Es que si no hay algo mayormente diferente a su predecesora, una secuela no podrá seducir al público y se convierte en amenaza para que la saga muera allí. Buscar un pretexto para un nuevo resacón ya sería ir al terreno de lo absurdo.
Al no haber casi diferencia de argumento hace que las escenas por más divertidas que sean ya no sepan a mucho, las actuaciones, correctas en sí, pero algo de imaginación faltó, que tal por ej. si Alan (Galifianikis) la hacía completa y se desprendía también de su ya mitica barba?.
Otra cosa que me pareció un acierto es que para el personaje del, o, la transexual asiática hayan usado una estrella porno trans de verdad. El simio y el tatoo tribal pudieron haber sido reemplazados por algo mejor a mi criterio.
De ahí en más, divertida como la primera, sin duda la disfrutarán más a esta secuela quienes la vean sin haber visto la primera.