suelen tener preparada para ellos solos, una lancha en la cual salvarse, seguir a flote y encima ganar más dinero u otra clase de poder mundano con el mortífero hundimiento.
Como es bien sabido, y esto incluye todo tipo de crisis, sufrimientos, fracasos o la muerte, no hay ningún aspecto de la realidad que afecte a todos por igual, siempre hay quien convierte la desgracia de los otros en su gran fortuna o más aumento de su fortuna. Esta película es una magistral puesta en escena, ya teatral ya cinematográfica, de esa obvia realidad tan vieja como el mundo.
Fej Delvahe
En definitiva, que el negocio se hunda no es nada grave para los máximos capitostes de la megaestafa, ya que se trata de un tipo de capitanes y segundos de a bordo acostumbrados a vivir siempre al filo del abismo y para cuando la caída se produce, suelen tener preparada para ellos solos, una lancha en la cual salvarse, seguir a flote y encima ganar más dinero u otra clase de poder mundano con el mortífero hundimiento.
Como es bien sabido, y esto incluye todo tipo de crisis, sufrimientos, fracasos o la muerte, no hay ningún aspecto de la realidad que afecte a todos por igual, siempre hay quien convierte la desgracia de los otros en su gran fortuna o más aumento de su fortuna. Esta película es una magistral puesta en escena, ya teatral ya cinematográfica, de esa obvia realidad tan vieja como el mundo.
Fej Delvahe