Una vida como la de un personaje de la talla de Coco Chanel es, probablemente, lo suficientemente rica como para poder construir alrededor de él una historia sustanciosa, interesante, a la altura de lo que fue el personaje.

Cuando fui a ver esta película tenía entre otras cosas, expectativas por conocer algo de este personaje, del que conocía poco. Y la verdad es que la desilusión fue grande, en varios sentidos.

El guión es flojo, liviano. La historia no devela a su personaje en toda su riqueza. Lo que se cuenta es pobre, chato. La narración por momentos se vuelve sensiblera, y es finalmente aburrida. Se centra demasiado en su estadía en el chateau de su amigo burgués, y luego en la melosa relación que entablaría con quien sería su primer gran amor. Omite transmitirnos más íntimamente todo el proceso que vive en esta etapa de su vida. Su rebeldía, su feminismo, su orgullo, su esnobismo, no están retratados en toda su riqueza.

Audrey Tautou compone a un personaje correcto. Hace una caracterización no idealizada, severa, elegante, pero que sin embargo no emociona, no cautiva del todo, y se queda a medio camino. Esto probablemente sea mucho más a causa del flojo guión que por falta de mérito de esta buena actriz.

Como aspecto a valorar podemos mencionar la buena fotografía, con una iluminación fría e imágenes austeras. Y una buena puesta en escena y recreación de época. Estos, sumados a la correcta actuación de Tautou, no logran, de todos modos, sacar adelante a esta película que nos deja un sabor a nada en la boca.