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Voto de Snuff:
4
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Comedia. Drama
Benjamim (Selton Mello) y Valdemar (Paulo José) forman la fabulosa pareja de payasos Pangaré y Puro Sangue. Benjamim es un payaso sin documento de identidad ni certificado de residencia. Lleva una vida ambulante en compañía del divertido grupo del circo Esperanza, recorriendo ciudades del interior del estado brasileño de Minas Gerais. Pero Benjamim cree que perdió la gracia en una aventura vivida durante un sueño. (FILMAFFINITY)
17 de abril de 2013
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película nominada al Oscar por Brasil. A mí eso ya da me da que sospechar, que cada vez lo hacemos peor. Tal como nos ha contado la productora de la película, en Brasil hace no tanto tiempo se rodaban unas tres películas al año. Ahora, como obligan a las cadenas de televisión a financiar cine y el Gobierno está aflojando la guita, hacen muchas más.
¿Pero qué pasa cuando una película de un país poco habitual traspasa fronteras? Llama positivamente la atención que no sea una película sobre la miseria, la delincuencia y las favelas…
Lo que hacemos peor, que decía al principio, es la creación de este estándar de película multipremiada. Ya sé de qué pie cojea una película que va para los Oscar y que premian en festivales de todo el mundo y que, por primera vez en muchos años (palabras de la productora), concilia a público y crítica en Brasil. En Brasil o en la Patagonia.
El protagonista… que ya, mientras veía la película, pude intuir que era el director… que estas cosas se ven… Selton Mello define su propia obra como “delicada y sensible”. Por eso le sorprende el gran éxito de taquilla: no se trata de un blockbuster. A mí no me sorprende, porque donde el ve “delicada y sensible” yo veo “pomposa y falsamente trascendente”. Esto último es un éxito de taquilla garantizado. Esas películas que, se supone, “dan qué pensar”. ¿Cómo van a dar qué pensar si anuncian sus tesis, en ocasiones toscas, en ocasiones ramplonas, a cámara?.
(continúa en spoiler sin spoiler)
¿Pero qué pasa cuando una película de un país poco habitual traspasa fronteras? Llama positivamente la atención que no sea una película sobre la miseria, la delincuencia y las favelas…
Lo que hacemos peor, que decía al principio, es la creación de este estándar de película multipremiada. Ya sé de qué pie cojea una película que va para los Oscar y que premian en festivales de todo el mundo y que, por primera vez en muchos años (palabras de la productora), concilia a público y crítica en Brasil. En Brasil o en la Patagonia.
El protagonista… que ya, mientras veía la película, pude intuir que era el director… que estas cosas se ven… Selton Mello define su propia obra como “delicada y sensible”. Por eso le sorprende el gran éxito de taquilla: no se trata de un blockbuster. A mí no me sorprende, porque donde el ve “delicada y sensible” yo veo “pomposa y falsamente trascendente”. Esto último es un éxito de taquilla garantizado. Esas películas que, se supone, “dan qué pensar”. ¿Cómo van a dar qué pensar si anuncian sus tesis, en ocasiones toscas, en ocasiones ramplonas, a cámara?.
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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Al principio me creía encontrar ante una película de ritmo peculiar y extraño. No tengo nada en contra de las películas inmóviles, soy el más aguerrido defensor del cine del tedio, de Tarrs, Hsiao Hsiens y Van Sants, de toda esa banda. Pero esta película no está dirigida como una película contemplativa porque no lo es. Simplemente no tiene unos actos definidos. Tiene uno y medio en lugar de tres. Es por ello que la película es breve (88 minutos) pero se hace larga.
Puntos cómicos muy aislados, buenistas, de un humor tan blanco que es translúcido, cosa que tampoco está tan mal, pero no da para llamar a esto “comedia”. Y forzado drama. De eso hay bastante más que de comedia. Silencios que se sienten metidos a martillazos. Además ocurre algo rarísimo con la mezcla de sonido (ya me pongo técnico, no os libráis): cuando los personajes callan, los sonidos ambiente están bajísimos, y es como si entre frases el silencio nos cayera como una losa. Lo cual, en una película con un guión más interesante, podría haber sido un recurso notable.
El color amarillento a veces creaba fotogramas bellos, como instantáneas que se están pudriendo en algún arcón. Eso no ha estado mal.
Entre manida y pretenciosa, hora y media para argumentar una tesis que comprendemos a los cinco minutos de película y que sencillamente nos es confirmada en los últimos diez.
Pero vamos, si creéis que La vida es bella os dio qué pensar, ésta os va a encantar.
Puntos cómicos muy aislados, buenistas, de un humor tan blanco que es translúcido, cosa que tampoco está tan mal, pero no da para llamar a esto “comedia”. Y forzado drama. De eso hay bastante más que de comedia. Silencios que se sienten metidos a martillazos. Además ocurre algo rarísimo con la mezcla de sonido (ya me pongo técnico, no os libráis): cuando los personajes callan, los sonidos ambiente están bajísimos, y es como si entre frases el silencio nos cayera como una losa. Lo cual, en una película con un guión más interesante, podría haber sido un recurso notable.
El color amarillento a veces creaba fotogramas bellos, como instantáneas que se están pudriendo en algún arcón. Eso no ha estado mal.
Entre manida y pretenciosa, hora y media para argumentar una tesis que comprendemos a los cinco minutos de película y que sencillamente nos es confirmada en los últimos diez.
Pero vamos, si creéis que La vida es bella os dio qué pensar, ésta os va a encantar.