El gran director Cecil B. DeMille se mete de lleno en el mundo del circo para ofrecernos una historia que mezcla el romance, y las luchas de poder dentro de este gran espectáculo.
Un gran circo de tres pistas en el que se realizan espectáculos de gran dificultad, hacen que miles de personas se acerquen a vibrar con un show único. Y entre esos shows se encuentra el de los trapecistas, donde un hombre y una mujer se disputan el permanecer en la pista central.
Recuerdo ver esta película hace años y disfrutar con ella. Pero la he vuelto a ver y he descubierto que no está mal. Es un film con el que uno se divierte y se distrae, pero para nada es un film excesivamente brillante. Y por supuesto para nada merecedor de haber conseguido el Oscar a la mejor película de 1952. Sobre todo porque una de las películas contra las que competía era la fantástica "El hombre tranquilo".
Tal vez en su momento fue todo un espectáculo visual, e impactara a público y crítica; pero la verdad e que actualmente el film no consigue brillar con tanta fuerza como uno espera. Así que uno descubre que es un film entretenido, pero para nada un gran espectáculo.
No quiero decir que la película no tenga buenos momentos, porque sí que los tiene. Y la verdad es que tiene escenas muy buenas. El problema es que el film cuenta con muchos momentos de espectáculos de circo que hoy en día no consiguen emocionar ni convencer; y el director abusa mucho de esos momentos haciendo que al final durante sus dos horas y media de metraje, una hora sea de este tipo de escenas.
El director se sirve de actores circenses para protagonizar esta película, y de otras grandes estrellas como James Stewart o Charlton Heston. En general todos los actores están muy bien en sus trabajos, y convencen con cada uno de sus personajes.
En fin, "El mayor espectáculo del mundo" es una película que es entretenida pero que con el paso de los años ha perdido mucha calidad. Aun así, es interesante de ver ya que uno puede ver una trama interesante, y algunas escenas bien rodadas exceptuando las que corresponde a los desfiles eternos dentro de la carpa.