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España España · Bembibre
Voto de Alguernoon:
7
Drama Lora Meredith (Lana Turner), una actriz viuda en paro, vive con su hija adolescente (Sandra Dee) en Nueva York. Un día, conoce por casualidad a Annie, una mujer negra (Juanita Moore) a la que contrata como sirvienta. Ese mismo día conoce también a Steve (John Gavin), un fotógrafo que se enamora de ella. (FILMAFFINITY)
21 de abril de 2010
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
América, 1959. Los negros viajan en los asientos traseros de los autobuses en los estados del Sur, no comen en los mismos restaurantes que los blancos, no beben de sus grifos, ni usan los mismos urinarios. Asoman los años sesenta. Asoma el sueño de Martin Luther King, la rebeldía de Malcom X o de Mohamed Ali (antes Clasius Clay), y comienza a plantearse la lucha por los derechos civiles.

Sarah Jane es negra, pero no lo parece, y se rebela contra el destino de su raza, que sólo puede aspirar a servir a los blancos, hasta el punto de renegar de su madre y avergonzarse de ella porque sabe que tendrá más oportunidades si miente. Cincuenta años después, con un presidente negro en la Casa Blanca, no parece tan mala hija.

Douglas Sirk, el rey del melodrama en los años cincuenta, adapta al cine una novela que ya había rodado en 1934 John M. Stahl con Claudette Colbert en el papel que aquí interpreta Lana Turner. Y se queda corto. Demasiado corto incluso para su tiempo.

La película se centra en la relación de dos madres y dos hijas, pero es la historia de Sarah Jane y Annie Johnson la que ha envejecido mejor, aunque el conflicto que plantea hoy esté superado y el abnegado personaje de Juanita Moore, mujer piadosa donde las haya, acabe dejando un poso de resignación que lastra la crítica.

El resto es un folletín rodado con elegancia, de sentimentalismo desbordante, ingenuo y bien intencionado, que convierte en inverosímiles la mayor parte de los personajes. Se nota que no se atrevieron a profundizar en la ambición y el egoísmo de Lola Meredith para no poner al público en contra de la protagonista. Pero también resulta sospechoso que la moraleja final, que la tiene, apunte a que una mujer debe anteponer la familia al trabajo para sentirse plenamente realizada, porque siempre habrá un hombre que se encargue de todo lo demás.

Por lo demás, Sirk sabe emocionar al espectador y hay escenas que todavía hoy mantienen su fuerza, aunque después de ver la película, a uno le quede la sensación de que ha abierto un armario lleno de vestidos bonitos, pero con un olor muy fuerte a alcanfor.
Alguernoon
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